Invap avanza en el Centro Argentino de Protonterapia

La obra se lleva a cabo en Buenos Aires y permitirá disponer de la técnica más avanzada de radioterapia contra el cáncer. Este tratamiento tiene menos toxicidad y efectos adversos, y permite mejorar la calidad de vida del paciente.

La Comisión Nacional de Energía Atómica (Cnea), la Universidad de Buenos Aires (UBA) y la empresa estatal INVAP avanzan en la obra del primer Centro Argentino de Protonterapia de América Latina. De este modo, Argentina contará con la técnica más avanzada de radioterapia contra el cáncer.

En julio comienza la instalación de este equipo que generará los haces de protones para el tratamiento que está indicado para tumores de difícil acceso y pacientes pediátricos.

La radioterapia, uno de los tratamientos del cáncer, usa altas dosis de radiación para destruir células cancerosas y reducir tumores. Desde la Cnea indicaron que “destruye células malignas, aunque a su paso, la energía de la radiación ionizante también afecta a las células sanas”.

Sin embargo, existe una forma más avanzada de radioterapia que minimiza el daño. A través de la protonterapia, los haces de protones pueden dirigirse con una precisión milimétrica y liberan su energía máxima en el tumor. “Los efectos secundarios sobre los tejidos sanos se reducen y por eso, esta técnica está indicada para tratar tumores sólidos de difícil acceso o cáncer pediátrico”, explicaron.

El Centro Argentino de Protonterapia, el primero al sur de los Estados Unidos, está siendo construido en avenida Nazca y San Martín, frente al Instituto de Oncología Ángel Roffo, en la ciudad de Buenos Aires.

Juan Carlos Rodríguez, gerente de Servicio de Integración Tecnológica de Invap, contó que allá por 2015, desde la Red de Centros de Medicina Nuclear y Radioterapia se decidió incorporar estos centros de protonterapia, “con una tecnología que no existe en el hemisferio sur”.

En la actualidad, algunos proyectos están empezando a ser considerados en Australia y en países de Latinoamerica. “En el contexto actual, la misión de Invap fue colaborar con la Cnea en la selección de la tecnología más adecuada disponible”, indicó.

La obra del centro no puede ser llevaba a cabo por ninguna “empresa constructora convencional”. Foto: gentileza

Los equipos fueron adquiridos a la empresa belga IBA (Ion Beam Applications) y serán instalados en julio aunque la tarea requerirá alrededor de 22 meses hasta poner en marcha la última sala. Los bunker (dos salas de tratamiento y una de desarrollo) ya fueron construidos con paredes de hormigón de hasta 4,5 metros de ancho. El avance de obra de esta parte del edificio es del 77%.

Tres etapas de trabajo

En este ambicioso proyecto, la empresa rionegrina interviene en tres etapas. Por un lado, los expertos se abocaron al complejo diseño del edificio y los servicios. Esto, aclaró Rodríguez, no podría ser desarrollado por ninguna empresa constructora convencional “por la complejidad de los servicios asociados para la correcta operación y seguridad del sistema”.

“Hay cierta similitud a la construcción de la obra civil de un reactor de desarrollo -aclaró-. En un reactor, hay muchas canalizaciones a través de muros de protección radiológica para el paso de los sistemas eléctricos y todos los servicios asociados”. Dijo que el equipo de Protonterapia (Proteus) requiere de muchos conductos que van por dentro de las paredes.

“Esto conlleva muchas horas de ingeniería con tecnología BIM (una manera de integrar con una herramienta de diseño todos los servicios con la parte arquitectónica y poder visualizar sus interferencias para evitar inconvenientes al momento de la ejecución del trabajo)”, agregó.

La tecnología BIM es un sistema de gestión de las obras de construcción basado en el uso de un modelo tridimensional virtual relacionado con bases de datos. “De esta forma, es posible ver por dónde van a pasar los conductos eléctricos, de gases, parte de ventilación”, detalló.

Cualquier centro de radioterapia convencional con aceleradores lineales de tratamientos es clasificado como “clase dos” por la autoridad regulatoria nuclear.

“Este, en cambio, es clase uno por las energías (230 Mv) con las cuales se trabaja. Varía la protección radiológica como así también cuidados y consideraciones en los sistemas de ventilación. Técnicas que se aplican mucho al diseño nuclear desarrollado en plantas para la actividad de radiofarmacia”, especificó.

Intervenciones

Más allá del diseño de la obra, un equipo de 12 ingenieros del Invap trabaja en forma permanente a medida que se construye el centro para acompañar, corregir y solucionar interfases.

“Además de la parte constructiva, nos hacemos cargo de los servicios de ventilación eléctricos: los sistemas eléctricos de alta y baja tensión, el Sistema BMS que permite controlar todo el edificio, desde la seguridad física, controles de acceso, protección radiológica, CCTV, etcétera”, manifestó.

Hoy los especialistas se encuentran en la etapa final de instalación de los servicios y su puesta en marcha, previa al ingreso del equipamiento.

Rodríguez explicó que la instalación de un acelerador lineal convencional de tratamiento -como los instalados en Intecnus al oeste de Bariloche-, puede llevar entre 45 y 60 días.

En el caso del Centro de Protonterapia, la primera sala de tratamiento estará a los 12 meses y, recién a los 18 meses, la segunda sala. Se estiman unos tres meses para los ajustes finales. En total, serán unos 22 meses.

La tercera etapa de trabajo de Invap consistirá en preparar un equipo técnico para la operación del sistema Proteus. Este equipo complejo requiere de 11 personas (ingenieros eléctricos, mecánicos, electrónicos, informáticos) para la operación, mantenimiento y protección radiológica, sumándose de este modo al equipo de los médicos, físicos y técnicos de radioterapia.

“En una sala de tratamiento convencional con acelerador lineal hay un médico radioterapeuta, un físico y técnicos operadores del equipo, en constante intervención. En este caso, INVAP da el soporte de servicio técnico con una periodicidad entre 1 a 3 meses”, señaló.

La trayectoria de Invap en trabajos similares arrancó en los 90 en el Policlínico de San Luis. Más tarde llegaron los centros en Venezuela y Bolivia, Intecnus, Río Gallegos, Comodoro Rivadavia, Pergamino, Formosa y La Pampa, entre otros.

Rodríguez reconoció que el objetivo es “incorporar mayor conocimiento en este tipo de instalaciones y si es posible, tal como se dio con otras tecnologías, poder exportar este conocimiento a terceros países».

Cuál es la empresa belga que provee el equipo

Rodríguez comentó que la empresa belga IBA inició sus actividades en la misma época en que se fundó Invap y realizan, en forma conjunta, trabajos en colaboración.

“Siempre hacemos un paralelismo con ellos porque su vida es, de algún modo, parecida a la nuestra. Nosotros nacimos en el Instituto Balseiro y ellos en una universidad”, comentó.

En IBA desarrollaron ciclotrones (un acelerador de partículas de tipo circular que se usa para la producción de elementos radioactivos) y lo llevaron a la industria. Hoy, esa tecnología se aplica para diferentes propósitos: protonterapia, radiofarmacia, scanner de Rayos X para aduanas y también para los irradiadores para alimentos.

“Son especialistas a nivel mundial y hoy deben tener aproximadamente el 70% de los centros instalados”, expresó.


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