Una editorial cartonera convierte basura en libros

Los textos son encuadernados por cartoneros.

BUENOS AIRES (DPA) – Desde que arreció la crisis en Argentina, a cada caída de sol las calles son invadidas por legiones de personas que subsisten rescatando de la basura cualquier elemento reciclable. En esta nueva realidad se inscribe la editorial «Eloísa Cartonera», que utiliza cartones de este origen para convertirlos en libros armados por cartoneros que, de este modo, tienen acceso a una nueva fuente laboral.

Este proyecto artístico, sociocomunitario y sin fines de lucro funciona en el local y galería de arte «No hay cuchillo sin rosas», en el barrio porteño de Almagro. De la cartonería ya salieron unos 60 títulos, que vendieron unos 5.000 ejemplares, con la premisa editorial de apuntar a la difusión de la literatura latinoamericana con material inédito y de vanguardia.

El artista plástico Javier Barilaro, impulsor del proyecto junto a su colega Fernanda Laguna y el escritor Washington Cucurto, comenta que fueron «aprendiendo en el andar». Actualmente utilizan cartones que estén libres de arrugas, limpios y con letras o fondos de colores. «Usamos mucho de detergentes y de jabones en polvo, que además tienen perfume» cuenta sonriendo.

El cartón se compra a un peso con cincuenta el kilo, un precio muy superior al habitual de mercado, y luego jóvenes cartoneros pintan las tapas y encuadernan. La consigna es vender muy barato, en el marco de una producción que queda a mitad de camino entre la industrial y la artesanal.

«Cada libro es único, irrepetible, tiene un valor de objeto de arte, y como objeto de arte se puede vender caro, porque es único, pero si hacemos esto no nos compra cualquiera y nosotros artísticamente queremos difundir la buena literatura, que es la que justamente creemos que estamos ofreciendo», explica Barilaro.

Cucurto (seudónimo de Santiago Vega) también es terminante en este aspecto: «Buscamos que el libro se barato, venderlo y que llegue al lector. Y difundir otro tipo de material, de difícil llegada».

Además, señala el autor de «Cosa de negros» y «La máquina de hacer paraguayitos», buscan que el libro sea generador de trabajo directo con la gente, sin intermediarios.

La editorial ofrece sus libros a un módico costo de cuatro pesos en el local «No hay cuchillo sin rosas», así como en distintos eventos literarios, ferias de editoriales independientes y algunas librerías del centro porteño.

«Nosotros intervenimos el cartón, no es que reciclamos, técnicamente son procesos diferentes. Porque intervenir el cartón es en esencia dejarlo tal como está, pero con otros detalles interesantes. Estéticamente queda la huella de lo que fue. Por eso tiene una categoría artística y no artesanal, porque es intervenido y no reciclado, y se hace a mano uno por uno», señala Barilaro.

«Los libros son libros cartoneros, no libros con tapa de cartón. Alguno que otro nos dice que son desprolijos, o poco diseñados, pero hay un concepto que se nos ocurrió aprendiendo de todo esto que denominamos 'colonización estética'. Yo no quiero ser el diseñador diplomado que le dice a los pibes cómo hay que hacer las cosas bien, quiero que salga como algo propio», apunta Barilaro.

Los comienzos  

A principios de 2003 comenzaron a comprar el cartón y se lanzaron inmediatamente a la producción.

«Incluso algunas veces 'cartoneamos' nosotros mismos con la intención de que fuera diferente», cuenta Barilaro. El local se abrió en agosto de 2003, y desde allí tomaron impulso «Eloísa Cartonera» y sus particulares volúmenes.

Entretanto, el proyecto ya comenzó a difundirse por Latinoamérica, y en Perú ya funciona con el mismo sistema de trabajo «Sarita Cartonera», afincada en Lima y que tiene su propio catálogo. Asimismo, ya se realizaron los primeros contactos para armar una editorial de estas características en Bolivia.

Por otro lado, «Eloísa Cartonera» convocó recientemente al premio «Nuevo Sudaca Border de Narrativa muy Breve», que se entregará en noviembre.

«Tuvo una muy buena convocatoria. La idea es difundir autores nuevos, distintos, y apoyarlos en lo que ellos escriben», apunta Cucurto.

Barilaro sostiene que tras la debacle del gobierno de Fernando de la Rúa en diciembre de 2001 hubo un cambio significativo en la sociedad argentina.

«Si acá no hay plata, hay que ser más creativo, tenemos que ser conscientes de que somos latinoamericanos y tenemos que hacer algo propio. No podemos adoptar soluciones que han sido pensadas para problemas europeos, en lo artístico inclusive, en los materiales que se usan».

Cucurto resume en pocas palabras al objetivo de la editorial cartonera diciendo que de lo que se trata es de «popularizar el libro, que esté en todos lados».

Por su parte, Barilaro señala que el grupo aspira a que «siga expandiéndose la difusión por el resto de Latinoamérica, seguir publicando buen material, que continúe sobreviviendo, que ya es bastante». Y resume su sueño: «que esté el libro de bolsillo, el libro de tapa dura y que esté el libro cartonero totalmente aceptado».

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