Hay techo para los que no lo tienen

En la parroquia Inmaculada Concepción funciona el refugio Gabriel Brochero que ofrece camas para no dormir a la intemperie. Es para hombres mayores de 18 y funciona en invierno y verano. Testimonios de gente que sufrió la indiferencia.

“Me fui a dar vueltas por el centro para ver si podía dormir en algún lado”, dijo David, un joven de 26 años que por problemas personales quedó en situación de calle. Así como él, hay al menos una decena de hombres que no tienen dónde pasar la noche pero encuentran en el refugio Gabriel Brochero de la parroquia Inmaculada Concepción un sitio seguro para pasar la noche sin frío.

El invierno y la ausencia de sitios donde pernoctar convierten a las horas bajo cero en una pesadilla. La indiferencia y el abandono ganan frente a estas situaciones. Por suerte y por voluntad del Carlos Duhourq, funciona el refugio de la parroquia Inmaculada Concepción.

En la institución religiosa, el padre Carlos aloja a este grupo desprotegido desde antes de la inauguración formal del lugar. Previo a contar con el nuevo edificio, el cura ya había destinado un salón de la parroquia para que fuera utilizado por los sin techo.

Cuando este diario habló con David, el joven pasaba la primera noche fuera de su casa. Pero para Juan, de 35 años, no era la primera vez. Hacía tres semanas que deambulaba por la ciudad buscando un lugar donde pasar la noche.

“Yo dormía en el Bouquet Roldán hasta que me sacaron de ahí”, contó a “Río Negro”, que visitó el lugar pocos días antes de la habilitación oficial del refugio que se hizo a fines de julio con un acto en el que participó el gobernador Omar Gutiérrez .

Carlos es otro de los que utiliza el techo de la institución que lleva el nombre del cura Brochero. Tiene 51 años y hace bastante tiempo que no cuenta con un lugar donde dormir. “Con las heladas que han caído este invierno, no me queda otra que irme al banco a pasar un rato que se pase el frío”, dijo. El banco del que habla es una institución financiera del centro de la capital.

Cada uno de los que están en situación de calle cuentan con un espacio en el refugio nocturno de la parroquia ubicada en la calle Barranqueras y Antártida Argentina.

Cuando se inauguró el refugio, el párroco Carlos Duhourq agradeció “al obispado que nos permitió cumplir un mandato evangélico, Mateo 25”. También lo hizo con las autoridades de la provincia “que han facilitado que esto haya llegado a hacerse realidad”.

Durante la ceremonia de inauguración, se realizó una invocación religiosa y la bendición del edificio. Además se leyó una carta del Papa Francisco, quien bendijo a la institución y a sus colaboradores.

El lugar aloja a hombres mayores de 18 años, cuenta con 10 camas y funcionará en invierno en el horario de 19 a 8 y en verano de 21 a 10.

Indicadores sociales

de pobreza e indigencia

La pobreza en el conglomerado Neuquén-Plottier es del 34,5% de la población y la indigencia alcanza al 3,6%, según la última medición.

La desocupación, con datos atrasados porque corresponden al primer trimestre del año, se ubicó en el 5%.

La estimación sobre la gente en situación de calle es imprecisa pero al menos hay una decena que rota en la ciudad.

Otro indicador de problemas sociales en aumento es el crecimiento de demanda en los comedores ubicados en los barrios.

“En el refugio estamos bien por la comida, por el techo. Pero uno siempre aspira a mejorar, a poder alquilar para vivir en otro lugar”.

Carlos tiene 51 años y hacía bastante tiempo que no encontraba un refugio.

“Lo estoy tomando como un sitio de paso hasta que mejore un poco. Quiero dejarle el lugar a otros que lo necesiten más que yo”,

manifestó Juan de 35 años. Deambulaba por la ciudad hasta que llegó aquí.

“Es la primera vez que voy a dormir en un refugio. He dormido en diferentes lugares, menos en un refugio así”,

contó David, un joven que utiliza las instalaciones que ofrece el padre Carlos.

Un aporte de medio millón para continuar

El refugio recibió un aporte de 554.000 pesos de la provincia a través del ministerio de Salud y Desarrollo Social. “Empezamos usando lo que teníamos, como este salón”, comentó el padre Carlos Duhourq al recordar que habilitó un espacio dentro de la parroquia como dormitorio antes de que se abriera el refugio.

También explicó que hubo un aporte de dinero de la provincia para poner la casa en condiciones y ampliar la parte de sanitario, hacer un dormitorio más, comprar cuchetas y camas para todos. “ Y después iremos viendo cómo funcionamos”, dijo este hombre que abriga por las noches a una decena de gente sin techo.

Datos

“En el refugio estamos bien por la comida, por el techo. Pero uno siempre aspira a mejorar, a poder alquilar para vivir en otro lugar”.
“Lo estoy tomando como un sitio de paso hasta que mejore un poco. Quiero dejarle el lugar a otros que lo necesiten más que yo”,
“Es la primera vez que voy a dormir en un refugio. He dormido en diferentes lugares, menos en un refugio así”,

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