Un viaje a los orígenes de la mano de Ridley Scott

La semana pasada se estrenó en los cines de la región la elogiada película “Prometeo”, del creador de “Alien”

El cineasta británico Ridley Scott retomó y profundizó en “Prometeo”, su último filme de ciencia ficción que se ve desde el jueves en la región, algunas de las preguntas y temores existenciales que ya había explorado en “Alien” y “Blade Runner”, como el origen de la humanidad y las consecuencias devastadoras de un avance científico descontrolado. Scott ofrece aquí un vistoso e inquietante espectáculo de efectos digitales para situar al espectador en 2094 e invitarlo a viajar a otra galaxia, en la búsqueda de una respuesta a la pregunta fundamental del ser humano: el origen y el sentido de su existencia. Scott se vale del mito de Prometeo (nombre de la nave espacial en la que viajan los protagonistas) para hablar del inicio de la vida humana y su creador, pero también para alertar sobre el peligro que corremos de abrir la caja de Pandora –pensada por Zeus para castigar a Prometeo y a los hombres– si llevamos a un extremo nuestra ambición de conocimiento. Para aludir a la pesadilla que los protagonistas sufren por llevar su sed de saber más allá de un límite humano, despertando fuerzas que no pueden controlar, podría mencionarse otro mito, el de Ícaro, que se acercó tanto al sol que el pegamento de sus alas se derritió y cayó al vacío, mostrando que puede ser peligroso aproximarse tanto a una verdad. Esto es lo que parece decir Scott en su nuevo largometraje, en el que además vuelve a poner a un androide como eje de una reflexión que ya había abordado en “Blade Runner” y que aquí replica la relación creador-criatura, poniendo al hombre en el lugar del creador y al robot antropomórfico, que no puede sentir ni tiene alma, como el ser despechado. “Le pusimos a la película ‘Prometeo’ porque la metáfora central del filme es acerca del titán griego que desafía a los dioses una vez que le otorga a los humanos el regalo del fuego, razón por la cual es castigado horriblemente”, explicó Scott. La película comienza muchísimos miles de años atrás, en un planeta de geografías extrañas que parece ser la Tierra, donde un ser semejante a un humano -aunque de proporciones gigantescas- toma un líquido que lo destruye por dentro hasta licuarlo y transformarlo en una sustancia que se escurre y esparce por las cascadas y los ríos, hasta contagiar con su virus a toda forma viviente. Con una elipsis de miles de años, Scott traslada la acción hacia un futuro cercano, en una zona de Escocia donde un grupo de científicos descubre una cueva con pinturas rupestres que evocan a una constelación ubicada en una galaxia muy lejana del planeta Tierra. En otro salto hacia el futuro, la película continúa en la víspera de la Navidad de 2094 en el interior de la nave de una corporación privada, en la que viajan un androide que imita al Peter O’Toole de “Lawrence de Arabia”, un grupo de científicos, la capataz de la empresa, el capitán y un par de tripulantes que despiertan en el espacio tras hibernar más de cuatro años. “Prometeo” es presentada como una predecesora de “Alien”, a pesar de las grandes similitudes que mantiene con ella a nivel estructura, con una expedición que llega a un planeta lejano en una misión de la cual muy pocos saben sus objetivos, se encuentra con un hallazgo científico inimaginable y, por ambición de saber, abre las puertas a una serie de sucesos terribles. (Télam)


El cineasta británico Ridley Scott retomó y profundizó en “Prometeo”, su último filme de ciencia ficción que se ve desde el jueves en la región, algunas de las preguntas y temores existenciales que ya había explorado en “Alien” y “Blade Runner”, como el origen de la humanidad y las consecuencias devastadoras de un avance científico descontrolado. Scott ofrece aquí un vistoso e inquietante espectáculo de efectos digitales para situar al espectador en 2094 e invitarlo a viajar a otra galaxia, en la búsqueda de una respuesta a la pregunta fundamental del ser humano: el origen y el sentido de su existencia. Scott se vale del mito de Prometeo (nombre de la nave espacial en la que viajan los protagonistas) para hablar del inicio de la vida humana y su creador, pero también para alertar sobre el peligro que corremos de abrir la caja de Pandora –pensada por Zeus para castigar a Prometeo y a los hombres– si llevamos a un extremo nuestra ambición de conocimiento. Para aludir a la pesadilla que los protagonistas sufren por llevar su sed de saber más allá de un límite humano, despertando fuerzas que no pueden controlar, podría mencionarse otro mito, el de Ícaro, que se acercó tanto al sol que el pegamento de sus alas se derritió y cayó al vacío, mostrando que puede ser peligroso aproximarse tanto a una verdad. Esto es lo que parece decir Scott en su nuevo largometraje, en el que además vuelve a poner a un androide como eje de una reflexión que ya había abordado en “Blade Runner” y que aquí replica la relación creador-criatura, poniendo al hombre en el lugar del creador y al robot antropomórfico, que no puede sentir ni tiene alma, como el ser despechado. “Le pusimos a la película ‘Prometeo’ porque la metáfora central del filme es acerca del titán griego que desafía a los dioses una vez que le otorga a los humanos el regalo del fuego, razón por la cual es castigado horriblemente”, explicó Scott. La película comienza muchísimos miles de años atrás, en un planeta de geografías extrañas que parece ser la Tierra, donde un ser semejante a un humano -aunque de proporciones gigantescas- toma un líquido que lo destruye por dentro hasta licuarlo y transformarlo en una sustancia que se escurre y esparce por las cascadas y los ríos, hasta contagiar con su virus a toda forma viviente. Con una elipsis de miles de años, Scott traslada la acción hacia un futuro cercano, en una zona de Escocia donde un grupo de científicos descubre una cueva con pinturas rupestres que evocan a una constelación ubicada en una galaxia muy lejana del planeta Tierra. En otro salto hacia el futuro, la película continúa en la víspera de la Navidad de 2094 en el interior de la nave de una corporación privada, en la que viajan un androide que imita al Peter O’Toole de “Lawrence de Arabia”, un grupo de científicos, la capataz de la empresa, el capitán y un par de tripulantes que despiertan en el espacio tras hibernar más de cuatro años. “Prometeo” es presentada como una predecesora de “Alien”, a pesar de las grandes similitudes que mantiene con ella a nivel estructura, con una expedición que llega a un planeta lejano en una misión de la cual muy pocos saben sus objetivos, se encuentra con un hallazgo científico inimaginable y, por ambición de saber, abre las puertas a una serie de sucesos terribles. (Télam)

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