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Un MPN enrarecido y otras anotaciones


El que perdió la interna fue el gobernador Omar Gutiérrez que se puso a la cabeza de la fórmula Ferraresso-Llancafilo. Era una derrota anunciada -o esperada-.


El MPN sacó 133.944 votos y ganó la elección. Casi dobló a la segunda fuerza, Cambia Neuquén. Si se compara el resultado con el de las PASO 2017, donde la candidata fue Alma “Chani” Sapag, obtuvo 56.000 votos más. Sin embargo, en el aire político neuquino flota un tufillo a derrota y hasta se pone en duda la vigencia de la era política del sector Azul, que conduce el exgobernador Jorge Sapag.

¿Por qué le cuesta tanto al MPN explicar que ganó cómodo las PASO 2021?

Primero. Por que el que perdió la interna fue el gobernador Omar Gutiérrez que se puso a la cabeza de la fórmula Mage Ferraresso y Osvaldo Llancafilo. Era una derrota anunciada -o esperada- fundamentalmente por la personalidad del mandatario provincial. A medida que se acaba la pila de su segundo gobierno, ya sin reelección, son cada vez más los que dependen del Estado y buscan salirse de esa sombra que los persigue.

A Gutiérrez se le reconoce una obsesión con el trabajo, honestidad y un profuso estudio de los temas. Lo que se le reprueba es su falta de carisma, el encierro en un reducido grupo de colaboradores y la falta de cintura política cuando los conflictos arrecian y arrastran la intervención externa.

Segundo. Rolando Figueroa ganó por 1.790 votos, que representa el 1,33% de los sufragios obtenidos por las tres listas de la interna. Un triunfo contenido que, si bien lo reposiciona dentro del MPN, le recorta poder de fuego y le genera una dependencia -por ahora- con el aparato del partido provincial para noviembre.

Los allegados al exvicegobernador hablan de triunfo “épico”. Desacreditan las versiones de que el aparato no funcionó o traicionó al oficialismo y creen que lograron resistir el embate porque las encuestas, en la previa, daban una ventaja superior a los 8 puntos que reconoció, después, el oficialismo que tenía en carpeta.

Tercero. Cuando se revisan los números por ciudad hay datos que no le cierran a uno y otro lado de la interna. Zapala, Neuquén capital y las ciudades petroleras son algunos de los ejemplos. En el oficialismo del MPN se niegan a hablar de fuego amigo. Quizá no lo sea linealmente, lo que si parece inocultable es que se le animaron a la poderosa lista Azul que, salvando las distancias, anotó otra derrota, cuando la anterior fue a manos del aparato del petrolero Guillermo Pereyra.

Las urnas en el oeste de la capital neuquina es, quizá, la herida que sangre derramó.


Cuando se revisan los números por ciudad hay datos que no cierran a uno y otro lado. Zapala, Neuquén capital y las ciudades petroleras son algunos de los ejemplos.


Conclusión. Por uno o por 1.700 votos, el mensaje fue contra la dirección del partido, más allá de que se pase a la columna de justificaciones el desgaste de la pandemia y el conflicto con los autoconvocados de Salud, las urnas hablaron y, parafraseando la interna del gobierno Nacional, hubo pedido de algo distinto. Si se repasan los cambios de épocas en el MPN siempre hubo -más explícito o más disimulado- espacio para los derrotados.

A diferencia de otros momentos, esta era parece tener más heridos y ofendidos que las anteriores, incluso hay que remontarse al gabinete de las épocas del último gobierno de Sapag para empezar el listado. Pero, como dijo un experimentado de la política provincial, el MPN tiene capacidad de resiliencia y las internas, que para afuera parecen de vida o muerte, solo traen otra etapa. Está claro que habrá una nueva, cómo será es la incógnita. Tesis, antítesis y síntesis, dicen los dialécticos del partido.

Entre otros apuntes que dejaron las PASO, que como se sabe en política los análisis de las elecciones son como el vino, con el paso del tiempo mejoran, es que Cambia Neuquén pudo reponerse de todas las maniobras a las que fue expuesto y las que se autoinflingió. Pablo Cervi sintetizó, igual lejos de la elección de David Schlerth en 2017, los votos del espectro macrista de la provincia, pero deberá revisar lo que haga un revalidado Carlos Eguía, que se proyecta como tercera banca neuquina.

El Frente de Todos quedó enredado en el escenario nacional y las picardías locales. En 2017, por separado, fue el espacio más votado y, en la comparación con el pasado 12 de septiembre perdió casi 71 mil votos. Entró dentro del castigo nacional, pero la fuga fue superlativa, tanto que remendar la interna y conquistar votantes le costará más que militancia.


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