Una muerte anunciada

Roca

Nunca hubiese querido tener la razón cuando hace más de dos largos años anuncié que, de seguir sin escuchar a los usuarios muy pronto nos íbamos a quedar sin colectivos urbanos.


Desgraciadamente nos hemos quedado sin medio de movilidad público, pero cuando cualquier negocio se mueve con soberbia, no se respetan normas, cuando uno se queja y no tiene eco, es difícil que algo tenga continuidad. Horarios que se cambiaban sin aviso previo, recorridos que no cumplían porque ese día se necesitaba un coche para cumplir otro recorrido…


Sólo una línea y de un solo barrio tenía en su recorrido parada en la terminal. Coches si tener la adaptación para discapacitados…


Esas son algunas de las tantas falencias que tenía esta empresa.
Siempre me pregunté: ¿dónde empieza y termina lo público y dónde y empieza el negocio? Porque si no se tiene eso en claro, pasa lo que pasó.
Hubo un llamado a licitación, ¿alguno de los que trabajó en preparar las condiciones usa este medio o consultó con los usuarios que lo usan?
He enunciado algunas de las muchas falencias que tenía este servicio.
Para terminar no quiero sugerir nada porque nunca escucharon, ¿por qué me van escuchar ahora?


Lo único que sé es que tres veces por semana tengo que ir a rehabilitación a Adanil. No tengo vehículo.
No tengo transporte y un taxi me sale más o menos 600 pesos por día. Hace ocho meses que espero la jubilación. A este paso tendré que seguir rengueando.

Osmar Ricardo Coronel
DNI 11.086.068


Formá parte de nuestra comunidad de lectores

Más de un siglo comprometidos con nuestra comunidad. Elegí la mejor información, análisis y entretenimiento, desde la Patagonia para todo el país.

Quiero mi suscripción

Comentarios