Una tarde desde el cielo del Alto Valle en un vuelo de bautismo

Los vuelos de bautismo permiten disfrutar de la región con una mirada diferente en el Aeroclub de Allen. El próximo 23 y 24 de abril se llevará a cabo el tradicional Festival aéreo.

Sin lugar a dudas el Alto Valle de Río Negro ofrece en cada tarde imágenes increíbles y hermosas tanto para quienes viven día a día o para aquellas personas que están de paso. Los colores de las chacras, que con cada cambio de estación ofrecen vistas espectaculares, junto con el río Negro, que da vida a sus costados, ofrecen un paisaje único que encanta a propios y extraños, incluso desde el llano.

Esos paisajes encantadores, que en otoño ofrecen una paleta de colores que va desde el verde de las chacras al amarillo de las hojas secas de los álamos hasta fundirse en el marrón de las bardas, se amplía cuando alguien tiene la oportunidad de verlo con los ojos de un pájaro.

Los vuelos de bautismo que se pueden realizar en el Aeroclub de Allen son una gran oportunidad para disfrutar a pleno de las vistas que entrega el Alto Valle cada tarde. Allí, en las afueras de la ciudad de la pera, un grupo de entusiastas pilotos y fanáticos del aire esperan por los curiosos que se animan a dar el paso de subirse a una avioneta en un vuelo de bautismo.

La institución, que se fundó en 1958 y que desde su creación paso de tener un solo avión y apenas 20 socios a contar con una flota de 6 aeroplanos y más de 200 colaboradores al día de la fecha, se enorgullece en ser la encargada de darle la oportunidad a muchas personas de ver al Alto Valle desde el cielo por primera vez.

Como si eso fuera poco, el Aeroclub de Allen se convirtió en una de las escuelas de pilotos privados más importantes de la región y que cada día recibe a alumnos de diferentes puntos de la provincia que suman horas de vuelo junto a los instructores para obtener su certificado.

«Desde 25 de Mayo hasta Choele Choel e incluso gente de Bariloche vienen a aprender acá. Todos arrancan en este aeroclub. Es el lugar donde nos animamos a dar el primer paso sobre el aire y a bordo de una avión», comenta Ismael Russo, uno de los intructores de vuelo que recibe a los visitantes en el tradicional quincho del club. Junto a él trabaja Santiago Zingoni, allense de pura cepa, que obtuvo su carnet de piloto gracias a las clases en lo que hoy denomina como el patio de su casa.

Vivir un vuelo de bautismo es casi una experiencia religiosa. Antes de levantar vuelo, el piloto debe completar un ritual obligatorio como es el de revisar todos y cada uno de los componentes de la avioneta, verificar que todo este en condiciones para luego girar una serie de perillas y botones que permiten tener un vuelo seguro, que permita gozar del paisajes donde hasta los edificios más gigantes se convierten en miniaturas y los caminos se asemejan al recorrido de un grupo de hormigas en busca de su hogar.

El Alto Valle, atravesado por el río Negro, desde el cielo ofrece imágenes imponentes. (Fotos: Juan Thomes)

Pilotear un avión, ya sea de vuelos privados o comerciales, es una experiencia única de la que pocas personas se animan a realizar en su vida pero que sin dudas genera una adrenalina tan única como la de subirse por primera vez a una avioneta para disfrutar al Valle con la mirada de un pájaro.

«En el Aeroclub ofrecemos un curso para Licencia de Piloto Privado de Avión. Son 40 horas de instrucción, y el único requisito es la edad mínima, que es de 16 años y 9 meses. Se pide un certificado médico, que hace un doctor en Cipolletti; y si tiene 16 años se pide la autorización de los padres», explica Russo, antes de agregar que aquellas personas interesadas tendrán la oportunidad de visitarlos y dar una vuelta para tener la experiencia completa antes de tomar la decisión.

En cuanto al curso del instructorado, Russo comentó que hay una parte teórica que es muy importante. «Al ir avanzando, la parte teórica se estudia con un poco más de profundidad. Después desde lo técnico, no hay demasiadas diferencias, solo en el tamaño del avión», agregó.

Primero la teoría y luego la práctica. Todo se lleva a cabo en el Aeroclub allense. (Fotos: Juan Thomes)

Con respecto a las clases prácticas que se brindan en el aeroclub comentó: «Nosotros hacemos bloques de una hora y media, de lo que se pasan entre 40 y 50 minutos en el aire. Si nos pasamos de ese tiempo es demasiada información para el alumno».

El Aeroclub de Allen ofrece a aquellos interesados la oportunidad de acercarse a disfrutar de una tarde entre mates y un vuelo de bautismo para ver al Alto Valle desde otra perspectiva. Además, se encuentran realizando los últimos preparativos de cara al tradicional festival aéreo que se llevará a cabo el fin de semana del 23 y 24 de abril.


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