Un niño llamado Luis XVII
Confirmaron la identidad del hijo del rey Luis XVI y de María Antonieta.
Estudios genéticos confirmaron que el niño muerto en 1795 en la prisión del Templo de París era Luis XVII, hijo del rey Luis XVI y de la reina María Antonieta, ambos decapitados durante la Revolución.
La resolución de uno de los mayores enigmas de la historia de Francia fue posible gracias a la comparación de las secuencias de ADN del corazón del niño con el código genético de los cabellos de María Antonieta y de sus hermanas.
El corazón del chico, que murió de tuberculosis, reposaba en una cripta de la basílica de San Denis.
Las muestras de la víscera fueron estudiadas por separado por los profesores Jean-Jacques Cassiman, de la universidad belga de Lovaina, y Ernst Brinckmann, de la universidad alemana de Munster.
El corazón de Luis XVII fue preservado, pese a que sus restos fueron arrojados en una fosa común, debido a que uno de los médicos que realizaron la autopsia al cadáver, Philippe-Jean Pelletan, aprovechó un descuido y escondió el órgano en un pañuelo y se lo llevó a su casa.
Durante el período de la Revolución, el médico guardó el corazón en un frasco con alcohol, que al evaporarse provocó su disecación.
Durante la época de Napoleón, un ayudante de Pelletan robó la reliquia, que volvió al médico cuando el empleado murió.
Con el regreso de los Borbones al trono de Francia, el doctor pensó que había llegado la hora de devolver su tesoro a la familia real, pero Luis XVIII lo rechazó, cansado de ver cómo florecían «Luises XVII» por todos lados.
Luego el pequeño corazón real pasó sucesivamente de manos.
El itinerario es por demás llamativo: del arzobispo de París a un impresor, al hijo del doctor Pelletan, al conde de Chambord (hijo de Carlos X) y, finalmente, a su heredero Edouard Dumont.
Dumont lo devolvió a los Borbones y el órgano fue conservado durante ocho décadas en el castillo de Froshdorf, cerca de Viena.
En 1975, cuando el duque Jacques de Beauffremont, presidente del Memorial de Francia, se hizo cargo de la reliquia, comenzó una campaña para recaudar fondos que permitieran efectuar su análisis genético.
Finalmente el misterio fue develado. Ahora queda esperar por las conclusiones. (Télam-SNI)
Estudios genéticos confirmaron que el niño muerto en 1795 en la prisión del Templo de París era Luis XVII, hijo del rey Luis XVI y de la reina María Antonieta, ambos decapitados durante la Revolución.
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