Trump deja Washington y visita una fábrica de barbijos, pero sin barbijo

El presidente de EEUU sorprendió al aparecer sin ningún tipo de protección respiratoria, pese a directivas internas que dicen que todas las personas deben usar tapabocas dentro de la fábrica en todo momento.

Decidido a mostrar seguridad para avanzar en la apertura de la economía, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, abandonó la Casa Blanca por primera vez en un mes y visitó las instalaciones de una fábrica de barbijos médicos en Arizona, donde ignoró directivas de usar tapabocas y se mostró protegido sólo por unas gafas acrílicas.

El mandatario del país con más muertes y casos del nuevo coronavirus visitó anoche la fábrica de la empresa Honeywell, donde se fabrican las mascarillas N95, uno de los insumos médicos fundamentales en el operativo sanitario para controlar la propagación del coronavirus.

Sin embargo, Trump sorprendió a los trabajadores y directivos al aparecer sin ningún tipo de protección respiratoria, pese a directivas internas que dicen que todas las personas deben usar tapabocas dentro de la fábrica en todo momento.

Antes de partir de Washington y durante el vuelo, Trump había tomado contacto con periodistas ante quienes se había mostrado dubitativo sobre la utilización de protecciones sanitarias.

«No, no lo he decidido porque no sé (…). Si (la fábrica) es un entorno de mascarilla, ciertamente lo haría (usarla). Lo sabré cuando llegue allí. Pero me la pondría. Si es un entorno para llevar mascarilla, no tendría ningún problema» dijo en pleno vuelo, informó la agencia de noticias Europa Press.

«Se supone que voy a hacer una declaración. ¿Debería quitarme la mascarilla cuando esté hablando? No lo sé. No suena bien. Pero si es un entorno para llevar mascarilla, ciertamente la llevaría» reiteró aunque finalmente él y sus funcionarios recorrieron la fábrica sin barbijos, en contraste con los trabajadores que sí utilizaban la protección.

Estados Unidos tiene más de 1,2 millones de infectados y más de 71.000 muertos, según el conteo de la Universidad Johns Hopkins, con el estado de Nueva York como epicentro del brote nacional con más de 326.000 contagios y 25.028 muertos.

El trasfondo de la vista de Trump tiene que ver con el cambio de etapa que promueve el mandatario para pasar de la lucha contra el coronavirus a un nuevo momento en el que hay que reactivar la economía.

Trump ve el renacimiento económico como una necesidad política, dado que ya comienza a notarse cierta erosión en su popularidad cuando se acercan las elecciones generales de noviembre.

Los republicanos creen que el camino de Trump hacia un segundo mandato depende de la percepción del público de la rapidez con la que la economía se recupera de los cierres destinados a frenar la propagación del virus.


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