Un césped con trébol

Ventajas y desventajas de su uso, solo o en mezcla.

E

l tema del césped en nuestra región del norte de la Patagonia, ventosa, de alta radiación solar y proverbiales carencias de agua, es una inquietud que regularmente se me manifiesta a través de cartas de lectores. Obviamente que para mí es una gran ayuda este mecanismo de consulta, porque muchas veces hay temas que creo que no tienen relevancia y luego me “despabilo” de que sí lo son. Éste es el caso de esta consulta que hoy quiero poner a consideración de ustedes, junto con mi respuesta. PREGUNTA Estimado Teodorico: le consulto por qué motivo usted no nombra al trébol como alternativa, junto o en lugar del césped en los parques. Los que veo con trébol son muy verdes y muy lindos y a mí particularmente me encanta. Muchos saludos y gracias por la posibilidad de contactarnos. Irene, Neuquén RESPUESTA La consulta se refiere –creo yo– al “trébol blanco” (Trifolium repens), que ciertamente algunos jardineros incorporan a la hora de la siembra, en cualquier época del año. El motivo principal por el que no lo incluyo en las mezclas de césped, es tanto de orden práctico como técnico. Desde lo práctico, porque en el caso de haber niños mancha muchísimo la ropa con clorofila, muy difícil de limpiar. Desde el punto de vista técnico, el trébol es para lugares anegadizos o con riegos continuos, porque tiene raíces sumamente superficiales. Además desde fin del otoño en adelante no recupera el follaje cortado y no resiste el pisoteo hasta la próxima primavera. Otro aspecto técnico muy importante es que el trébol, por ser de la familia de las leguminosas, aporta nitrógeno al suelo… siempre y cuando en ese suelo exista previamente la bacteria nitrificante que vive en simbiosis con esta familia de plantas (una cepa de Rhyzobium)… ella la protege en nódulos especiales en sus raíces y ésta, al ser capaz de absorber el nitrógeno del aire, se lo cede a la planta huésped que lo aprovecha para su alimentación. Si no existe en un suelo virgen, hay que inocularlo porque cada especie de trébol tiene “su” cepa específica de rizobios… la del trébol rojo no sirve para el trébol blanco, por ejemplo. Cuando se compra la semilla por bolsa de 40 ó 50 kilos, ya suele venir con una bolsita de inoculante, que se agrega a la semilla previamente humedecida, desparramada en un suelo limpio y trabajando con la pala, como con un pastón de albañil… obviamente, al humedecer se debe sembrar ni bien se ha oreado, porque la bacteria es muy sensible a la luz del sol. Es muy difícil que, al comprar en poca cantidad para un césped, le vendan también el inoculante. Suele suceder que en suelos que eran de “chacra” ya exista el inoculante “natural”, pero con distinto grado de “pureza” o aptitud para fijar nitrógeno atmosférico para ese trébol… de acuerdo a la fortuna (o no) de que en el suelo ya exista una cepa adecuada, será el grado de desarrollo y eficacia como proveedor de nitrógeno. Como conclusión, al sembrar un trébol blanco en un terreno desprovisto de una cepa adecuada o directamente sin vestigios de ella, como sucede con los rellenos arenosos traídos de la barda, ese trébol en lugar de aportar nitrógeno y enriquecerlo, lo absorbe del suelo, empobreciéndolo. Por otro lado, requiere de riegos más continuos que una festuca, justamente por su sistema radical sumamente superficial… cuando se dan ambas situaciones favorables, el resultado es una mezcla estable y vigorosa, pero es una auténtica “lotería”. Sé que muchos jardineros lo usan por su facilidad de germinación (en seis días ya se lo ve), pero es “pan para hoy y hambre para mañana” si no se lo usa adecuadamente.

teodorico hildebrandt eljardin@rionegro.com.ar

El trébol blanco es fácil de reconocer por su porte bajo, las líneas blancas en sus hojas y sus flores también blancas. En suelos pesados y con buen riego, forma una espesa cobertura verde, muy estable.

jardinería


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