La Isla 92 de Choele Choel: así es el mágico lugar que sorprendió a Migue Granados y al equipo de Olga

Durante un segmento del programa “Soñé que volaba”, del canal de streaming Olga, un comerciante fue elegido para compartir los atractivos turísticos del Valle Medio y este lugar fue el elegido.

La magia de la Isla 92 en Choele Choel: un destino para toda la familia.

El camino de ripio se abre paso entre los sauces y los álamos que custodian la entrada. A lo lejos, el murmullo del agua empieza a ganar terreno. La Isla 92 no necesita demasiado para enamorar: le alcanza con ser ella misma. Ayer desde el programa “Soñé que volaba”, que se transmite por streaming Olga y es conducido por Migue Granados junto a Lucas Friedman, Evitta Luna, Marti Benza y Pedro Alfonso fue halagada por su belleza cuando llamaron a Mariano un kiosquero de la ciudad que contó como era Choele Choel.

Como parte de un segmento habitual en el que llaman a comerciantes de distintos puntos del país, el equipo se comunicó esta vez con Mariano. Durante la charla el comerciante tuvo la oportunidad de contar a qué se dedica, describir su negocio, y destacar los principales atractivos turísticos de la zona, especialmente la Isla 92. Con orgullo local, habló del río Negro, los paisajes rurales, las actividades al aire libre y la calidez de la comunidad choelense. Mientras lo hacía, los conductores veían fotos de la isla y se sorprendían con su belleza.

La Isla 92 es un rincón donde el paisaje manda y el reloj parece ceder ante el ritmo sereno de la corriente. La playa de piedras, tibia bajo el sol patagónico, se extiende como un anfiteatro natural. Arriba, una barranca verde, de césped prolijo, arma la postal perfecta: un lugar para sentarse a mirar sin apuro, para escuchar el ruido del río sin distracciones.

En el corazón del Valle Medio del río Negro, la Isla 92 emerge como un paraíso natural.

Para los que no puedan viajar muy lejos el feriado largo, este puede ser un gran destino. Damiana Rocchetti, directora de Turismo de Choele Choel contó que para Semana Santa va a haber avistajes de aves en la zona de bardas y turismo de aventura en la Isla (cabalgatas, tirolesa, etc). Además de las propuestas gastronómica en el polo gastronómico. Y no descartan sumar alguna actividad deportiva.

Los senderos que recorren la isla, invitan a caminar despacio. Cada paso es distinto: un canto de teros al fondo, la silueta elegante de una garza en vuelo, el salto inesperado de una bandurria que se pierde entre los juncos. Todo es pequeño y grandioso a la vez.

Pero la Isla 92 no es sólo contemplación. Es también movimiento, juego. Los que llegan con ganas de deporte encuentran aquí su propio escenario: una pista de atletismo abierta al cielo, canchas de fútbol, y siempre se puede armar una cancha de tejo donde la partida puede durar toda la tarde.

Y claro, está el río, siempre listo para quienes buscan una cuota de adrenalina. Las tablas de SUP acuático cortan la superficie, los kayaks dibujan su propio camino.

Para quienes prefieren quedarse un poco más —porque cuesta irse—, la isla ofrece un camping cuidado hasta en los detalles. Espacios para carpas, motorhome y casas rodantes, parrillas listas para un asado al atardecer, sanitarios limpios, sombra generosa bajo árboles antiguos y el sonido omnipresente del agua.

En la temporada de verano, hay guardavidas que vigilan el balneario y una administración atenta a cualquier consulta o necesidad. Y si por esas cosas del destino no hay nadie a la vista, basta un llamado al 294516073 para resolver cualquier duda o reservar un espacio.

El lugar tiene además un sistema de seguridad integral y un estacionamiento amplio, cerca del acceso principal, pensado para que las familias disfruten sin preocupaciones.

Pero Isla 92 también sabe de encuentros. Cuando cae el sol y el cielo se tiñe de naranja, la vida se traslada a los carritos gastronómicos que se alinean sobre calle Storni. Hamburguesas, papas, cervezas artesanales, helados. Todo servido bajo un cielo abierto y con música en vivo los fines de semana.

Los domingos, casi como un ritual, una feria de productores locales pinta el ingreso a la isla con colores y aromas: frutas, verduras recién cosechadas, flores, pan casero, dulces y conservas. Un mercado en el que también hay un espacio para que los chicos jueguen en contacto con la naturaleza.


Cómo llegar


La Isla 92 está justo en el cruce de las rutas nacionales Nº 22 y 250, a 225 kilómetros de Neuquén —un viaje de tres horas— y a 975 kilómetros de Buenos Aires. Es ese tipo de lugares quedan grabados en la memoria de quienes se animan a perderse un rato en su paisaje.


Tarifas del camping


Uso de Fogones: Residentes: $2.900 No residentes: $5.900

Carpa: $3.900 residentes / $5.900 no residentes

Casilla: $7.800 residentes / $11.700 no residentes

Motorhome: $14.600