Verónica, la mecánica de autos y fotógrafa de rally regional que arma y desarma motores en Roca
Cuando era una nena, su padre le transmitió la pasión. De grande, se enamoró de un navegante que le enseñó el oficio en el taller. Ahora es una de las pocas mujeres que sabe preparar autos para competir.
Verónica Troncoso era pequeña cuando empezó a ir a las carreras de rally. Su mente es un mar de recuerdos: caminos agrestes y rugido de motores que aún se escuchan como ecos. Su vida fue preparar provisiones y salir de casa, en Villa Regina, a coleccionar los mejores “prime” en primera persona.
Desde que tiene uso de razón, su papá la lleva a las competencias regionales. “Lo que era la vuelta de la manzana, todo lo que era el rally regional, era nuestra unión familiar”, cuenta. Así nació una pasión de familia que ahora en su adultez, encontró nuevas formas de florecer.
Primero como espectadora, luego como fotógrafa, ahora con la mecánica, de la mano de su pareja y socio, el navegante Fabián Torres quien fue y es su gran maestro fierrero.

A los 41 años, Verónica salió del público para estar dentro de la cocina del rally: en menos de dos años aprendió a preparar autos de competición para brillar en el podio. “Soy mecánica automotriz. Hacemos desde autos particulares hasta la preparación de autos de rally tanto del neuquino como regional”, contó a Diario RÍO NEGRO.
Roquense por adopción, llegó a Roca hace 20 años a estudiar Comunicación Social en la Universidad Nacional del Comahue y aún continúa luchando por terminar la carrera, mientras trabaja con la fotografía deportiva en las competencias y el taller mecánico. Trabajó en radio y en los medios de comunicación.
Desde el barrio Universitario de Roca, donde se encuentra el taller mecánico que su pareja heredó de su padre, la mujer cuenta todo lo que aprendió en estos años, mientras prepara un auto que correrá este fin de semana en Los Menucos.

“Un día empecé a estar con él, vine a tomar mate y empecé a ayudarlo. Así arranqué. Todo lo que sé de mecánica me lo ha enseñado él”, reconoció. Arrancó con los conocimientos básicos en herramientas: sabía qué era un destornillador y una llave. Con el tiempo, aprendió a desarmar un motor.
“Es un trabajo bastante cansador y arduo, pero satisfactorio. Al final, cuando ves que un auto llega, que hace podio, eso es lo que a nosotros nos gratifica”, asegura Verónica.
“Yo siempre digo que lo que a uno le gusta, lo aprende rápido”, dijo entre risas. “Una tiene que aprender de todo. A mí mi familia me enseñó a ser muy independiente”, aclaró. También sabe hacer tareas de chacra ya que su mamá fue embaladora de galpón de empaque y su padre, chacarero toda la vida.
El saber, aprender y la curiosidad son parte de su esencia. Para Verónica no hay un no como opción a la hora de reparar un auto. “La mecánica me relaja”, cuenta. “En el taller arrancamos a las 10, pero no sabemos a qué hora cerramos. Se trabaja muchas, muchas horas. Hemos llegado a trabajar hasta las 3 de la madrugada”, dijo.

Aprendió fotografía en un Taller Municipal del Instituto Municipal de Bellas Artes (IMBA). “La fotografía realmente fue algo muy importante en todo esto, porque cuando arranqué a hacer fotografía fue como una salvación”, aseguró.
Después de la pandemia de coronavirus, Verónica empezó a sufrir ataques de pánico, no podía estar en espacios con muchas personas. “Cuando empecé a hacer fotografía, fue algo que me volvió a insertar y descubrí otra parte de mí que me gustaba”, admitió y así fue como volvió poder estar en sociedad.
Otra de sus facetas es la reflexología, hace terapias alternativas. “Ayudo a la gente a poder salir de sus problemas emocionales o físicos”, dice.

“Todo se puede. Mientras te guste y creas que puedas llegar, es importante apostar. No es invencible un motor para nadie. Es disciplina, es constancia”.
Verónica Troncoso, mecánica y fotógrafa deportiva.
Entre sus proyectos a futuro está pilotear un auto de rally, faceta que aún no concretó pero que es parte de sus objetivos.
Mujer mécanica: derribando estereotipos de género
“En el ámbito del rally se ve cada vez más lo que es la navegante mujer y eso está bueno”, dice Verónica sobre el proceso de los últimos años, aunque reconoce que el machismo persiste.

“No es un ámbito fácil, porque es de hombres. Al hombre le cuesta reconocer que la mujer pueda, realmente, ocuparse de lo que es hacer un motor, o ser partícipe de todo eso. Todavía es un tema la aceptación”, reflexiona.
En la fotografía deportiva, sucede algo similar ya que son solo dos mujeres fijas cubriendo el rally. “Hay muchos más hombres que mujeres. Es un camino largo”, dice.
“Nunca me hubiera imaginado llegar a esto. No me imaginé poder llegar a tener la capacidad que tengo ahora de estar con él armando un motor”, cerró.
Verónica Troncoso era pequeña cuando empezó a ir a las carreras de rally. Su mente es un mar de recuerdos: caminos agrestes y rugido de motores que aún se escuchan como ecos. Su vida fue preparar provisiones y salir de casa, en Villa Regina, a coleccionar los mejores “prime” en primera persona.
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