Un centro integral que es mucho más que un merendero
La transmisión de valores se brinda a la par del almuerzo en la “Casita del Camino Sur” de Zapala. Niños y adolescentes aprenden sobre el respeto y comparten.
Tender la mano solidaria y amiga a los que menos tienen. El Centro Educativo Integral “Casita del Camino Sur” da contención a niños de la ciudad y muestra que con dedicación y esfuerzo todo es posible. Los días sábado, antes del mediodía, el lugar abre sus puertas para que los niños y niñas asistan.
Las actividades comienzan con una charla, juegos previos al almuerzo, donde antes de compartir los alimentos dialogan sobre los valores, la responsabilidad, el respeto y los cuidados y prevenciones. Luego completan la jornada con actividades manuales y artísticas. También hay clases de inglés, matemáticas, castellano, geografía, apoyo escolar. Y el último sábado de cada mes festejan los cumpleaños. Fortalecer a las personas y darles herramientas para su valoración personal, quererse y amarse a sí mismos, la importancia del perdón, de eso se trata la Casita.
A veces con la pancita llena no alcanza, por eso esta asociación no es sólo un comedor o un merendero, es mucho más que eso.
El proyecto
Horacio Lucesoli, 38 años casado con Natalia y padres de tres hijos, es geólogo de profesión y uno de los creadores de este proyecto. Cuenta que es parte de un grupo llamado “Piedra y Camino”, que fundaron en esta ciudad, con bases filosóficas, científicas y que en su base religiosa tiene que ver con las máximas de Jesús y sus enseñanzas morales, junto a nueve colaboradores lo llevan adelante. Siete años tardaron en terminar de construir el salón donde hoy funciona la Casita, esfuerzo de mucha gente, ferias de canelones una vez al mes y con rifas para comprar ladrillos.
Con el paso de los años y mientras la obra avanzaba el grupo realizaba tareas en los barrios cercanos y entrega de ropa. “La idea siempre fue resolver necesidades, y si bien siempre se apunta a las necesidades primarias, además nos interesa hablar de la familia, de los valores, de la importancia y la responsabilidad de cada uno en la sociedad, concientizándonos que somos artífices de nuestra propia vida y de nuestro destino”, relata Horacio.
Además los niños pueden acceder a charlas informativas brindadas por profesionales, tal el caso de Norma Gómez, una “payamedica” del Hospital Zapala que dicta clases salud bucal y que visita la Casita permanentemente con diferentes actividades. “Somos un núcleo de personas, como una familia, con los chicos, con las madres que también participan, con los hermanos mayores. Y los chicos saben que estamos incondicionalmente para lo que necesiten y resolver lo que podamos”. “Invitamos a todos a que vengan y vean lo que hacemos”.
Invitados
“Vemos que los chicos que pasan por aquí no se van, algunos vuelven con otra funciones como es la de ayudar a los más pequeños”.
sostuvo Horacio Lucesoli, uno de los creadores del proyecto.
Datos
- 30
- asisten cada sábado. Tienen entre 8 meses y 17 años. Hay inscriptos más de 80 que han asistido al lugar alguna vez.
- “Vemos que los chicos que pasan por aquí no se van, algunos vuelven con otra funciones como es la de ayudar a los más pequeños”.
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