Trabajar en casa, pero desde cualquier parte del mundo

Patagonian es una empresa que surgió en el Alto Valle, pero que hoy se expande en todo el plantea. Su filosofía de centrarse en la calidad de vida, uno de sus atractivos.

Patagonian es, sin duda alguna, una de las grandes referencias de las compañías tecnológicas nacionales. Con la misión de desarrollar software y acercar soluciones a diversas empresas, se fueron estableciendo como una de las empresas líder para el territorio argentino pero también para el exterior. Y a todo este mérito hay que sumarle un aspecto clave: son nacidos y criados aquí, en la región.


Patagonian surgió en Roca, y comenzó a establecerse en el Alto Valle antes de pegar el salto y conquistar todo el país, Colombia y hasta Estados Unidos. Y para entender cómo lograron esta expansión, nada mejor que recurrir a Eugenio Díaz Lis, uno de los cuatro fundadores junto a Federico Hardziej, Rodrigo Falcó y Pedro Mones.

P – ¿Cómo surge la idea de crear Patagonian?
R –
Hace unos 10 años, en 2013, yo había salido de otros emprendimientos personales y me junté con Rodri y Fede, que son dos roquenses que ya estaban trabajando en un formato similar a Patagonian. En ese momento surgió una idea que hoy está de moda, pero en aquel momento fue innovadora. Nosotros planteamos que el talento está en todos lados. Coco, Rodri y Fede son tipos amantes de Roca, del Alto Valle, y decían “yo no me quiero ir de acá, ¿por qué tenemos que ir a trabajar a Buenos Aires, La Plata, Córdoba o Estados Unidos?”. Y yo dije me parece perfecto, es una gran idea. Yo hago la gestión comercial desde Buenos Aires, y pongamos el centro de producción en Roca. Después empezó una historia de derramamiento a otros lugares: Cipolletti, por ejemplo, para abarcar también a Neuquén; Mendoza, Colombia, demás. Pero nuestro primer golpe, casi una cuestión cultural, fue decir que no hay que moverse de donde estás para laburar. Que el laburo venga a uno, más en nuestro mundo. Teníamos una industria que permitía un laburo remoto. Y te cuento algo divertido. Yo no podía vender esta idea acá. La podíamos vender en Estados Unidos, que para ellos era lo mismo si estabas en Roca o Buenos Aires; pero no podía hacer eso en Buenos Aires. Iba a un banco privado o una empresa grande y les explicaba que éramos una empresa patagónica y a los minutos nos decían “no no, yo necesito a la gente sentada acá en la oficina”. Y mirá vos como cambió el mundo en poco tiempo. Pero bueno, siento que fuimos innovadores en ese aspecto: lo que hoy todo el mundo hace, nosotros lo hacíamos en 10 años.

P – ¿Cómo se fue transitando el crecimiento, la expansión a otros puntos y el proceso?
R –
A nivel gestión, cada vez con un poquito más de complejidad. Y lo vas aprendiendo a los tortazos si querés. Vas entendiendo que tenés que tener un referente en las oficinas, que la presencia sigue siendo algo importante, porque donde tengas aglomeración de gente necesitás orden. Nosotros empezamos con una oficina en Roca y una en Cipolletti. Después, en el proceso de expansión, cada decisión estuvo bien pensada. Cipolletti nos permitía estar más cerca de Neuquén, que era el polo más grande del Alto Valle, y ese trayecto de 40 kilómetros se hace largo. Después hubo movimientos que respondieron a la casualidad también, pero siempre pensados. Mendoza es una oficina espectacular, porque justo se dio que habíamos contratado mucha gente allá, y sigue teniendo estas cosas que buscamos, el tema del balance entre la calidad de vida y el trabajo: Mendoza es espectacular para vivir. Y así se fue armando orgánicamente, pero vos también pensás después si cada lugar tiene las condiciones necesarias. Colombia si fue más estratégico, porque pensamos que necesitábamos tener presencia en otro país. Y elegimos un lugar que se ajuste a esto, no fuimos a Bogotá ni a Medellín, pero tampoco nos fuimos a una ciudad pequeña. Cali es una ciudad grande, pero que respeta los cánones de calidad de vida. También parte de una investigación del mercado y sus necesidades, Cali lo necesitaba y la gente colombiana es espectacular, así que un poco se eligió solo.

Aún con el home office, encuentran un espacio atractivo en la oficina, más descontracturado y en una linda ubicación.


P – Presentarse como una empresa que opera desde General Roca, ¿les trajo algún tipo de complicación a la hora de ofrecer los servicios o plantarse ante otros referentes?
R –
No, salvo con los incrédulos a quienes les faltaba el golpe de pandemia para entender la realidad, pero era gente muy radical de su postura en cualquier contexto. Nos iba a costar convencerlos estén donde estén. Capaz que esa fue la única dificultad, pero que no tiene que ver con ser de Roca, sino con que la gente no estaba evangelizada con el trabajo desde casa. Era falta de visión. Pero ojo, vale la aclaración:a nosotros nos gusta que la gente se junte. Creemos en la oficina, con toda la flexibilidad del mundo y vení cuando quieras, pero en mi ámbito ideal de laburo yo necesito ver caras. Sí me pasa que no creo que la oficina tenga que estar en el centro si o si, puede ser lo que vos quieras. Fijate que el esfuerzo más grande que hizo la gente en la pandemia fue seguir conectada, verse las caras. Está bueno conectarse y verse, pero que no necesariamente tengamos que estar en Buenos Aires. Y es más, hay una ventaja en el nombre “Patagonia”, porque cuando lo nombrás afuera el tipo la conoce, no sé si no es mejor que decir Buenos Aires.

P – Recuerdo hablar con gente que se había sumado al equipo de Patagonian, y siempre destacaban las condiciones y el ámbito laboral por sobre otras cosas. Para alguien que no está muy al tanto o no los conoce, ¿cómo es trabajar con ustedes?
R –
Por un lado, tenés que pararte en la base del trabajo en tecnología: tiene muchos perks, que son estos “caprichitos” que le das a los chicos. Y eso es porque tenés una pelea para que los talentos que vos tenés se sientan más cómodos con vos que con otros, porque la tecnología es un mercado sobredemadado. Entonces vos ya tenés una base de altísimo comfort para todos, sea la empresa que sea. Pero nosotros en Patagonian, naturalmente, empezamos diciendo “yo no quiero vivir en la ciudad grande, a mí me importa mucho la calidad de vida”. Y en nuestro ADN está eso. Todos nuestros programas, en un contexto de una industria que tiene muchos perks, están pensados con la premisa de que la calidad de vida no se negocia. Y eso no lo compramos en un librito de marketing, lo decidimos los dueños. El irse a las 3 de la tarde, por ejemplo. Yo en tecnología laburaba fin de semana de por medio en varios lugares, he estado trabajando un domingo a las 4 de la mañana. Y uno cuando tiene la oportunidad intenta cambiar eso. Nosotros ponemos la energía en el cuidado de la gente, desde el propio deseo nuestro de ser felices laburando. Mirá, cuando alguien entra, lo primero que hace es hablar conmigo. Hoy somos cerca de 200, y hubo mucho recambio, así que hablé con mucha gente en sus primeros días. Y lo que me recalcan mucho es el hecho de que les prometimos determinadas comodidades que después están. Nuestros programas tienen que ver con fomentar la cultura, que es lo que al final del día te va a volver una empresa cohesiva. Para mí los pibes se quedan por eso. Tenemos programas de relocación a distintos lugares, workation con equipos que trabajan una semana en distintos puntos del país, conferencias, charlas, mucha prolijidad… Todos los días tenemos entre nuestras prioridades revisar si la gente está contenta. Y no es solo por la retención: es hasta un poquito de malcrianza natural.


P – Respecto a la región, ¿qué otras ventajas tiene el trabajo con una base en el Alto Valle?
R –
Ahora estamos apuntando también a las industrias de alto impacto y de gran desarrollo. Una ventaja es estar cerca de Vaca Muerta y de toda la cuestión energética. Tenemos varios clientes, hay empresas grandes que trabajan con nosotros, y seguimos buscando esa expansión. Todos los que nos contrataron nos han dicho que está bueno el hecho de estar cerca, y no tener que buscar gente de Buenos Aires constantemente para una charla por ejemplo. Le estamos dando mucho impulso a esto.


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