Un mar de camiones y una enorme montaña enterrada

Con más de 650 pozos perforados en Vaca Muerta, las operaciones ya inyectaron en la roca madre cerca de 2.000 millones de kilos de arena, una verdadera montaña sepultada para hacer fluir el shale.

Si ese total de arena se hubiese transportado íntegramente en bolsones representaría algo así como 4 millones de cargas, que demandarían el uso de más de 71.000 camiones para su traslado a los yacimientos.

Es que precisamente el movimiento de las toneladas de arena que diariamente demandan los pozos marcan, como una virtual marea, el ir y venir diario de más de 3.000 camiones por las rutas petroleras que llevan al corazón de Vaca Muerta.

Un movimiento que no sólo forzó a la creación del corredor petrolero, con un doble carril en rutas donde hasta hace algunos años casi no había tránsito, sino que marcó solamente durante el año pasado el traslado hasta la planta procesadora de arenas de Loma Campana, de nada menos que 155.000 toneladas del agente sostén.


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