Woody Allen en el “Borges”

Los muchos rostros de un director imprescindible y controversial. Por Oscar Smoljan

APUNTES DE LA CULTURA

El artista plástico Hugo Echarri presenta en el Centro Cultural Borges su muestra titulada Queremos tanto a Woody, dedicada al cineasta Woody Allen, su vida, sus películas, sus influencias, su pasión por el jazz y también sus controvertidas relaciones personales.

En plena polémica por denuncias de su hija adoptiva y cuando el mundo del cine no se cansa de rendirle homenajes, la figura de Allen aparece en esta muestra multiplicada en sus diversos rostros y facetas, armoniosa e inteligentemente presentados por las curadoras Diana Saiegh y Virginia Fabri.

Queremos tanto a Woody –una clara alusión al recordado cuento de Cortázar Queremos tanto a Glenda- consta de más de cincuenta obras de gran tamaño, además de diapositivas, dibujos en movimiento, proyecciones de cortos realizados con fotogramas de sus películas y retratos del director cinematográfico, todo acompañado por una oportuna banda sonora especialmente compuesta para la muestra por el propio Echarri.

Las pinturas son en su mayor parte de gran porte y abundan los colores brillantes e intensos, puestos en función de narrar aspectos de la vida del cineasta, incluyendo su conflictiva relación con su ex esposa, la actriz Mia Farrow, la cual queda expuesta a través de una original pintura sobre acrílico transparente que permite ver la imagen desde ambos lados.

Echarri aborda también en sus pinturas las influencias que pesaron sobre la obra de Allen, desde Sigmund Freud a Groucho Marx, y hasta se permite ciertas licencias cuando hace interactuar al inefable Woody con personajes tan dispares como el poeta César Vallejo o el Gauchito Gil.

Echarri, que además es juez, músico y escritor, afirma que sus obras “son simplemente un tributo y un reconocimiento a un artista lúcido del tiempo y la sociedad que me toca vivir. Si algo caracteriza a nuestras sociedades y al cine de Allen es el individuo sumergido en sus obsesiones y su inestabilidad emocional, producto de factores políticos, sociales y económicos”.

Por su parte, Saiegh sostiene que “hay algo lúdico, con una notable carga de humor, en cada una de estas piezas, que invita a contemplarlas en continuado, una y varias veces, para disfrutar este enfoque que mezcla escenas, personajes y situaciones con total libertad y creatividad”.

Echarri, quien el año pasado expuso en este mismo centro cultural una muestra sobre el Gauchito Gil, se formó con maestros como Helios Gagliardi, Bernardo di Bruno y René Pietrantonio aunque se define como “un artista autodidacta que abreva en los viejos y nuevos maestros del dibujo y la pintura”.

Cuando tiene que opinar sobre la situación legal de Allen, en relación a las denuncias de abuso sexual de su hija adoptiva, el juez Echarri sentencia: “el hecho desde el punto de vista judicial no está probado, lo que sí está probado es su obra”.

Oscar Smoljan

Director

Museo Nacional de Bellas Artes Neuquén


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