Robben Ford: la cita con el mejor jazz en Neuquén

El talentoso guitarrista, que ha tocado con Miles Davis, George Harrison y Joni Mitchell,, se presenta el domingo en la sala Rainbow del Casino Magic.

MÚSICA

Uno de los guitarristas más valiosos de la escena blusera y jazzera, Robben Ford, retorna junto al bajista Brian Alle y Wes Little en batería para presentar su más reciente registro, “A day in Nashville”, el domingo 20 a las 21 en el Salón Rainbow del Casino Magic.

Cinco veces nominado al Grammy, Robben ha tocado con Miles Davis, Joni Mitchell, Jimmy Witherspoon, George Harrison, Phil Lesh, Bonnie Raitt, Michael McDonald, Bob Dylan, John Mayall, Greg Allman, John Scofield, Susan Tedeschi, Keb Mo, Larry Carlton, Mavis Staples, Brad Paisley y tantos más.

Nacido en el 51 en Woodlake, creció en Ukiah City, California, y comenzó a aprender guitarra a los trece años. A finales de 1960, ya frecuentaba auditorios de San Francisco donde pudo ver a Jimi Hendrix, Eric Clapton, Cream, Led Zeppelin, Albert King, BB King y otros popes de blues.

En el último marzo, lanzó “A day in Nashville”, disco de estudio, logrado, justamente en un solo día.

-A lo largo de los años, usted tocó con diferentes colegas de excelente desarrollo profesional. ¿Podría describir qué aprendió de ellos, como artista y como persona?.

-Con Joni Mitchell, con quien grabé dos álbumes y salí de gira junto a LA Express, la banda de Tom Scott, aprendí cómo trabaja una cantautora. Mi experiencia junto a ella fue, quizás, la más importante que viví, a nivel artístico, potenciada por la posibilidad de tocar, por primera vez, con músicos del nivel de quienes integraban su grupo. En el caso de George Harrison, la experiencia estuvo más marcada por lo humano que por lo musical, más librado a lo que pudiéramos proponer los integrantes de la banda. Pero él era un ser muy amable y muy sencillo; a punto de que en algún momento de la gira, podía invitarme a su habitación a conversar y a compartir música. En ese marco descubrí aún más su dimensión como autor de canciones. Finalmente, la actividad junto a Miles Davis, con quien sólo compartí unos pocos meses, comenzó en un clima de tensión, en el que me sentí permanentemente puesto a prueba. Sin embargo, a medida que transcurrió el tiempo, entendí que era una manera de mantenerme alerta en torno a su obra. Y fue muy generoso a la hora de hacerme sentir seguro en mi modo de tocar.”

-¿Cuántas de esas experiencias le transmite a sus alumnos, después de tantos años (49) en la ruta?

-Todas ellas integran mi formación y la marcaron, y naturalmente son parte de lo que les transmito a mis alumnos; más allá de que hay impresiones personales que no son transmisibles, y que cada uno debe ir incorporando en base a sus propias vivencias.

-Al escucharlo, se puede pensar que sabe todo lo que un artista podría conocer acerca de cómo tocar guitarra…

-Es cierto que el camino recorrido es mucho y que hay mucha experiencia y conocimiento acumulado. Pero siempre hay cosas por aprender. En ese sentido, me gusta escuchar música folk, de India, blues. Trato de oír músicos a otros instrumentistas, para luego incorporar esas influencias a mi propia manera de tocar. En cuanto al canto, creo que aún tengo mucho por saber.

-¿Puede describir su estilo de ejecución?

-Es difícil hacerlo en palabras; de algún modo es una síntesis de todo lo que he aprendido a lo largo de las décadas, que incluye –sobre todo- elementos del blues, del jazz, del rock y el funk; con una identidad propia que fui definiendo hacia mis treinta años, en la que la improvisación, la técnica y la pasión se reparten el protagonismo.”

-Usted viene a Neuquén a presentar “A day in Nashville”. ¿Podría describir cómo hizo este álbum?

-Su mayor particularidad es el tiempo que nos llevó concretarlo. Apenas un día. Fui a la ciudad, me encontré con mis músicos, ensayamos, y en la jornada siguiente grabamos todos los temas, de los cuales sólo tres habíamos tocado antes, durante nuestras presentaciones. Los otros terminaron de tomar forma en el estudio, sobre una base de canciones que yo tenía escritas y con un amplio espacio para la improvisación. En ese sentido, estoy muy orgulloso del profesionalismo que exhibieron mis colegas, con quienes existe una comunicación muy fluida. De otro modo, habría sido imposible lograr un resultado tan bueno como el que conseguimos.”

– Cuando viaja tan lejos de su hogar, como en este caso, tiene tiempo para encontrarse con músicos locales, o intercambiar temas con ellos?

-Eso depende fundamentalmente de cómo esté planteada la agenda. En muchas ocasiones es imposible, porque el cronograma es llegar al lugar el mismo día de la actuación, probar sonido, tocar, y al otro día salir con otro rumbo.

Eduardo Rouillet


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