Un cambio generacional en el ámbito ganadero
Desde que comenzó la cuarentena, la ganadería debió adaptarse por completo a una nueva forma de comercialización. Así, los remates virtuales se impusieron como la nueva normalidad, aún cuando la logística se complica en nuestra región.
En esta parte del país hasta hace meses era casi impensado (a pesar del avance de la tecnología), que un criador, un comprador o un rematador estuviera sentado en una oficina o en algún espacio de su casa y pueda comercializar reproductores bovinos para mejorar sus planteles de producción de carnes frente a su televisión, una computadora o hasta un teléfono celular.
Sin embargo, la pandemia por el coronavirus y su consecuente cuarentena generó varios cambios en las formas tradicionales de comercio en todos los ámbitos, y la ganadería no escapó de esta modificación.
El esquema de “nuevo remate” virtual funciona a la perfección desde lo teórico, pero no podemos obviar que gran parte de su efectividad -real, al menos- depende la calidad de la señal de internet, que por estos días de alto consumo del servicio desnudó falencias en todo el país. Esta nueva forma se está desarrollando en las principales cabañas bovinas del país, donde previamente a las fechas estipuladas van mostrando en videos y catálogos virtuales los animales, con información precisa de cada reproductor que saldrá a la venta.
Además, tampoco podemos dejar de lado que las grandes extensiones territoriales que tiene la provincia de Río Negro para la cría de los bovinos hace más dificultoso para los productores reunir la hacienda, el traslado de los equipos de camarógrafos para reunir las imágenes necesarias para mostrar y demás; lo que incrementa los costos.
La firma de Sergio Prieto y Vita de Río Colorado, con gran esfuerzo propio y con varios contratiempos, logró concretar el primer remate ferial con la nueva modalidad, la cual reiterará en los próximos meses para comercializar.
“Todas las nuevas tecnologías modifican la forma de hacer las cosas. El comercio electrónico es una realidad de creciente impacto. Sin embargo, en nuestro rubro en particular, el folklore del remate feria presencial, el ver a los animales y la camaradería del hombre de campo nunca se va a perder. Pero sí vamos a convivir crecientemente con las nuevas tecnologías y los modos de las nuevas generaciones” comentó Sergio Prieto.
Al mismo tiempo, agregó que“la transformación no es complicada si podemos reunir los recursos humanos y tecnológicos necesarios. Nuestro remate fue la primera experiencia, de todas maneras lo hicimos con un tope de presenciales. Aprenderemos y seguramente superaremos los inconvenientes que se puedan presentar. El cambio de hábito y la resistencia a lo nuevo es la piedra en el camino de toda innovación”.
La nueva modalidad de negocios vía WhatsApp o teléfono mirando una pantalla a cientos de kilómetros va ganando terreno; por lo que los actores vinculados deben adaptarse a la realidad actual, los que está obligando una readecuación para cambiar a las tradicionales subastas.
Prieto, que lleva más de una década en la comercialización, comentó que “la adaptación del comprador se va dando por etapas, rango y edad. El rol del consignatario, la experiencia, la confianza, la calidad de los animales y el saber vender -ahora, vía digital- es la clave de este nuevo modelo de negocio. Si me das a elegir prefiero la metodología mixta, presencial y digital, pero no hay que negarse a los cambios. El vendedor junto al consignatario tiene el rol de ser el pionero. La relación de confianza entre los integrantes de la cadena comercial será fundamental. Sentir la seguridad de operar con gente responsable y avezada en el negocio es lo que va a hacer girar la rueda. En el futuro, los consignatarios necesitamos que el vendedor tengas las instalaciones en el campo para guardar la tropa en potreros, me estoy refiriendo ya al remate televisado”.
En algunos meses desde que se instaló la pandemia se están registrando que las ventas virtuales ya alcanzan a más del 50% de los negocios ganaderos. Así, el camino hacia una transformación generacional va dejando sus primeras huellas.
En esta parte del país hasta hace meses era casi impensado (a pesar del avance de la tecnología), que un criador, un comprador o un rematador estuviera sentado en una oficina o en algún espacio de su casa y pueda comercializar reproductores bovinos para mejorar sus planteles de producción de carnes frente a su televisión, una computadora o hasta un teléfono celular.
Registrate gratis
Disfrutá de nuestros contenidos y entretenimiento
Suscribite por $1500 ¿Ya estás suscripto? Ingresá ahora
Comentarios