«Soy un suertudo con suerte»

Es el hombre que conmocionó a la región con sus inversiones y su postura conservacionista. De pie, en el espectacular parque de lago Escondido y rodeado de animales, el magnate anglo-bahameño Joe Lewis mantuvo un inusual ida y vuelta con «Río Negro».

-¿Qué significa para usted lago Escondido?

-Es un proyecto de vida para siempre.

-¿Y la Patagonia?

-La Patagonia es uno los pocos paraísos naturales que quedan.

-Barato, por cierto…

-No es un paraíso barato. ¿Usted puede ver algo barato aquí?

-Debe ser más económico que Nueva York o el Caribe…

-Hemos empleado hasta 350 personas, eso no es barato.

-¿Cómo es ser uno de los hombres más ricos del mundo?

-No creo serlo. Tampoco me siento poderoso. Sólo soy un suertudo con suerte. ¡¡¡Mucha suerte!!!

-¿Cuál ha sido su relación con la naturaleza en el transcurso de su vida?

-Esto es lo que traté siempre de conseguir, que los animales estén sueltos, libres y que convivan los autóctonos con otros que podemos traer.

-Los caballos, otra de sus pasiones…

-Aprendí a cabalgar aquí, pero sí me apasionan.

-¿Qué le dice la frase: cambio de deuda por naturaleza?

-Si la tierra es protegida y hay un buen plan de manejo, pasa a segundo plano si está en manos de privados o estatales.

-¿Qué opinión tiene de la política argentina en general?

-No conozco nada ni tengo opinión formada.

-¿Realizará otras inversiones en el país?

-Invierto constantemente aquí. Esta sí que es una inversión constante. ¡Hay que ver cuánto sale mantenerlo todo el año!

-¿Que pasó con el hospital?

-La construcción está totalmente descartada, aunque sigo ayudando constantemente a esa institución.

-¿Qué cosas lo conmueven?

-(No responde: sonríe, acariciando largamente una llama que se mantiene a su lado comiendo de la mano). Silvana, su colaboradora, agrega como si hiciera falta: «Ese gesto responde la pregunta».

Un trabajo de tiempo completo

La empresa «Hidden Lake» tiene 64 empleados contratados. Todos ellos conviven en el complejo en cómodas viviendas con televisión satelital y se reúnen diariamente en el comedor comunitario. Las comidas son controladas por una nutricionista que confecciona el menú semanal.

Los habitantes de lago Escondido tienen una extensa jornada laboral que comienza a las 7 de la mañana y concluye a las 19. El staff esta integrado por un veterinario, un encargado de comunicaciones, personal de mantenimiento, jardineros, mecánicos, cocineras y empleadas de servicio, todos ellos controlados por el encargado general.

«Está prohibido fumar en las viviendas y el personal no puede consumir alcohol. Es una orden de Lewis que aquí se cumple a conciencia», explica Van Ditmar.

Equidistantes de la casa principal están las casas del encargado y la de huéspedes, que no difieren entre sí.

Los interiores tienen piedra a la vista, mucha madera y grandes ventanales desde donde se observan las cumbres vecinas y el lago.

¿Viene Madonna?

Que Nicolás Van Ditmar sepa, Sylvester Stallone no pasó por aquí. Tampoco Madonna, mucho menos Mick Jagger o cualquier otro mítico integrante de los Rolling Stone. En un primer momento se dijo que el comprador de estas 11 mil hectáreas era Stallone, teóricamente, íntimo amigo Charles Lewis, hijo de Joe. Pero «Rocky» nunca estuvo en lago Escondido.

Hace unos meses Van Ditmar se encontró con un equipo de ATC apostado en la entrada de la estancia. La imagen de los camarógrafos, técnicos y periodistas televisivos lo desubicó. «Estaban esperando a Madonna», explica Van Ditmar. La reina del pop no llegó jamás pero la gente de ATC la esperó varios días instalada en una carpa. «No pude convencerlos de que aquí nadie conoce personalmente a Madonna, así que los dejé estar», explica.

Van Ditmar niega de plano la última de las leyendas de lago Escondido: «La casa mayor no alberga originales de Picasso. Son reproducciones», explica. Estos cuadros de tamaño natural cubren una de las paredes del salón principal.


Exit mobile version