“Todo proceso tiene tiempos y etapas, y no sentía que se estuviera respetando”
A comienzos del segundo semestre del 2016 pude asistir, como oyente, a la presentación que de la ESRN se haría a los Supervisores y Directivos de la zona de Cipolletti. Tuve esa posibilidad ya que la misma se realizó en las dependencias de nuestra Oficina Diocesana para las Escuelas del Obispado (ODEO) que presido. En la misma, la directora de nivel medio, Gabriela Lerzo, junto a dos representantes de Unter central que habían trabajado en el diseño presentaron la propuesta a los presentes.
La primera alarma que se me encendió dentro (debo aclarar que trabajo en educación desde 1982, y casi 13 de esos años fueron en la escuela pública) fue que la voz cantante la llevaban las representantes gremiales con su insistencia en que nadie se quedaría sin trabajo. Todo lo contrario, se necesitarían más docentes. No parecía que la razón y el centro del sistema fuesen los chicos y chicas.
La segunda fue el tema de trabajar en áreas del conocimiento, en equipos pedagógicos. No tenía –ni la tengo aún– la certeza de que los docentes actuales estén listos para esto, más bien creo que toda su formación de grado y prácticas han ido siempre en otra dirección. Ni qué decir de la reaparición de áreas para las cuales no hay profesores en la zona, pues hace años fueron quitadas del currículo de nivel medio (por ejemplo Filosofía).
Igualmente la propuesta me resultaba atrayente, atractiva, convocante.
Hay que cambiar el modelo de la escuela media, no creo que nadie dude de esto hoy en día. Llevamos años repensando los fines de la educación en el nivel medio, esto implica no sólo el qué, sino también el para qué, el cómo, quiénes, cuándo y con qué.
Cuando terminó la exposición, le dije a quien tenía a mi derecha: “Me gusta, pero hay muchas cosas que prever… Los espacios para los talleres no existen, las escuelas no están hechas para eso”. Su respuesta fue: “¿Como con los CBU?”. Respondí: “Exacto, ¿te acordás de los talleristas dándolos en los pasillos de las aulas?”.
Otro tema no menor era el costo. Una de las expositoras dijo que el mismo sería un 40% más caro que el actual.
Cuando comenzaba el debate me retiré porque no tenía autorización para participar, sólo podía escuchar la exposición.
En noviembre fuimos convocados a una reunión en el mismo lugar, las escuelas de gestión privada. La presidió la directora general de Educación y Políticas Socioeducativas, Claudia Chalabe, junto a la directora de Escuelas de Gestión Privada (así figura en la web del ministerio, aunque creía que sólo era una coordinación), Pandora Gandini y la supervisora zonal de Gestión Privada.
Al momento de las preguntas consulté el por qué del apuro de los tiempos cuando había una necesidad imperiosa de preparar a la gente (directivos, docentes, padres y alumnos) para el cambio, porque todo cambio tiene resistencias y una inevitable comparación con “la escuela en que estudié”. Sumemos además a quienes no entendemos los “ilustrados” discursos pedagógicos a los que hoy se recurre con tanta maestría para decir poco o nada. “Para novedad, los clásicos”, decía una eximia profesora para explicar que “por novedoso no significa que sea mejor”. La respuesta fue que si no se aplicaba de esta manera Nación no avalaría más los títulos. Y se instaló en la discusión la pregunta: ¿cómo harán con los que concurren a escuelas donde la nueva ESRN no se aplicará este año? En fin, el discurso oficial insistía con convicción rígida, en algún escritorio inventarían un nuevo galimatías para la promoción.
Seguidamente, al preguntar cómo una Provincia que emitía deuda para gastos comunes y en la que su gobernador decía que el presupuesto 2017 sería muy austero porque no había demasiados recursos podía encarar una escuela media tanto más cara, la respuesta fue que estaba todo calculado por 4 años y que no sería un 40% sino menos del 30% más. En realidad, hay quienes desde dentro del mismo CPERN sostendrían que será casi un 70% y en el sector privado se llega a hablar de un 75%. ¿Quién tiene la cifra cierta?
Ante una nueva pregunta, en la réplica se afirmó que yo parecía querer el fracaso de la propuesta. Respondí que no, que todo lo contrario, deseaba
–y aún deseo– una nueva escuela secundaria, pero todo proceso tiene tiempos y etapas, y no sentía que se estuviera respetando eso, sino que más bien intuía un caos en el mes de febrero. ¿Hace falta notar que, tal vez en el apuro y/o desprolijidad, se olvidaron hasta casi diciembre de que había que reformar la ley de Educación en la Legislatura, lo que luego hicieron por decreto?
Jorge Fernández Pazos
DNI 17.500.629
“Cuando terminó la exposición, le dije a quien tenía a mi derecha: ‘Me gusta, pero hay muchas cosas que prever’”.
Jorge Fernández Pazos
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- “Cuando terminó la exposición, le dije a quien tenía a mi derecha: ‘Me gusta, pero hay muchas cosas que prever’”.
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