Al corazón del Glaciar Perito Moreno el paseo que te lleva a sentir que el hielo late a tus pies
El Calafate brilla bajo el sol de la primavera y el verano, invita a caminar sobre el glaciar Perito Moreno y a descubrir experiencias para todos los gustos.

En El Calafate, el hielo no es sinónimo de invierno, también brilla en verano, cuando el sol se refleja sobre las aristas azules del glaciar Perito Moreno y el silencio del Parque Nacional Los Glaciares se quiebra apenas por el crujido del hielo o el murmullo de los turistas fascinados.
Lucía Schiavoni lo sabe bien. En medio de un stand gigante de la Feria Internacional de Turismo (FIT) la pantalla mostraba imágenes hermosas, mientras la gente se sacaba fotos. Lucía es la voz detrás de Hielo y Aventura, la empresa que desde hace 35 años invita a poner los pies, y la emoción, sobre uno de los glaciares más imponentes del planeta.

“Ahora se viene la mejor temporada para venir”, decía, entusiasmada. “La primavera en El Calafate es maravillosa. Todo el año es lindo, pero la primavera y el verano son los mejores meses”. Y no lo decía como una frase de promoción, su entusiasmo sonaba auténtico.
Hielo y Aventura es la concesionaria del Parque Nacional Los Glaciares y creadora de una experiencia única: las caminatas sobre el glaciar Perito Moreno. De esa primera idea, osada y poética a la vez, nacieron excursiones emblemáticas que hoy son casi un ritual para quienes llegan a la Patagonia austral.

“Tenemos el mini trekking, que es una caminata corta con crampones sobre el glaciar. Incluye la navegación, la caminata por el bosque andino patagónico, el recorrido sobre el hielo y, claro, el clásico brindis con whisky frente al azul”, cuenta Lucía, con ese tono de quien narra algo que vio mil veces, pero sigue maravillándola.
Para los más aventureros existe el Big Ice, una experiencia más exigente. “Es una caminata larga, de unas 12 horas, que combina navegación, bosque, morena y hielo. Se caminan tres horas sobre el glaciar. Es de dificultad alta, ideal para gente activa. Ninguna de nuestras actividades es para personas sedentarias”, aclara con una sonrisa.

Entre ambas, hay un punto intermedio, el mini trekking 2, que permite explorar otra zona del glaciar, con cascadas y formaciones diferentes. “Es un recorrido más ligero, explica, de unos cinco kilómetros que se caminan en una hora y media. Es muy lindo, porque muestra otra cara del hielo».
Abajo del glaciar
No todo en Calafate requiere crampones. Para quienes prefieren contemplar antes que caminar, existe el Safari Azul, una navegación con desembarco en la costa del lago Argentino. “Se llega hasta tocar el glaciar con las manos. Es ideal para quienes vienen con niños o personas mayores. Es otra forma de conectarse con el hielo, sin necesidad de subirlo”, detalla. Y si la idea es disfrutar sin moverse demasiado, el Safari Náutico ofrece una hora de navegación contemplativa frente al glaciar. “Es accesible para todos y el complemento ideal para quienes visitan las pasarelas del Parque Nacional”, resume.
Lucía asegura que El Calafate es un destino para todos los públicos y para todos los bolsillos. “Hay hotelería de altísima calidad, pero también opciones accesibles. Es un destino muy completo, con estancias, 4×4, kayak, cuevas con arte rupestre, de todo. Cada año hay más cosas para hacer”.

El tema del clima, dice, es parte de la experiencia. “En Calafate puede pasar que tengas los cuatro climas en un solo día. Por eso siempre recomendamos vestirse como una cebolla, de menos a más. Musculosa, remera, ropa térmica, polar, campera de viento y campera de abrigo. Lo mismo abajo, pantalón impermeable y botas de trekking. Se camina mucho”.
Los días de suerte traen 20 o 22 grados, que para los calafateños son puro verano. “Ahí nos vas a ver todos en musculosa”, ríe. Pero el paisaje, aún fresco, se transforma, el hielo brilla distinto, los días son más largos y el sol regala postales imposibles.
En materia de conectividad, Lucía detalla que la ciudad está cada vez mejor conectada, vuelos directos desde Buenos Aires, Córdoba, Rosario, Bariloche, San Pablo y Santiago de Chile, además de la conexión con Ushuaia. “Algunos son estacionales, pero en temporada alta están todos. Es un destino que se sigue expandiendo”, asegura.

Como cierre, casi sin querer, deja una frase que resume todo lo que El Calafate despierta, “hay algo que pasa cuando caminás sobre el hielo. Es una mezcla de respeto, de emoción y de alegría. No importa si vas por primera vez o por décima. Siempre es como si fuera la primera”.
Los tres locos del hielo
La historia de Hielo y Aventura comenzó hace 35 años, impulsada por tres amigos que, según Lucía, “son unos locos hermosos”. Se llaman Juan Pablo Nicola, Luciano Pera y Alejandro Álvarez, y fueron los primeros en el mundo en llevar turistas a caminar sobre un glaciar. “Fue una idea de locos, pero funcionó. En 1989 recibieron a los primeros turistas. Hoy en día hay caminatas sobre glaciares en otras partes del mundo, como el glaciar San Josef, en Nueva Zelanda, pero ellos empezaron un año antes”, recuerda Lucía con orgullo.

El tiempo pasó, el destino creció, junto con la llegada del aeropuerto internacional y el auge del turismo, pero la esencia se mantuvo. “Es una empresa de amigos que nació con una idea simple y se convirtió en algo enorme. Hoy somos 240 empleados, todos enamorados de la naturaleza y del lugar donde trabajamos”.
Año Internacional de la Conservación de Glaciares
Este 2025, además, tiene un significado especial. La ONU declaró el Año Internacional de la Conservación de Glaciares, y Hielo y Aventura se sumó con compromiso concreto: “Nos alineamos con las metas de ONU, sobre todo con la educación ambiental”.
En la base, todo está pensado para minimizar el impacto: planta de tratamiento de aguas grises, paneles solares, molinos eólicos y pasarelas de madera que protegen el suelo del bosque andino. “Hacemos muchas acciones para cuidar este entorno tan maravilloso que nos toca proteger. Es nuestra casa”, dice Lucía.


En El Calafate, el hielo no es sinónimo de invierno, también brilla en verano, cuando el sol se refleja sobre las aristas azules del glaciar Perito Moreno y el silencio del Parque Nacional Los Glaciares se quiebra apenas por el crujido del hielo o el murmullo de los turistas fascinados.
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