Los problemas del papa en Chile

La férrea defensa que hizo el papa Francisco del obispo chileno Juan Barros, acusado de encubrir a un sacerdote condenado por abusos sexuales contra menores, se convirtió en uno de los temas centrales de la gira del pontífice a Chile.

“El día que me traigan una prueba contra el obispo Barros, ahí voy a hablar. No hay una sola prueba en contra, todo es calumnia”, zanjó el pontífice cuando le consultaron hoy en Iquique sobre el tema, que se convirtió en un foco de duras críticas durante su gira.

Esta no es la primera defensa del pontífice a Barros. En octubre de 2015 comentó que la comunidad católica de Osorno, de donde éste es obispo, “sufre por tonta porque no abre su corazón a lo que Dios dice y se deja llevar por las macanas [tonteras] que dice toda esa gente”.

Además agregó que las acusaciones contra el prelado fueron “armadas” por los “zurdos” (izquierdistas).

El sacerdote ha participado en varias de las actividades del papa Francisco, una situación que él mismo considera como un espaldarazo del jefe de la Iglesia católica.

“El Santo Padre ha sido siempre conmigo muy cariñoso, muy apoyador, y eso a uno, como hijo de la Iglesia, como sacerdote y obispo, lo alegra, lo fortalece”, declaró Barros cuando arreciaban por estos días las críticas hacia su persona.

Actualmente Barros es el obispo de la diócesis de Osorno, una ciudad ubicada a pocos más de 900 kilómetros al sur de Santiago, que hace unos tres años vio interrumpida su tranquilidad con la llegada del sacerdote, designado en el cargo por el propio Francisco.

El rechazo de la comunidad se hizo sentir de inmediato con masivas manifestaciones en las que la policía incluso debió intervenir en algunas ocasiones para calmar los ánimos.

La resistencia a su persona tiene que ver con sus vínculos con el sacerdote Fernando Karadima, a quien la Santa Sede responsabilizó de abuso sexual contra menores, sentenciándolo a un retiro de por vida de sus funciones.

Víctimas del expárroco de la iglesia El Bosque describen con detalles que Barros presenciaba los abusos de Karadima.

“Él [Barros] estaba presente –perdón si soy crudo– cuando Karadima me tocaba los genitales, cuando me hacía darle besos y hacía eso con otros. Y Juan estaba parado ahí, cuando él también se abrazaba y besaba con Karadima, y lo veíamos varios”, declaró Juan Carlos Cruz, una de las víctimas de los abusos.

De profesión periodista, Cruz rechazó hoy las declaraciones del papa de que faltan pruebas: “Como si uno hubiese podido sacarse una selfie o foto mientras Karadima me abusaba a mí u otros, con Juan Barros parado al lado viéndolo todo”, ironizó.

Uno de los voceros de los laicos de Osorno, Juan Carlos Clavet, dijo que la decisión de Jorge Mario Bergoglio “demuestra una indolencia y una falta de tino”, en declaraciones que recoge el diario “La Tercera”.

“No nos sorprende. Mantiene el status quo. Queda demostrado que la presencia de Barros en las misas no era una obstinación, sino una mera voluntad del papa”, agregó.

En tanto, el expresidente socialdemócrata Ricardo Lagos (2000-2006) dijo que la presencia de Barros “ha opacado un poco la visita”.

Así, no es casualidad entonces que Chile, con un 36%, sea el país que menos confía en la Iglesia católica en América Latina, de acuerdo a una reciente encuesta de Latinobarómetro. Además, reveló que es también la nación que menos valora al pontífice.

“El grave error de la Iglesia católica en el caso Karadima no fue la existencia del caso en sí, que no lo podía evitar porque había sucedido, sino la manera en que reaccionó”, declaró la directora ejecutiva de Latinobarómetro, la socióloga Marta Lagos.

*DPA


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