«Típico de machirulo»: la interna judicial detrás del mensaje oculto en el fallo

La sentencia estaba publicada en una página oficial de la justicia y nadie le prestó atención. El acróstico de la polémica sólo se lee en la versión original. Cómo reaccionó el destinatario, y las reinterpretaciones que se hicieron. Antiguas y nuevas peleas en la justicia neuquina.

“Típico de machirulo”. El acróstico incluido en una sentencia que ya trascendió los muros del Poder Judicial y se comenta en buena parte del país viene precedido de una larga historia de roces entre defensores, fiscales, jueces del Colegio y del Tribunal de Impugnación de Neuquén.

Ayer motivó la reacción de buena parte de los defensores penales de toda la provincia, que lo calificaron de “falta de respeto”, “burla” e “insulto”.

Lo hicieron mediante un comunicado dirigido a los Colegios de Jueces de la capital y del interior, que no contiene ninguna autocrítica hacia el desempeño del defensor destinatario del mensaje encriptado, Pablo Méndez, que es además uno de los firmantes. Lo llaman «nuestro dignísimo compañero de trabajo».

Segunda queja

Es la segunda queja en 40 días que los defensores oficiales presentan contra los jueces. El 20 de setiembre pasado, en una conferencia de prensa, habían denunciado intentos de “disciplinar” a la defensa pública por parte de los magistrados.

A esta altura, el acróstico de la jueza Leticia Lorenzo es y no es una anécdota para hablar de otros problemas graves que ocurren dentro del Poder Judicial neuquino.

Por ejemplo, de la falta de herramientas (talleres, políticas, capacitaciones, instrucciones) para abordar casos con perspectiva de género.

O de las situaciones que vienen de arrastre, como la sorda puja entre fiscales y defensores por los recursos (bajo la llamada igualdad de armas) o entre fiscales y jueces por cuotas de poder, o entre jueces del Colegio y del Tribunal de Impugnación por el mismo motivo.

La sentencia

Leticia Lorenzo, la autora del fallo que contiene el acróstico «típico de machirulo» que fomentó el debate. (Gentileza)

Un poco de contexto. El 14 de agosto pasado en Zapala, un tribunal integrado por los jueces Leticia Lorenzo, Mario Tommasi y Patricia Lupica Cristo (ésta última presidenta) dictó una sentencia que declaró responsable de abuso sexual agravado a un hombre de 57 años que había violado a su sobrina de 15. El voto lo redactó Lorenzo, previa deliberación con sus colegas, que adhirieron.

Durante el juicio, el defensor oficial Pablo Méndez utilizó argumentos carentes de perspectiva de género, como por ejemplo que no había señales de que la víctima se había resistido a la agresión sexual. También pidió que el caso no se encuadre en un caso de violencia de género.

Oculto a la vista de todos

La sentencia está publicada desde hace tiempo en una web del Poder Judicial de Neuquén, pero en un formato tal que no se forma el acróstico que dio lugar a tanta polémica.

Como en un cuento de Borges, solo en una edición del fallo, la original, se forma la frase “típico de machirulo” uniendo la primera letra de cada línea de la página 41.

Por eso circuló delante de muchos ojos que no advirtieron el encriptado, más allá de que a nadie se le ocurrió buscar un mensaje oculto hasta que le avisaron que lo hiciera y le dieron las pistas necesarias. La gracia de un mensaje cifrado es que el destinatario se entere de que se lo enviaron.

Sobre aviso

A los pocos días de emitir la sentencia, Lorenzo le avisó a Méndez que había incluido el acróstico; el defensor oficial rió y lo tomó como una anécdota.

¿Fue una broma entre funcionarios de una jurisdicción remota del interior del país, destinada sólo a ser comentada en los pasillos de congresos de la judicatura?

Quizá, pero una sentencia es un acto de gobierno.

Y si bien el fallo está debidamente fundado, y el acróstico es -y no es- una anécdota, alguien creyó ver en ese juego de palabras algo grave, más grave incluso que la falta de perspectiva de género del defensor.

Entonces hizo circular el fallo con una reinterpretación. Y así están el mundo jurídico y la opinión pública debatiendo el caso desde hace hoy tres días.

Cuestión de fondo

El mar de fondo es más amplio. En marzo, el Ministerio Público Fiscal se había quejado por “injerencias indebidas de jueces y juezas en la labor de la fiscalía”.

En abril hubo una queja de la defensoría. Que se repitió, con más intensidad, en septiembre.

El presidente del Tribunal Superior de Justicia, Germán Busamia, organizó una reunión para acercar posiciones. Iba a realizarse hoy, pero nadie pudo confirmarla.

La perspectiva de género dentro del Poder Judicial es una materia en construcción. Según se puede ver en los concursos que realiza el Consejo de la Magistratura, poco a poco va atravesando la dura epidermis judicial, al menos en el fuero penal y desde lo discursivo.

Opiniones

“Nosotros tenemos que lograr que se apliquen los derechos humanos, y que a los autores de conductas ilícitas se los procese respetando su dignidad y sus derechos, como así también de las víctimas. No creo en la policía de la defensa. Pero esta situación deja al descubierto un debate que hay que dar. Se debe dotar de herramientas a los defensores públicos, a los fiscales y a los jueces para el abordaje de estos casos; es un desafío colectivo e individual. En este caso en concreto, la teoría del caso de la defensa demostró ser equivocada e ineficaz. La ley Micaela será una herramienta para evitar estas situaciones y que los protagonistas de los casos no sean los abogados y jueces, sino las víctimas y los imputados”. (Pablo Matkovic, defensor oficial federal en Neuquén).

“Un acróstico invita a reconocer palabras. Palabras que no se leen o no se dimensionan en una primera lectura. Es, en definitiva, un ejercicio para afinar la mirada. Buscar en las palabras que usamos ‘en automático’ otros mensajes que al nombrarlas o escribirlas también estamos enviando como mensaje. Propongo que este acróstico sirva al menos como ejemplo de la clase de ejercicio que tenemos que hacer al hablar, calificar o juzgar a las mujeres víctimas. Volver a mirar, afinar la mirada y descubrir aquello que ya no deberíamos decir de ellas. Quien lee con tanto cuidado como para descubrirlo, debió descubrir antes -y con mayor sorpresa- argumentos discriminatorios hacia una mujer”. (Carolina González, jueza del Colegio del Interior).


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