«Soñando América»: la familia viajera que atravesó el continente entero en cuatro ruedas
Son cuatro, dos adultos y dos chicos. Se autodefinen como "nómades" y editaron un libro del viaje que empezó en Argentina y llegó hasta Estados Unidos. Este enero, conocieron las maravillas de la Patagonia. ¿Cómo lograron su sueño?
A donde vayan, los Fontana – Montero no pasan desapercibidos. Lentes de sol, charla, mates y risas, a veces solo contemplación. Viven a bordo de una Toyota Coaster modelo 1995, ploteada y llena de banderas que son como trofeos. Esas insignias cuentan historias, están cargadas de experiencias de miles y miles de kilómetros recorridos en un minibus, que es el hogar de una familia.
Fabricio tiene 48 años y es comerciante; Mariana Montero, es docente y tiene 44 años recién cumplidos. Los hijos de la pareja son Fausto y Valentino quienes ahora tienen tienen 14 y 12 años, ambos estudiantes. Inseparables, los cuatro recorrieron las rutas de once países de América durante tres años en su casa con ruedas. Partieron desde Paraná, Entre Ríos y lograron llegar hasta Estados Unidos. No sin antes vivir la desgracia de afrontar la pandemia de coronavirus en el extranjero, que los sorprendió en México.
Los integrantes de esta familia tenían un sueño y lo cumplieron: conocer América. Sobre la base de esos conceptos, “sueño” y “América” es que le pusieron nombre a su emprendimiento. La Toyota tiene nombre, se llama “Coco” y está completamente equipada. Es parte fundamental y fundacional de esta familia viajera y de este anhelo.
“Coco” fue adquirida en Buenos Aires y la pareja trabajó dos años para armarla completa, sin prever que iba a ser la que los lleve a un viaje tan largo. “Coco ya es parte de nuestra familia, la verdad es que se portó muy bien. Ya es una persona más para nosotros”, contó Fabricio y agregó: “por su tamaño, su fuerza y por su valentía”.
“Somos una familia curiosa. El viaje surgió por el hecho de querer conocer qué hay más allá de nuestras fronteras, conocer un poco las idiosincrasias y las formas de vida de cada país, a las personas, los lugares, los no turísticos… Encontrar la libertad que tanto nos gusta”, contó Fabricio a Diario RIO NEGRO.
Cruzar el continente todavía es un pendiente. “Económicamente no se pudo en su momento”, admitió el padre de familia. La idea inicial de recorrer América se logró en buena parte y van por más. Visitaron un tercio de los países en solo tres años.
“Nuestra vida como nómades era una sorpresa tras otra todos los días. Eso de descubrir lugares increíbles y tener la libertad de poder quedarse y disfrutarlo. Más disfrutarlo con tu familia, tus hijos”, comentó el hombre.
Hicieron amigos, estudiaron, trabajaron, pasearon y sobre todo descubrieron su vida desde otro ángulo. Tuvieron obstáculos y también experiencias maravillosas. Para ellos vivir viajando es como una “superaventura” que nunca termina.
Este enero visitaron el sur. Fueron a Puerto Madryn a conocer las ballenas. La próxima meta es la inmensidad de la Patagonia. “Vimos su mística, nos encantó, nos dejó atrapados para volver y seguir conociéndola”, dijo Fabricio, ya de regreso en el litoral donde pasarán un tiempo a retomar las rutinas.
Una aventura ¿A qué costo?
¿Cómo financiar este sueño?, ¿Cómo se hace con la escolaridad de los chicos? ¿Y los trabajos de los adultos? Son algunas de las preguntas que muchos se hacen sobre este estilo de vida, para el que es poco habitual ver a una familia con chicos pequeños. Para todo esto Fabricio tuvo una respuesta.
En primer lugar, los Fontana Montero alquilaron su casa en Entre Ríos. El negocio de sonido e iluminación en eventos que tenía Fabricio, se lo dejó encargado a otro de sus hijos mayor de edad. Con esta base de ingresos fijos pudieron arrancar.
En México tuvieron un emprendimiento de venta de empanadas y hasta llegaron a tener a cargo un restaurante que iba a cerrar sus puertas, pero que les prestaron, hicieron comidas típicas argentinas.
En la pandemia se puso difícil y tuvieron que vender sus propias bicicletas, invirtieron ese dinero y compraron otras usadas, las repararon y las volvían a vender. “Con eso nos sustentamos como tres meses recorriendo el hermoso Caribe mexicano”, contó Fabricio.
Sobre la escolaridad de los chicos, ellos estudiaron en el SEAD, un sistema de educación a distancia argentino. Además, durante unos meses asistieron a una escuela en México. “Fue una experiencia muy linda para ellos, para compartir con chicos de otro país”, contó su padre.
Bitácora de viaje: todo en un libro
En 2021 escribieron un libro en México que lleva su nombre “Soñando América” y que luego editaron en Argentina. Lo ofrecieron a la venta en toda la región en forma digital y fue adquirido en todos los países donde estuvieron, así financiaron parte del viaje.
“Lo hemos vendido en varias partes del mundo en formato digital”, contó y luego tuvo su edición impresa en Paraná. Está basado en todas las bitácoras de viaje que Marina fue reporteando en el transcurso de estos de estos años. “Es muy divertido y muy alentador para que la gente también conozca otro tipo de vida y que se pueden cumplir los sueños”,
En la bitácora guardan todo tipo de anécdotas. Una muy especial fue con un mexicano, Fernando, quien les abrió las puertas de su casa y de su vida con inmensa generosidad cuando más lo necesitaban.
“Difícil fue una vez que nos quedamos sin freno en Ambato, una ciudad ecuatoriana muy montañosa y en una bajada. En ese momento yo me quise volver”, contó, pero encontrarse con otros argentinos ese día les levantó el ánimo para seguir viaje.
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