Una empresa que “banca los trapos”

<span style="text-transform:uppercase">Con máquinas muy antiguas fabrican miles de kilos de paños especiales para la industria petrolera </span>

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Pablo Lupano

La primera impresión al ingresar al pequeño taller es que uno ha retrocedido en el tiempo. Antiguas máquinas textiles inglesas, italianas y belgas, más propias de la Revolución Industrial que de estos tiempos digitales, hacen su trabajo pacientemente. A simple vista nada parece tener que ver con la industria petrolera, sin embargo los paños de algodón que van tomando forma estarán destinados a la actividad económica más importante de la provincia.

Miles de estos trapos rejilla denominados stockinette, de 70 por 50 centímetros, se usarán luego para limpiar herramientas y maquinaria usada en la perforación de pozos. Tienen amplia capacidad de absorción para aceites, grasas y restos de hidrocarburos, y lo hacen sin dañar ni rallar equipos tan costosos y sofisticados.

La empresa que los produce –“Ezequiel”– se encuentra en el oeste de la ciudad de Neuquén y es la única en la provincia. Los compran las operadoras, pero sobre todo las empresas de servicios que trabajan en boca de pozo. Una empresa de mediano porte utiliza unos 500 kilos, cerca de 7.500 paños por mes, pero las compañías más grandes pueden triplicar la demanda.

El único componente importado para la producción de los trapos rejilla son las agujas de las máquinas, que son exclusivamente de producción alemana, además de un ínfimo porcentaje de hilos que se mezclan con el algodón. Sin embargo, el precio del insumo principal creció un 20% en poco tiempo.

Las máquinas necesitan entre 500 y 600 agujas cada una, de acuerdo con el tamaño, y como son tan antiguas no se consiguen repuestos. “Si algo se rompe, me tengo que dar maña yo mismo o convocar a un tornero para que reproduzca la pieza dañada”, comenta Ariel Virgil, propietario del emprendimiento.

La demanda de estos trapos va en aumento, en paralelo con el crecimiento de la actividad petrolera y Virgil ya tiene prevista una expansión de su empresa. “Nos vamos a mudar a un lugar más grande –dice entusiasmado– para aumentar la producción y porque estoy trabajando en un proyecto para ofrecer el servicio de lavado de los trapos para su reutilización, ya que es una exigencia ambiental que tienen las empresas”.

No ha necesitado de créditos hasta el momento. “Tampoco me sirven a las tasas que hoy se están cobrando”, asegura Virgil.

Las viejas máquinas provienen de europa. el único componente importado son las agujas. Los paños que elabora no rayan los equipos.


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