Una orquesta de señoritas

Mañana y pasado se presenta en la Sociedad Española de Roca el destacado grupo de tango "Las del Abasto".

BUENOS AIRES.- Son mujeres y saben de tango. Antes de presentarse mañana y pasado en Roca, dos de sus integrantes, Stella Díaz (voz) y Verónica Bellin (piano) conversaron en Buenos Aires con «Río Negro».

«Elegimos el tango porque es muy rico en todos sus aspectos, en su ritmo, armonía, melodías y letras. También es un género que habla del lugar donde nosotras vivimos. A mí, particularmente, me gusta Buenos Aires, me gusta vivir en ella. Soy hija de gallegos, pero no me iría; esas fobias que agarran a los que se van, no son para mí», dice Stella.

– Esta, justamente, no es época de auge para el tango.

– La dictadura ('76-'83) hizo todo tipo de estragos y en este terreno, también; toda la música era foránea o se cantaba «me gusta el mar, tengo alma de marinero…» Y un joven, masivamente, no escuchaba tango ni folclore. Después de ese período, que ambos empiecen a aflorar por todas partes me parece lo más lógico, saludable, que puede suceder. A mí, siempre me gustó el tango, desde que tenía cinco años y me llevaron a un programa a cantar; no sé si fue el primer motivador. Cuando adolescente, compraba discos de Eladia Blázquez, Susana Rinaldi y me encantaban. Ahora, si bien, me atraen varios, varias cantantes, no es mi intención imitar a nadie. Me gustan también Mercedes Simone, María Graña, Julio Sosa…

– Es un género difícil para las voces femeninas que debieron pagar un enorme derecho de piso.

– Bueno, pero más que con el tango, esa cuestión se relaciona con momentos diferentes para la mujer, en general. Antes estaba más oculta, ahora va ganando espacios y eso se refleja en el tango. Igual, sí, la mujer debe ocuparse de muchas otras cosas, en cambio el hombre puede dedicarse a una tarea, cantar, componer o lo que sea, más liberado. Lavar los platos, cambiar el nene, darle de comer, habitualmente, lo hace la mujer, y es tiempo que le quitamos a la composición, a vender el cedé, a promover la carrera… Nosotras, en el disco («De ida») que grabamos hace poquito, elegimos temas cantados que habla desde la mujer como «Atenti pebeta» y «Mama, yo quiero un novio». «Que sea milonguero, guapo y compadrón», le puede pasar a cualquiera (ríe). Si bien, el tango habla en términos que quizá hoy no usa una joven, se comprenden.»

– Pero, hoy no buscarías un guapo…

– ¡Claro que no!, pero sí lindo, como se entiende guapo en España. Pero, puede pasar que para su mal, alguna guste de un compadrón, milonguero, que vive de garufa.»

Stella (Buenos Aires 68), integró el Coro Nacional de Jóvenes desde 1985 y durante varios años; fue finalista del Pre-Cosquín 1999 y en dos oportunidades del Certamen «Hugo del Carril». Egresó de la Escuela de Música Popular de Avellaneda (EMPA) en el 99, donde, a la vez, cursó la carrera de cantante especializada en Tango. Estudió además en los Conservatorios Nacional Carlos López Buchardo y Municipal Manuel de Falla. «El tango es un lenguaje con el que me entiendo bien. Las cosas se fueron dando, no lo descubrí en un curso o al pasar por una escuela; claro que la mayoría de nosotras estudiamos en la EMPA. El clic fue encontrar gente a la que le gusta hacer lo mismo. Si en el secundario invitaba a alguna compañera a ver a (Horacio) Salgan, me sacaba corriendo.»

– Salgan fue maestro allí, como Mederos, Rodolfo Binelli…

– La EMPA es una gloria. En mucho grupos de treinta y pico que están sonando bien hoy, algún integrante salió de Avellaneda. En el Festival Nacional de La Falda, éramos un pilón entre maestros-docentes y alumnos.

Verónica Bellini, pianista y compositora, egresó de las Escuelas Nacional de Música y Popular de Avellaneda, donde fue alumna de Beba Pugliese. Simultáneamente estudió piano y armonía con Horacio Moscovichi y Juan «Pollo» Raffo; hoy cursa Musicoterapia en la UBA. Integró el sexteto del vibrafonista Héctor Sánchez, el grupo de fusión El Sátiro y las formaciones tangueras Veneno Porteño y La Revancha, con la que también toca actualmente. «Los tangos surgen cuando se me ocurre algo que, me parece, no está dicho y me gustaría que se escuche. «Solterona» dice que la soltería es algo bastante más divertido de lo que pinta «pobre solterona, ha quedado». Yo doy otra versión. Las cosas han cambiado y sentí que en el tango no estaban expresadas. «Tu cuarto de hora», es la respuesta a la típica historia del hombre que cuando ella lo deja, reconoce lo que perdió y llora después de no haberla tenido en cuenta; en mi obra, ella dice que «pasó tu cuarto de hora, te banqué y ahora, olvidate». Las letras siempre hablaron desde el lado del varón y en otra realidad. Históricamente, el hombre tuvo la palabra por décadas, y hoy existe la posibilidad de mostrar la otra campana. Por una cuestión natural, somos mujeres, y no podemos hablar desde otro lugar que no sea ese, sin oponernos ni armar guerras de sexos», explica.

– ¿Cómo es el lunfardo de tus letras?

– El que me sale… Un poco de antes, un poco de ahora. Yo escucho mucho tango e inevitablemente se me escapan palabras con gente que no es del palo y se quedan mirándome, sin comprender (ríe). Tengo el lunfardo muy internalizado y uso expresiones que ya no se dicen; y, a la vez utilizo el actual… Resulta una convivencia de todas las épocas posibles.

Integrado por Mercedes Musso en clarinete, la pianista Verónica Bellini, Paula Liffschitz en bandoneón, la voz de Stella Díaz, Cristina Feisal Ojeda en contrabajo, la guitarrista y arregladora María Laura Santomil, y Valeria Matsuda en violín, el grupo ha pasado por escenarios del XXII Festival Nacional del Tango, junto a Osvaldo Piro y la Orquesta de Música Ciudadana de Córdoba, Adriana Varela, Roberto Mederos y Orquesta, Amelita Baltar, Rubén Juárez, Tangroove, El Arranque, María Garay, Juanjo Domínguez Cuarteto, Raúl Garello, Mariano Mores y su gran Orquesta; del XVI Festival Internacional de Tango de Granada, en marzo del año pasado, la misma noche que el Daniel Suárez Paz Quinteto, La Varela, Juárez, y la Orquesta de Tango de Buenos Aires con Garello y Carlos García. León Gieco las convocó para su espectáculo «Planeta de mujeres».

Las Del Abasto se presentaron también en Madrid junto al Ballet Argentino, en Jerez de la Frontera y en el Iº Festival Internacional de Tango de Almería; en los Estudios Universal de Florida; durante el V Festival de Tango de BA; en el CC Recoleta, Club del Vino, La Trastienda, Academia Nacional del Tango, Café Tortoni, CC San Martín, Notorious, el Hospital Borda, el Trabún en San Martín de los Andes; y en las milongas del Torquato Tasso, Grisel y El Viejo Correo.

Eduardo Rouillet

Las otras cinco

Mercedes Musso (Buenos Aires '73), clarinete. Aprendió canto y flauta dulce en el Collegium Musicum, y guitarra clásica en el Conservatorio Provincial Juan José Castro. Durante seis años cursó la carrera de instrumentista en la Guitarrística Graciela Pomponio.

En el '93 comenzó a estudiar clarinete con Eduardo Prado. Cuatro años después ingresó a la EMPA. Sus maestros son Gustavo Hunt, Hugo Romero y Oscar Tissera.

La contrabajista Cristina Feisal Ojeda (Buenos Aires '72), comenzó a estudiar piano a los cinco años en la Escuela Julián Aguirre, hasta los doce, cuando ingresó a la Esnaola. Posteriormente pasó al Conservatorio Nacional para realizar las carreras de canto e instrumentista su actual instrumento; a la par, cursó en la EMPA. Actualmente es alumna de Carlos Vega, miembro de la Orquesta Estable del Teatro Colón.

Paula Liffschitz, bandoneón, egresó del Conservatorio de Música de Morón, donde hoy es docente. Integra el trío Tangomaría y el dúo Amatango, con quien graba un compacto nominado para el ACE 1993. Como bandoneonista representa al país en los Juegos Panamericanos Canadá 99 y en el Festival de Tango París 2001. Estudia flauta con Raúl del Castillo y Jorge de la Vega, bandoneón con Julio Pane. Se perfecciona en música de cámara, entre otros, con Mónica Cosachov y Ljerco Spiller.

Valeria Matsuda (Buenos Aires '79), comenzó a estudiar con Sebastián Cambón; en 1999, egresó como profesora de violín del Conservatorio Nacional, cuya orquesta también integró. Del '95 al '97 fue concertino y solista, dirigida por Mario Benzecry. Desde 1998 integra las orquestas Académica del Teatro Colón y Juvenil del Congreso de la Nación.

La guitarrista y arregladora María Laura Santomil (Buenos Aires '76), comenzó a estudiar guitarra clásica en 1992; al poco tiempo ingresó en la carrera de Magisterio del Instituto de Música de Avellaneda.

En el '94 entró a la EMPA, donde se educó en Folklore, Jazz y Tango con Aníbal Arias, Rubén Ruiz, Osvaldo Burucuá, Rodolfo Alchourrón y Angel Palacios, y egresó como Instrumentista. Hoy es profesora de música en el Jardín 3 de Avellaneda y en la EGB Cooperativa de Isla Maciel. (ER)


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