Tomás M. García, inmigrante español en la Norpatagonia

Uno de los precursores en estas tierras. Nació en León, España, el 17 de junio de 1884. Arribó al país en 1909, a los 23 años, con su profesión de constructor. Primero se radicó en 9 de Julio, provincia de Buenos Aires; allí se dedicó a ejercer y construyó varios edificios. En mayo de 1911 se casó con Juana Irazú, nacida en esa ciudad, y allí nacieron sus dos hijos mayores, Fernando Oscar y Dora Irma. En febrero de 1915, los cuatro se radicaron en el Territorio Nacional del Neuquén; junto con ellos vivieron Francisca Esnaola y Francisca Inda, suegra y cuñada de Tomás. En estas tierras comenzó a trabajar en la construcción. Se edificó también su propia casa, en calle Belgrano 174, que se llamaba Delfín Gallo.

En la capital neuquina nacieron sus otros hijos: María Teresa, Chola; Juan Carlos, Cholo; Tomás Armando, Tomasín; Rosa Margarita, Rosita; Roberto Ricardo y María, que falleció apenas nacida. Formaron sus familias: Fernando con Elena Duffy, Dora con Genaro De Luca, Chola con Roberto Val, Cholo con Eva Castro, Tomasín con Zulema Véscovi y Roberto con Elba Castagnous. De ellos nacieron los nietos, que se encuentran radicados en Neuquén, Buenos Aires y Necochea. Los hermanos García estudiaron en la antigua Escuela Nº 2 Gral. Conrado Villegas, cuando estaba ubicada en Avenida Argentina esquina Carlos H. Rodríguez, Diagonal Alvear; otros estudiaron en Institutos religiosos de Gral. Roca, Colegio María Auxiliadora y Colegio San Miguel. Tomás García -según el relato de uno de sus nietos- fue un hombre de bien que se distinguía por su porte y por vestir una elegante capa española que lo caracterizaba.

Su vida fue corta, falleció a los 45 años en Buenos Aires debido a las consecuencias sufridas al caer en una obra en construcción, pero su labor en la edificación fue prolífica. Entre sus recordadas construcciones tenemos el Juzgado Nacional y la vieja farmacia Salvadó sobre calle San Martín; la casa del señor Guarnieri sobre calle Ministro González 76/80, la casa de Conrado Guerro Paz en calle Carlos H. Rodríguez, la casa de Domingo Etchemaite, la bodega y la casa de don Juan Ibar en Cipolletti, casas y galpones en Colonia Valentina y Plottier. Integró la Comisión Directiva de la Asociación Española de Socorros Mutuos, formó y participó en diferentes cargos en distintas comisiones.

Colaboró ad honorem con distintos gobiernos territoriales y municipales en las obras públicas que hacían ejecutar, principalmente con el gobernador Pedro Antonio Moreno y el intendente Mango. Esta familia y sus descendientes siempre estuvieron muy ligados al Club Atlético Independiente de Neuquén: Fernando, El Lungo, se destacó como jugador en el equipo de fútbol y fue presidente de la entidad albirroja. Rosita fue preceptora de la Escuela General San Martín, donde los neuquinos de la segunda mitad del siglo XX fuimos alumnos -la llevamos en nuestros corazones-. Integró la Acción Católica Argentina de Neuquén y fue parte del coro parroquial. Rosita y Chola tuvieron activa participación en la fundación del Club La amistad en la Tercera Edad. Su nieto continuó con las evocaciones de la vieja casa de calle Belgrano “de puertas abiertas”, las noches de verano de sillas en la vereda hasta que se escuchaba la ronda (silbato) del agente de policía de la Casa de Gobierno y el del Banco de la Nación Argentina, los mates y charlas “a la pasada”, las navidades y Año Nuevo con la araucaria del jardín adornada. Son solo algunos recuerdos de esa casa que permaneció por más de 80 años cobijando amistad y recuerdos en el Neuquén del siglo XX.

Uno de los precursores en estas tierras. Nació en León, España, el 17 de junio de 1884. Arribó al país en 1909, a los 23 años, con su profesión de constructor. Primero se radicó en 9 de Julio, provincia de Buenos Aires; allí se dedicó a ejercer y construyó varios edificios. En mayo de 1911 se casó con Juana Irazú, nacida en esa ciudad, y allí nacieron sus dos hijos mayores, Fernando Oscar y Dora Irma. En febrero de 1915, los cuatro se radicaron en el Territorio Nacional del Neuquén; junto con ellos vivieron Francisca Esnaola y Francisca Inda, suegra y cuñada de Tomás. En estas tierras comenzó a trabajar en la construcción. Se edificó también su propia casa, en calle Belgrano 174, que se llamaba Delfín Gallo.

En la capital neuquina nacieron sus otros hijos: María Teresa, Chola; Juan Carlos, Cholo; Tomás Armando, Tomasín; Rosa Margarita, Rosita; Roberto Ricardo y María, que falleció apenas nacida. Formaron sus familias: Fernando con Elena Duffy, Dora con Genaro De Luca, Chola con Roberto Val, Cholo con Eva Castro, Tomasín con Zulema Véscovi y Roberto con Elba Castagnous. De ellos nacieron los nietos, que se encuentran radicados en Neuquén, Buenos Aires y Necochea. Los hermanos García estudiaron en la antigua Escuela Nº 2 Gral. Conrado Villegas, cuando estaba ubicada en Avenida Argentina esquina Carlos H. Rodríguez, Diagonal Alvear; otros estudiaron en Institutos religiosos de Gral. Roca, Colegio María Auxiliadora y Colegio San Miguel. Tomás García -según el relato de uno de sus nietos- fue un hombre de bien que se distinguía por su porte y por vestir una elegante capa española que lo caracterizaba.

Su vida fue corta, falleció a los 45 años en Buenos Aires debido a las consecuencias sufridas al caer en una obra en construcción, pero su labor en la edificación fue prolífica. Entre sus recordadas construcciones tenemos el Juzgado Nacional y la vieja farmacia Salvadó sobre calle San Martín; la casa del señor Guarnieri sobre calle Ministro González 76/80, la casa de Conrado Guerro Paz en calle Carlos H. Rodríguez, la casa de Domingo Etchemaite, la bodega y la casa de don Juan Ibar en Cipolletti, casas y galpones en Colonia Valentina y Plottier. Integró la Comisión Directiva de la Asociación Española de Socorros Mutuos, formó y participó en diferentes cargos en distintas comisiones.

Colaboró ad honorem con distintos gobiernos territoriales y municipales en las obras públicas que hacían ejecutar, principalmente con el gobernador Pedro Antonio Moreno y el intendente Mango. Esta familia y sus descendientes siempre estuvieron muy ligados al Club Atlético Independiente de Neuquén: Fernando, El Lungo, se destacó como jugador en el equipo de fútbol y fue presidente de la entidad albirroja. Rosita fue preceptora de la Escuela General San Martín, donde los neuquinos de la segunda mitad del siglo XX fuimos alumnos -la llevamos en nuestros corazones-. Integró la Acción Católica Argentina de Neuquén y fue parte del coro parroquial. Rosita y Chola tuvieron activa participación en la fundación del Club La amistad en la Tercera Edad. Su nieto continuó con las evocaciones de la vieja casa de calle Belgrano “de puertas abiertas”, las noches de verano de sillas en la vereda hasta que se escuchaba la ronda (silbato) del agente de policía de la Casa de Gobierno y el del Banco de la Nación Argentina, los mates y charlas “a la pasada”, las navidades y Año Nuevo con la araucaria del jardín adornada. Son solo algunos recuerdos de esa casa que permaneció por más de 80 años cobijando amistad y recuerdos en el Neuquén del siglo XX.

Beatriz Carolina Chávez

Neuquén


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