“Soy optimista sobre el futuro frutícola”

El gerente de PAI, Jorge Thefs, dijo que la actividad se va a recuperar debido a la mayor productividad por el uso de tecnología y estimó que Roca no perdió protagonismo en el sector.

Roca arrastra una tradición frutícola que durante décadas fue el motor económico de muchas generaciones de vecinos ligados directamente a la producción, o bien de quienes pudieron captar el efecto derrame de la actividad a través de lo financiero o comercial.

A nadie escapa que la actividad frutícola está bajo presión permanente y que hubo cambios sustanciales en los distintos eslabones que componen la cadena productiva local. Ahora bien, la pregunta es ¿cómo está hoy la actividad?

Jorge Thefs es uno de los referentes productivos con una larga trayectoria en la fruticultura valletana. Thefs es gerente de PAI (Productores Argentinos Integrados) y vive en carne propia el desafío de hacer rentable un negocio que en los últimos años experimenta una situación de crisis casi permanente. Nadie mejor que él, entonces, para pintar una idea del presente frutícola a nivel local y regional.

P- ¿Perdió fuerza la actividad productiva en Roca?

R- Hay galpones que cerraron, pero hay empresas del rubro que han crecido. En general las principales empresas tienen su actividad en Roca, Patagonian Fruits, PAI, lo poco que queda de Expofrut, Moño Azul (más cerca de Allen), Zetone. Hay un grupo de empresas que tienen su corazón en Roca, con lo cual me parece que la ciudad no ha perdido su protagonismo en el sector frutícola. Pero la realidad es que la crisis pegó.

P- ¿Dónde pegó más?

R- De alguna manera los que han sufrido más la crisis son las estructuras grandes. A Roca le ha pegado porque varias estructuras centrales estaban acá, como el caso de Expofrut y Zetone.

P- ¿En qué punto exacto está hoy el sector?

R- Estamos en un proceso de incorporación de tecnología en las chacras y en los empaques. Veo que se está haciendo de manera intensiva en las chacras, no así en materia de tecnología de empaque, en esta parte se está empezando a hacer. De todas maneras el cambio tecnológico no es tan significativo que nos permita bajar los costos, se hace muy lentamente en función de lo que necesitaría la actividad, vamos corriendo de atrás.

P- ¿Qué tan lejos estamos de ese cambio tecnológico profundo?

R- El coeficiente ideal de renovación hoy, por el atraso tecnológico que hay, debería estar en el orden del 15% anual para decir en 6 o 7 años hago una renovación de todas las plantaciones. Lo ideal en cualquier país del mundo está entre 5 y 7% de renovación de plantaciones, completás el ciclo de renovación en 12 años y así te adecuas a la necesidad de la demanda. El proceso de renovación de variedades es un tema pendiente, pero antes hay que bajar los costos de producción y empaque.

P- ¿Hay un vuelco a otros productos?

R- Hay algo pero es muy chico, acá la cultura del productor hace muy difícil que se vaya a una estructura diversificada como tiene Chile por ejemplo. Hoy el que arranca frutales hace pasto, así obtiene fondos, mejora el suelo y espera mejores condiciones para volver a la actividad… o sigue haciendo pasto.

P- ¿Es una decisión difícil volver a producir fruta?

R- Hay que pensar bastante, pero porque sale 52.000 dólares armar una hectárea si tomás el flujo negativo hasta el tercer año con plantas preformadas, malla, fertirrigación, con 2.500 plantas por hectárea, y recién tenés resultados al cuarto año que es cuando dejás de poner plata.

P- ¿Cuándo se habla de productividad a qué se hace referencia exactamente?

R- La productividad te la da el uso del espacio aéreo. Hoy se trabaja con mayor densidad, antes se hacía con 144 plantas por hectárea y ahora hablamos de 2.500 plantas por hectárea, con plantas que el operador pueda trabajar incluso parado, con otra tecnología, se prioriza la entrada en producción rápidamente y que entre en plena producción entre el quinto y séptimo año.

P- ¿En variedades cómo estamos?

R- Nosotros tenemos una nave insignia que es la Williams, que sigue muy demandada en el mundo. Tenemos muchas dificultades con la pera Packham’s que tiene menos mercado o no tenemos la tecnología de conservación para llegar a mercados que son demandantes de esta variedad, como pueden ser Medio Oriente o Asia. En pera tenemos una estructura relativamente conservadora, con muy pocas variedades nuevas. El mayor déficit está en manzanas, hay variedades que el mercado demanda como las bicolores, agridulces por lo general, con mucha textura, jugosas, que hoy realmente no las tenemos salvo la Cripps Pink (Pink Lady) que se da muy bien en Argentina, que tiene altos niveles de productividad y que sale con un color y una textura interesante. Además tenemos una ventaja con respecto a nuestros competidores, como Chile y Nueva Zelanda, y es que salimos al mercado diez días antes.

P- ¿Cuál es su expectativa para el futuro de la actividad?

R- Soy muy optimista sobre cuál va a ser el futuro de la actividad en los próximos años, a pesar que la cantidad de hectáreas se redujo drásticamente, la próxima década va a implicar para la fruticultura una recuperación significativa, quizás no en plantar lo que se arrancó, pero sí que lo que siguió en producción va a generar incluso los mismos niveles de producción que hace 7 u 8 años atrás.

JORGE THEFS


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