Triunfo de los halcones, éxodo de las palomas

La salida de Prat Gay es el fin de la convivencia entre gradualismo y ortodoxia. El poder recae de ahora en más en quienes tienen una visión más dura, en vísperas de un año electoral.

La metáfora se hizo célebre en el mundo del fútbol con aquel Boca campeón de 1992, en el que convivían dos bandos de jugadores, enemistados de forma irreconciliable, halcones y palomas.

En el mundillo de los economistas, los halcones describen a quienes ponen como prioridad máxima el manejo ortodoxo de la política monetaria, a fin de mantener a raya la inflación. Las palomas son en cambio, quienes creen que el principal objetivo de la política económica es mantener el nivel de empleo y de actividad.

Esa precisamente, es la tensión que se vive hacia el interior de la gestión económica del gobierno de Cambiemos desde el día uno, y los acontecimientos de las últimas dos semanas parecen perfilar a futuro la preeminencia de una de las dos visiones. En el ala más ortodoxa del auto denominado “mejor equipo de los últimos 50 años”, se enrolan el Presidente del Banco Central (BCRA), Federico Sturzenegger, el Secretario Coordinación de Política Pública, Gustavo Lopetegui, el Secretario de Coordinación Interministerial, Mario Quintana, el Jefe de Gabinete, Marcos Peña, y el Ministro de Energía, Juan José Aranguren. Enfrente, entre los que prefieren el gradualismo, se encuentran el ahora ex Ministro de Hacienda y Finanzas, Alfonso Prat Gay, y en segundo plano el Ministro del Interior, Rogelio Frigerio y el Ministro de Producción, Francisco Cabrera.

La puja entre ambas concepciones de la gestión estuvo de manifiesto durante todo el año. Su cara más visible fueron quizá, los tironeos entre el BCRA y el Ministerio de Hacienda en torno al nivel de tasa de interés. Prat Gay está convencido de que la férrea política de tasas aplicada para controlar la inflación, es uno de los factores determinantes del escaso nivel de inversión productiva registrado este año y del bajo nivel de actividad económica. El ex Ministro era tildado internamente de “keynesiano”, en alusión a su interés por fomentar los niveles de consumo interno.

Pero lo que sentenció la suerte de Prat Gay, fue la discusión en torno al proyecto de Ganancias. El ex funcionario estaba en desacuerdo con el proyecto final convertido en ley. Tanto es así, que estuvo afuera de las negociaciones con la CGT y los gobernadores. Su salida, sumada a la de la ex titular de Aerolíneas Argentinas, Isela Costantini, quien se oponía al fuerte recorte de subsidios establecido para la compañía y sindicada internamente como “demasiado gradualista”, significa un triunfo de los Halcones.

La decisión del Presidente de inclinar la balanza interna, deja entrever que el propio Macri adhiere a una visión más ortodoxa. Haber sostenido la convivencia de ambas visiones durante el primer año de gobierno, es más producto de la imposibilidad que impuso la coyuntura política, que de las propias convicciones presidenciales.

El nuevo Ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, es mucho más pragmático que su antecesor. Adhiere a un manejo eficientista del gasto, a la eliminación de impuestos distorsivos, al libre mercado, en especial en energía y transporte, y en la necesidad de revisar los niveles de productividad del trabajo. Esto último implica que el nuevo ministro es de los que creen que Argentina sigue teniendo altos salarios en dólares, a comparación del resto de los países de la región.

“El que está a cargo de la política económica es el presidente”, dijo Marcos Peña al anunciar la salida de Prat Gay. No hay mejor definición. Desde enero, la gestión estará distribuida en siete Ministerios (Hacienda, Finanzas, Transporte, Energía, Producción, Agroindustria y Comunicaciones). Diluir el poder de los funcionarios, es la forma de concentrar el poder en manos de la mesa chica del Presidente.

De cara al año próximo, un nuevo dilema se presenta. Si la visión mas conservadora se impone, ello implicaría llevar adelante una reducción del déficit, y principalmente una revisión de la estructura del gasto público. Sin embargo, 2017 no es cualquier año. La elección de medio término, pone en juego el futuro político de la coalición de gobierno de cara a 2019. “No es que ahora se acabó el gradualismo y se viene el ajuste duro, como dicen algunos”, dejaron trascender rápidamente las segundas líneas de la Casa Rosada.

En efecto, fomentar el consumo para lograr un buen clima preelectoral, puede volver a ser una necesidad de la coyuntura política, que se contrapone a los objetivos en materia económica.

“No necesitamos líderes carismáticos y unipersonales. Proponemos un manejo del poder donde el concepto de equipo no es verso”.

Mario Quintana, vicejefe de Gabinete, Presidencia de la Nación.

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“No necesitamos líderes carismáticos y unipersonales. Proponemos un manejo del poder donde el concepto de equipo no es verso”.

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