Un desafío para Sanz

ANÁLISIS

Nicolás Poggi

DyN

Si bien contó esta madrugada con una victoria holgada en la Convención Nacional, Ernesto Sanz tendrá ahora un desafío acaso más arduo: explicar a los correligionarios y a los eventuales votantes del radicalismo el proceso de confluencia del centenario partido en un acuerdo que incluye al Pro y la Coalición Cívica para competir en las primarias de agosto.

Si bien el cónclave en Gualeguaychú fue un duelo dialéctico alimentado por loas y aplausos de los distintos sectores en pugna, Sanz nunca vio amenazada su moción: sabía de antemano que la mayoría de los 330 convencionales que se dieron cita en el recinto del teatro Municipal se inclinarían en su favor, lo que dejaría fuera de carrera a su competidor interno Julio Cobos.

El propio Cobos fortaleció esa presunción al proponer votar de manera simultánea “estrategia electoral” y “candidato”, en una apuesta por simplificar los términos del sufragio. De ese modo, explicó el ex vicepresidente, la alianza que resultara ganadora llevaría al candidato del partido.

Tornó más simple también la puja entre las diferentes corrientes internas al asumir la representación de la postura del senador Gerardo Morales, quien pugnaba por incluir al Frente Renovador de Sergio Massa en un acuerdo nacional.

A la hora de las comparaciones, la postura de Cobos no lucía muy clara: se negaba a “adherirse” al macrismo, pero tampoco era demasiado explicativo respecto del rumbo que debía tomar el partido. La confusión residía en que esperaba reconciliar a los viejos socios del Frente Amplio Unen y sumarlos a otras fuerzas contrapuestas como el massismo, siempre y cuando hubiera un “programa de gobierno” común.

Morales lo puso en términos más cristalinos al plantear que los eventuales ingresos del Pro y el Frente Renovador a un frente nacional deberían darse en igualdad de condiciones, con miras a garantizarle “gobernabilidad” a la próxima administración. Pero el senador tenía un interés particular, que fue contemplado: conseguir la adhesión de un sector del peronismo en su campaña para la gobernación de Jujuy. La Convención habilitó acuerdos distritales.

Pero Sanz se enfrentará ahora al desafío de convencer a sus correligionarios de que el radicalismo no se “adherirá” al Pro como un “socio minoritario”, tal como advirtió Ricardo Alfonsín, sino que gravitará en el acuerdo opositor como un actor de peso que logrará inclinar la balanza en resguardo de los principios republicanos del partido centenario. Desde el lunes se pondrá en marcha el nuevo engranaje.


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