César Aira desiste de su “venganza”

Crear algo nuevo, hacer progresar la historia de la literatura, es lo que desearía hacer el escritor que no pudo cumplir con su desafío y este año publicará dos nuevas novelas.

César Aira (Coronel Pringles, 1949) estaba harto. Una de las cosas que más detesta en el mundo es que hablen de él como un escritor “prolífico”. Cuando un periodista menciona ese adjetivo a él le dan ganas de sacar una pistola y dispararse a sí mismo. “El Santo”, su última novela, salió en 2015. Desde entonces, se propuso pasar dos años sin publicar como una “venganza para que aprendan”. Hasta pensó en darles sus libros a editoriales chilenas, mexicanas o peruanas con la condición de que no los distribuyan en Argentina. Sin embargo, el autor –con más de 80 obras en su carrera– desistió y no cumplirá su plan: confirmó que este año habrá, por lo menos, dos nuevas novelas suyas.

“Estuve un poco excesivo. La gota que rebalsó el vaso fue cuando se publicó ‘El Santo’. Salió la reseña en un diario que empezaba diciendo: ‘Otro libro de Aira, ¿vale la pena leerlo? Si cuando terminemos de leerlo ya va a haber otro’. Y seguía en esa misma tónica. Ahí fue que me enojé en serio. Efectivamente pasé todo 2016 sin publicar nada (N. de la R.: desde 1990 cada año publicó uno o más libros). Pero la huelga terminó, no aguanté dos años, porque se me van acumulando las cosas que escribo”, dijo Aira semanas atrás en el Hay Festival de Cartagena.

El autor de “Ema, la cautiva”, “Embalse” y “El mármol” se quejó de que “nunca” se dice que sus libros son buenos. “La literatura es una actividad cualitativa, no cuantitativa. Para ser prolífico no es necesario escribir bien. Pero si uno escribe bien, eso se publica, se lee. Escribir mucho no sirve para nada. La cosa es escribir bien. Si soy prolífico en ese sentido estoy de acuerdo, me sentiría muy feliz”, señaló. “Además, hay como una falsa idea de que el que hace mucho, lo hace mal, ¿no? Si Picasso pintaba tres cuadros por día, ¿por qué a los escritores nos maltratan tanto por publicar mucho?”, añadió.

Aira, que suele sentirse un incomprendido en la literatura, contó que quiso hacer un experimento y por eso este año publicará una novela en clave (del francés ‘roman à clef’) que será “tan extrema” que una sola persona tiene la clave para entender de qué se trata. Su otro libro lo comparó con un dibujo del holandés M. C. Escher y dijo que será “completamente irracional”.

“He cambiado mis definiciones porque a veces me piden que defina mis libros o lo que yo hago. Antes decía que yo hacía cuentos de hadas dadaístas. Ahora lo cambié por juguetes literarios para adultos. Hay mucha industria editorial pero hay poca historia de la literatura. Se sigue escribiendo siempre lo mismo. Bah, siempre distinto pero siempre el mismo plano. Una vez cada cincuenta años aparece un escritor que da un paso adelante. Esa sería la vanguardia a la que yo aspiraría, a crear algo nuevo, un mundo nuevo. Hacer progresar la historia de la literatura”, dijo.

Aira, quien hace unos meses fue mencionado en la prensa entre los candidatos al Premio Nobel de Literatura, afirmó que no se puede ser escritor e importante a la vez. “Hay que elegir. En general, mis colegas eligen ser importantes, pero yo me estoy resistiendo a eso. Estoy tratando de escribir cada vez peor a ver si no me toman en serio”, señaló.

De todos modos, es un hecho que su figura creció en los últimos años, en los que ingresó al gran mercado de los Estados Unidos mediante New Directions, que ya publicó quince trabajos suyos. Es la misma editorial que editó en inglés a Jorge Luis Borges, Adolfo Bioy Casares y Julio Cortázar. El reconocimiento para la obra de Aira, que fue finalista del prestigioso Man Booker International, también se traduce en premios: ganó el Manuel Rojas, de Chile, y el Roger Caillois, en Francia. A su vez, la cantante Patti Smith hizo una elogiosa reseña del libro de cuentos “El cerebro musical” en una doble página en el “New York Times”.

“Ha sido que me he ido volviendo importante. Eso tiene muchas desventajas, pero una ventaja es que a uno le hacen preguntas más fáciles cuanto más importante es. El gusto por escribir lo he conservado siempre y creo que lo voy a conservar hasta mi último suspiro. Desde mi primera juventud escribir se ha vuelto parte de mi vida, de mi rutina, de mi higiene mental diaria. No mucho, nunca escribo más que una o dos páginas por día. Pero si no la escribo siento que he perdido el día”, comentó.

Para Aira escribir es un placer denso y profundo. Mientras el lector interrumpe la lectura, corre sobre la página y hasta se puede saltear líneas, al escribir cada palabra tiene su importancia. “Eso para explicar por qué me gusta escribir. Cada frase me lleva diez minutos. A mi se me ocurren historias tan improbables, tan locas, tan fantásticas, que necesito explicarlas con el lenguaje más llano y más claro posible. Ahí me identifico con Dalí. A él se le ocurrían estos elefantes con patas de mosquito y tenía que pintarlos con el mayor cuidado y con una técnica académica. Noto que en cierto momento traté de hacer una escritura más barroca, pero volví enseguida a ese estilo llano, convencional, incluso con clichés porque es el modo que se entienda lo que imaginé”, dijo.

Ideas

El hada madrina

Desde hace más de dos décadas los libros de César Aira tienen cien páginas o menos. El proceso de escritura sigue siendo el mismo: a media mañana va a un café y escribe en su libreta durante una o dos horas. Luego vuelca el material en la computadora y lo imprime. “Necesito primero una idea para lanzarme con un relato. Si tengo esa idea empiezo. De cada cinco cosas que empiezo, una la termino. Las ideas para una historia siempre parecen buenas porque uno confía en su fuerza para desarrollarla, pero a las pocas páginas se revela que no era tan buena como uno creyó. Cuando sí funciona es una gran alegría seguir porque ahí se va realimentando día a día la historia, van apareciendo nuevas ideas. En fin, se va armando. A veces pienso que es como si bajara un hada madrina llamada literatura que me arregla todo el desastre que he hecho y queda bien”.


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