“El círculo íntimo”

La jefatura de gabinete le está preparando a Elisa Carrió un “libro blanco” sobre la gestión del gobierno. Fue a pedido de la candidata porteña, “fundadora de Cambiemos”, como acostumbra llamarse, para su uso como herramienta de campaña. ¿Una Lilita domesticada? Nadie se ilusiona con eso, pero Carrió tiene activos sus escasos mecanismos de represión: el jueves en una recorrida de campaña, dijo que el presidente Macri quiere que haya castigo para los casos de corrupción “aunque caigan algunos de su círculo íntimo”. ¿Quiénes?

La ley que castiga la corrupción empresaria, tal como la había pensado el gobierno, naufragó en la sesión de Diputados del miércoles y es improbable que el Senado la rescate. En la Cámara alta anticipan cambios: cualquiera habría desaconsejado su redacción sobre tablas, es decir, en el recinto, como casi ocurrió por las múltiples modificaciones que impuso en Diputados la oposición del Frente Renovador para darle media sanción. Pero la figura del “colaborador eficaz” que proponía el gobierno para negociar con las empresas que pagaron sobornos –la brasileña Odebrecht– fue a parar al tacho. De las conclusiones que pueden extraerse del tratamiento de la ley, la que más importa: a un año y medio del cambio de gobierno, la clase política argentina podrá despojarse de todos los fueros que quiera, pero sigue sin llegar al acuerdo fundamental sobre qué hacer con la corrupción. A diferencia de Brasil, la justicia argentina está esperando que la política decida qué quiere para alguna vez actuar.

La amenaza de la cárcel doblega voluntades. El entramado del escándalo Lava Jato fue reconstruido en Brasil a partir de un acuerdo de delación con los principales imputados, políticos y empresarios. La aquí llamada “colaboración eficaz”. Nada de esto ocurriría, sin embargo, sin una acción decidida de jueces y fiscales. El Poder Judicial brasileño ejerce su autonomía, tanto en relación al poder político como al poder económico. Hitos modernos de ese país lo han permitido: atribuciones delegadas a la justicia por la reforma constitucional de 1988 y sus enmiendas; el proceso de impeachment al presidente Collor de Mello en 1992, profundas reformas de Fernando Henrique Cardoso, en la segunda mitad de los 90, entre otros. Los especialistas dicen que las herramientas que dan autonomía a la justicia brasileña no varían demasiado de los que dispone la justicia argentina. Pero es un hecho que la de allá funciona como árbitro imparcial en cuestiones vinculadas a los otros dos poderes y entre el gobierno y la oposición. A diferencia de otras justicias también independientes de la región -la de Chile o Colombia– la brasileña ganó un fuerte protagonismo en el espacio público. Desmesurado en algunos casos, incluso político. Pero efectivo.

Tal vez sea como dicen los radicales cuando hablan de su rol en el gobierno de Cambiemos: la política no le ha traído demasiados problemas a Macri; los problemas provienen de los privados. La sentencia puede ser aplicada también a la economía. La ronda de negociaciones con Odebrecht para conocer los nombres de la corrupción, en la que había avanzado la Procuración del Tesoro –los abogados del gobierno– y el Ministerio de Justicia había quedado en un limbo aún antes de la discusión de la ley. La empresa brasileña salió de escena en el soterramiento del Sarmiento (también el primo del presidente, Angelo Calcaterra). Y esta semana el gobierno la excluyó de todas las licitaciones de obra pública por el plazo de un año.

Mientras sus pares discutían sobre los fueros y su expulsión de la Cámara, el diputado Julio De Vido cerró la semana con buenas noticias: el juez Luis Rodríguez desestimó el pedido de indagatoria y detención en su contra en una causa por la administración fraudulenta de contratos en el yacimiento de Río Turbio. Con decenas de denuncias en la justicia, el arquitecto y ornitólogo compite con Cristina Kirchner en capacidad de resiliencia: durante una larga exposición reivindicativa, ayer reconoció haber ejecutado u$s 107 mil millones en obras como ministro de Planificación de los gobiernos Kirchner. Lo hizo en un diálogo con “Radio Rebelde”. Un canto a la pluralidad de voces.

¿Por qué Theresa May levantó la bilateral con Macri en Hamburgo? Londres nunca confirmó el encuentro, dicen en la embajada. Después de un contacto, el único, en Nueva York, en septiembre, Macri dijo que la próxima vez se hablaría de soberanía en Malvinas. May encarna un gobierno muy débil y aún no ha construido un lazo de confianza con el macrismo. Un tropiezo del canciller Jorge Faurie.

Hay otras preocupaciones en el gobierno. La única variable que no fue alcanzada por el programa gradualista es el tipo de cambio. Economistas de todo signo coincidieron en que la decisión del Central de no intervenir, aunque mejora la competitividad de la economía, tendrá un traslado a los precios. El aumento de hasta un 7,2 por ciento en los combustibles, una corrección trimestral esperada, ya absorbió la suba del dólar (duplicó el incremento previsto) y promete un impacto en el índice de inflación de julio, estimado del 2 por ciento. Sí: se conocerá en la semana de las PASO del 13 de agosto.

La clase política podrá despojarse de todos los fueros que quiera, pero sigue sin llegar al acuerdo fundamental sobre qué hacer con la corrupción.

Con decenas de denuncias en la Justicia, el arquitecto y ornitólogo Julio De Vido compite con Cristina Kirchner en capacidad de resiliencia.

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La clase política podrá despojarse de todos los fueros que quiera, pero sigue sin llegar al acuerdo fundamental sobre qué hacer con la corrupción.
Con decenas de denuncias en la Justicia, el arquitecto y ornitólogo Julio De Vido compite con Cristina Kirchner en capacidad de resiliencia.

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