“Una fiesta de todos se convirtió, asquerosamente, en un acto de campaña”
Este 25 de mayo, como algunos miles de neuquinos más, me dirigí hacia el Oeste de la ciudad de Neuquén a festejar un nuevo aniversario de la patria. Al llegar tomé posición a unos 150 metros del palco y me dispuse a disfrutar de un desfile cívico-militar que prometía ser lindo, teniendo en cuenta que los locutores repetían incansablemente que demandaría más de tres horas y media. En principio me sorprendió que no hubiera discursos, aunque fuera unas palabritas para que los menos avispados tuvieran claro de qué se trataba la fiesta. Comenzó el desfile y entonces pude ver claramente que el mismo intendente no tenía claro que la fiesta era de la patria, de todos los argentinos que festejamos un año más de independencia, sin importar colores ni banderías políticas; y en esa confusión del intendente lo que era una fiesta de todos se convirtió, asquerosamente, en un acto de campaña. Desde mi ubicación no alcanzaba a ver el palco pero, según parece, no había autoridades provinciales ni nacionales, ya que los locutores sólo nombraban al intendente y las autoridades municipales. En la calle de desfile comenzó a transitar una larga fila de personas con carteles azules en los que sólo se leía Municipalidad de Neuquén y el logo del partido político del intendente le ganaba por varios cuerpos en visibilidad al Escudo de la ciudad en una actitud tan desvergonzada que uno de los chicos, seguramente por vergüenza propia o ajena, le recortó a su cartel el logo de NCN y dejó sólo el Escudo; una interminable fila de chicos con camisetas nuevitas con la inscripción del municipio, que lo lleva a uno a pensar cómo hacen para identificarse en una competencia si todos parecen pertenecer al mismo equipo. Decenas de banderas de Cultura municipal, que parece que sólo existe para los desfiles ya que en la práctica la Cultura en la ciudad no existe fuera del MNBA, Secretaría de Cultura que llega al colmo de presentar una carroza con unos supuestos integrantes que, en realidad, más parecían ser un grupo contratado para la ocasión. Curiosamente las murgas que el año pasado le ponían color al desfile este año no estaban; ¿tendrá algo que ver con que fueron estas murgas las que les hicieron un espacio en el desfile a los chicos que destaparon en dos ocasiones el anfiteatro? ¿Habrán recibido el castigo a su insolencia por parte del municipio? La presencia de tantos grupos evangélicos, ¿tiene que ver con que el primer candidato a concejal del intendente es de esa confesión religiosa? Porque antes nunca se les había dado tanto espacio en un desfile. Y al observar esa interminable columna evangélica me terminó de cerrar el súbito interés del intendente por realizar los festejos en los barrios del Oeste: tanto a él como a sus asesores no se les debe haber pasado por alto que en los barrios se encuentra la más alta concentración evangélica. O sea: jugó a tocar el corazón de la gente del barrio desde lo religioso así se ahorra el trabajo de explicarles por qué no ha llegado a ellos con cosas materiales o con cosas espirituales más tangibles como deporte, cultura, esparcimiento, contención de los chicos, etc. En los tiempos en los que yo iba a la escuela las fiestas de la patria se distinguían claramente de la fiesta de la ciudad; en esta última el municipio presentaba, con justicia, todo lo que estaba haciendo, pero en las primeras del desfile sólo formaban parte las escuelas primarias, secundarias, terciarias y las Fuerzas Armadas y de Seguridad. En este 25 de Mayo, tal vez por la cercanía de las elecciones a concejales, el intendente decidió tergiversar la fiesta y transformarla en su acto de lanzamiento de campaña. Aunque debería tomar nota de que los únicos que recibieron aplausos espontáneos de parte de la multitud fueron los integrantes de Estrellas Amarillas, que existen por la desidia del Estado y en la cual el municipio tiene parte de la responsabilidad, mientras que el aparato propagandístico del intendente desfilaba bajo la indiferencia y el aburrimiento de miles de personas que, en muchos casos, optaron por irse antes. Gabriel Flores, DNI 12.818.274 Neuquén
Gabriel Flores DNI 12.818.274 Neuquén
Este 25 de mayo, como algunos miles de neuquinos más, me dirigí hacia el Oeste de la ciudad de Neuquén a festejar un nuevo aniversario de la patria. Al llegar tomé posición a unos 150 metros del palco y me dispuse a disfrutar de un desfile cívico-militar que prometía ser lindo, teniendo en cuenta que los locutores repetían incansablemente que demandaría más de tres horas y media. En principio me sorprendió que no hubiera discursos, aunque fuera unas palabritas para que los menos avispados tuvieran claro de qué se trataba la fiesta. Comenzó el desfile y entonces pude ver claramente que el mismo intendente no tenía claro que la fiesta era de la patria, de todos los argentinos que festejamos un año más de independencia, sin importar colores ni banderías políticas; y en esa confusión del intendente lo que era una fiesta de todos se convirtió, asquerosamente, en un acto de campaña. Desde mi ubicación no alcanzaba a ver el palco pero, según parece, no había autoridades provinciales ni nacionales, ya que los locutores sólo nombraban al intendente y las autoridades municipales. En la calle de desfile comenzó a transitar una larga fila de personas con carteles azules en los que sólo se leía Municipalidad de Neuquén y el logo del partido político del intendente le ganaba por varios cuerpos en visibilidad al Escudo de la ciudad en una actitud tan desvergonzada que uno de los chicos, seguramente por vergüenza propia o ajena, le recortó a su cartel el logo de NCN y dejó sólo el Escudo; una interminable fila de chicos con camisetas nuevitas con la inscripción del municipio, que lo lleva a uno a pensar cómo hacen para identificarse en una competencia si todos parecen pertenecer al mismo equipo. Decenas de banderas de Cultura municipal, que parece que sólo existe para los desfiles ya que en la práctica la Cultura en la ciudad no existe fuera del MNBA, Secretaría de Cultura que llega al colmo de presentar una carroza con unos supuestos integrantes que, en realidad, más parecían ser un grupo contratado para la ocasión. Curiosamente las murgas que el año pasado le ponían color al desfile este año no estaban; ¿tendrá algo que ver con que fueron estas murgas las que les hicieron un espacio en el desfile a los chicos que destaparon en dos ocasiones el anfiteatro? ¿Habrán recibido el castigo a su insolencia por parte del municipio? La presencia de tantos grupos evangélicos, ¿tiene que ver con que el primer candidato a concejal del intendente es de esa confesión religiosa? Porque antes nunca se les había dado tanto espacio en un desfile. Y al observar esa interminable columna evangélica me terminó de cerrar el súbito interés del intendente por realizar los festejos en los barrios del Oeste: tanto a él como a sus asesores no se les debe haber pasado por alto que en los barrios se encuentra la más alta concentración evangélica. O sea: jugó a tocar el corazón de la gente del barrio desde lo religioso así se ahorra el trabajo de explicarles por qué no ha llegado a ellos con cosas materiales o con cosas espirituales más tangibles como deporte, cultura, esparcimiento, contención de los chicos, etc. En los tiempos en los que yo iba a la escuela las fiestas de la patria se distinguían claramente de la fiesta de la ciudad; en esta última el municipio presentaba, con justicia, todo lo que estaba haciendo, pero en las primeras del desfile sólo formaban parte las escuelas primarias, secundarias, terciarias y las Fuerzas Armadas y de Seguridad. En este 25 de Mayo, tal vez por la cercanía de las elecciones a concejales, el intendente decidió tergiversar la fiesta y transformarla en su acto de lanzamiento de campaña. Aunque debería tomar nota de que los únicos que recibieron aplausos espontáneos de parte de la multitud fueron los integrantes de Estrellas Amarillas, que existen por la desidia del Estado y en la cual el municipio tiene parte de la responsabilidad, mientras que el aparato propagandístico del intendente desfilaba bajo la indiferencia y el aburrimiento de miles de personas que, en muchos casos, optaron por irse antes. Gabriel Flores, DNI 12.818.274 Neuquén
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