La palista roquense Cecilia Collueque “te la rema” hasta Sudáfrica

Fotos: Emiliana Cantera

“Avanti morocha, no nos llueve tanto, no tires la toalla que hasta los más mancos la siguen remando”, escribió Iván Noble para los Caballeros de la Quema.

Tranquilamente también se la podría haber cantado a Cecilia Collueque, que a lo largo de su carrera en el canotaje se encontró con miles de obstáculos que siempre pudo sortear y de los cuales salió fortalecida.

Sorprende conocer la edad a la que Cecilia se subió por primera vez a una canoa. A diferencia de lo que muchos piensan, que para ser un deportista de elite hay que aprender desde muy chico, ella rompió todos los parámetros.

Fotos: Emiliana cantera

Tenía 16 años, cuando acompañó durante un verano a su papá, Cacho Collueque, en la escuelita municipal de canotaje donde daba clases. En aquel momento pensó que sólo era de forma recreativo.

El punto de inflexión lo vivió durante la Regata al Río Negro de 2001. “Fuimos exclusivamente a ver la largada y a Javier Correa, que venía de una gran participación en Sidney”, recordó Cecilia.

“Ella estaba encandilada por Javier, creo que haberlo conocido fue un punto importante para que se haya volcado a esta deporte”, agregó su padre.

De ese momento llegó el rapto de locura. A Cacho se le ocurrió participar en la siguiente edición junto a su hija. Cecilia no estaba demasiado convencida para hacerlo, aunque finalmente cedió.

“La primera Regata me costó mucho, no estaba acostumbrada a ese tipo de entrenamiento. Todo fue muy improvisada por la falta de experiencia. Llegué a Regina y no podía salir del bote , la sufrí mucho. En Chimpay tuvimos que abandonar”, contó.

Cualquiera en su sano juicio, después de pasarla tan mal en su primera experiencia hubiera desistido. Pero Cecilia no es cualquiera.

“No me puede ganar una regata”, se convenció y se preparó de la mejor manera posible. A partir de ahí empezó a escribir su historia con el canotaje.

La tenacidad, perseverancia y ambición la llevaron a buscar nuevos horizontes. Así fue como decidió probarse en las competencia de velocidad.

Sin un entrenador y haciendo todo a pulmón junto a su padre, modificó su rutinas de entrenamiento y con 19 años fue convocada para integrar el seleccionado argentino de canotaje.

Con un entrenamiento casi amateur y sin apoyo económico más que el de sus padres, ambos docentes, Cecilia logró lo que muchos anhelan pero sólo unos pocos llegan a concretar.

Así, partió a Buenos Aires para entrenar con los mejores. “La idea era ver como surgía, no esperaba clasificar y menos viajar, como mucho soñaba con ir a un Sudamericano”, explicó.

Pero la oportunidad grande llegó: su buena actuación en el Campeonato Argentino le dio la posibilidad de viajar a Alemania.

“Me tomó por sorpresa, no tenía la dimensión de lo que era ir a Europa. Ni siquiera tenía pasaporte, en ese momento tardaba tres meses y yo viajaba en dos. No sabíamos donde teníamos que comprar dólares. Fue todo una odisea”, indicó.

Además estaba el problema de conseguir el dinero para viajar, historia que todavía la atormenta al día de hoy.

Durante 9 años fue parte de la selección y participo de innumerables torneo en los que representó al país en gran forma. En 2012 se alejó del canotaje para probar con otros deportes pero siempre se vuelve al primer amor.

La falta de ayuda económica nunca la frenó y siempre se las rebuscó para conseguir la plata. “Dos semanas atrás estaba cansada mental no físicamente, estaba haciendo un montón de cosas para recaudar, desde una rifa hasta vender locros. Me estreso y no puedo entrenar 100% concentrada”, se lamentó.

Ahora, con la colaboración de “Río Negro”, podrá participar en el Mundial que se realizará del 7 al 10 de septiembre en Pietermaritzburg, Sudáfrica. Sin dudas, todo su esfuerzo tiene un premio Mundial.

Fotos: Emiliana Cantera

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