Inversiones: ladrillos, una cuestión cultural

La inversión inmobiliaria hace tiempo dejó de ser rentable. Pese a ello, muchos siguen apostando a la construcción a la hora de colocar fondos. Influyen la tradición, el desconocimiento y el rechazo al riesgo que implica la inversión financiera.

“Invertir es un arte, no una ciencia. Las personas que tienden a cuantificar todo rígidamente están es desventaja”, explica el prestigios empresario y asesor financiero norteamericano Peter Lynch.

La premisa es sustancialmente valiosa en un contexto macroeconómico difícil como el que atraviesa Argentina. En momentos de alta incertidumbre, ¿es mejor seguir a la manada o ir en contra de la corriente? ¿Es preferible ser conservador o apostar al riesgo? ¿Ladrillos o papeles financieros? Para quienes tienen raíces en los inmigrantes de principios de siglo XX, invertir en ladrillos es algo así como un mandato cultural. Sin embargo, hay una serie de factores a tener muy en cuenta antes de colocar los fondos. Aquí, un escueto resumen.

La primera advertencia para quien tiene entre manos una inversión potencial es conocer su propio perfil. Está claro que invertir en el sector financiero requiere una alta dosis de adrenalina, información inmediata y capacidad extrema para torcer el rumbo en tiempo real de acuerdo a la coyuntura del mercado. Por el contrario, la inversión en una propiedad con el objetivo de obtener una renta es un negocio mucho más conservador, que implica paciencia y aplomo.

Un segundo aspecto a considerar es la liquidez de la inversión. Se trata de la capacidad de la inversión para convertirse en dinero. Cuanto más fácil es desprenderse de la inversión y convertirla en dinero, se dice que la misma es más líquida. En general, la mayoría de las inversiones en el sector financiero son altamente líquidas. Desprenderse de ellas y contar con el efectivo en la cuenta bancaria puede tardar apenas minutos. En cambio, vender una casa o un departamento puede ser bastante más dificultoso, requiere pericia, buscar adecuadamente al comprador y una serie de trámites una vez concretada la operación.

El tercer elemento a considerar es el riesgo. La volatilidad es lo que caracteriza al mundo de las finanzas. Una acción que hoy presenta una excelente performance puede rápidamente entrar en una senda negativa a raíz de decisiones tomadas por la propia empresa, o influenciada por noticias relacionadas al sector en que la empresa se desempeña. Los ladrillos en cambio representan un riesgo escaso. Salvo una catástrofe natural que afecte la inversión (inundación, terremoto), cuya probabilidad de ocurrencia es verdaderamente baja, son pocos los factores que pueden alterar la estabilidad de la inversión, y en general quien adquiere una propiedad puede mantener la misma por años.

Existe un cuarto factor, y es el rendimiento. Se trata del retorno o premio que obtiene quien decide colocar determinado monto. En general se mide de forma anual, lo que permite comparar el rendimiento de distintas opciones de inversión.

Tomar una decisión adecuada es analizar en detalle cada uno de estos aspectos. Es precisamente una combinación de estos elementos, la que hoy lleva a muchos inversores a inclinarse por un instrumento más líquido y rentable, como un bono o una acción, en detrimento de una herramienta más estanca y de la cual es mucho más difícil salir como una casa o departamento para alquiler. La rentabilidad es determinante.

Un reciente informe del sitio especializado Reporte Inmobiliario especifica que el retorno por una inversión en inmuebles es hoy menor a la que muestra el bono del Tesoro de los Estados Unidos, el cual es considerado a nivel global como el activo financiero más seguro de la tierra. Es decir que un inversor podría mudarse de una posición en inmuebles a una en activos financieros, sin dejar de ser conservador ni resignar su aversión al riesgo. El estudio especifica que, mientras el premio que ofrece el bono es de 2,52%, la rentabilidad de un departamento para alquiler en Argentina es en promedio de 2,5%. Agrega además que el retorno de una inversión inmobiliaria es el más bajo de los últimos 10 años. Con una rentabilidad virtualmente igual, riesgo similar y una liquidez muy superior, el activo financiero luce especialmente atractivo, no tanto para quien ya esta posicionado, sino para quien está analizando una nueva colocación.

A ello hay que sumar la incertidumbre que aporta la economía a nivel interno. Los costos en pesos de la construcción han subido notablemente durante los últimos años, pero los precios de mercado suelen no convalidar luego en el precio del alquiler dichos aumentos en los costos. El inversor encuentra entonces que sube el costo inicial de la inversión, y que recuperar la misma llevará más tiempo que el esperado.

Un elemento adicional lo conforman las dificultades propias del tipo de inversión. Mientras que la inversión financiera no representa demasiado trabajo, más que el seguimiento pormenorizado de la performance de los activos en el mercado, el alquiler de un inmueble requiere el trato permanente con personas, el riesgo de incobrabilidad del alquiler y los gastos de mantenimiento, reparación y mejoras que la propiedad requiera a medida que pasa el tiempo.

La coyuntura muestra una fuerte baja de la construcción a nivel nacional durante los últimos 15 meses, y no es casualidad. Pese a ello, para el inversor tradicional, hijo o nieto de inmigrantes, de fuerte aversión al riesgo, el ladrillo sigue siendo el refugio ideal. Como dijo la abuela: “Los ladrillos se pueden ver, tocar, y siempre estarán allí”.

Datos

La construcción sigue siendo un refugio seguro y previsible para los inversores de perfil conservador que cuentan con espalda financiera y no tienen apuro por una alta rentabilidad.

Datos

La rentabilidad promedio anual de un departamento en alquiler en Argentina. Una inversión financiera segura da 2,52%.
2,5%
El tipo de cambio oficial, parámetro de referencia para el valor de las propiedades.
$ 15,90
La construcción sigue siendo un refugio seguro y previsible para los inversores de perfil conservador que cuentan con espalda financiera y no tienen apuro por una alta rentabilidad.

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