El barrio de Beltrán que pasó del gran esplendor al abandono

El predio de siete hectáreas fue el símbolo del progreso durante décadas. Tiene casas, galpones, talleres. “El Campamento” era de Nación, pero se lo transfirió a la provincia.

Descuido estatal

El barrio de Agua y Energia, o “El Campamento” como se lo conoce en Luis Beltrán, latió al ritmo de las empresas estatales y sus años de esplendor. El enorme predio de 7 hectáreas fue durante décadas la postal del desarrollo o al menos de su intento.

Ahora, es una muestra cronológica de las apuestas económicas del país y de sus fracasos. También una postal del abandono.

Nacido en 1944, como reza un monolito instalado en el centro del predio, el barrio se convirtió en demostración del progreso.

“Al fusionarse las empresas estatales Agua y Energía, también nació este barrio. Acá vivían profesionales, trabajadores, familias”, sostuvo Marcos Pignol, ahora a cargo de la oficina del DPA, pero que también supo vivir en una de las casas del campamento.

El sitio posee 31 casas, y una importante serie de galpones, talleres, y una cantidad importante de instalaciones.

Pero, tras la privatización de las empresas estatales en la década del 90, El Campamento, erigido en plena zona urbana de Luis Beltrán pasó a manos de la provincia. Una mano laxa, hasta desaprensiva. Quedó así su mantenimiento en una nebulosa de la que nunca salió. La provincia nunca le puso demasiado empeño a su mantenimiento y lo mismo pasó con los distintos gobiernos municipales.

Algunas casas fueron donadas a instituciones como policía, salud, educación, los consorcios de riego, etc. Pero de las 31 viviendas, 15 fueron usurpadas. (Ver nota aparte).

Funcionan -además- donde estaban las caballerizas una feria de pequeños vendedores y productores, los miércoles y sábados, y allí se puede adquirir desde ropa, comida, hasta plantas. Se le prestó un enorme terreno al club Asociación Española, donde montó una cancha de fútbol y un galpón fue cedido a la asociación de artesanos de la localidad “Arte Sano”.

Más allá de eso, en “El Campamento” se nota el profundo abandono en que han caído muchos sectores: máquinas oxidadas y arrumbadas, galpones e instalaciones deterioradas cerradas, pastizales y yuyos que plagan y pueblan cada rincón, son la postal que muestra lo que quedó del barrio “más lindo de la ciudad”.

“Nosotros no salíamos del Campamento. Teníamos de todo: una cancha de paleta, una de tenis, de padel”, sostuvo Marcos, que creció en ese lugar.

“El lugar era hemoso. Tenía muchas flores y estaba todo forestado y verde. La gente de la ciudad venía a pasear acá” sostuvo Pignol.

Todo era floreciente, mientras las obras se expandían como las del canal partidor en el río Negro. Ahora, en el barrio reina el silencio y sólo el recuerdo de los más memoriosos que se aferran a esa postal de manera pertinaz y a todo aquello que alguna vez fue sinónimo de prosperidad. Unas 150 personas llegaron a vivir en el lugar.

Lo llamaban el barrio más lindo de la ciudad. Hoy es prácticamente el símbolo del abandono.

fotos jorge tanos

“El lugar era hermoso. Tenía muchas flores y siempre estaba todo forestado y verde. La gente de la ciudad venía a pasear acá”

Marcos Pignol

En el lugar vivían profesionales, trabajadores, familias. El barrio nació de la fusión de las empresas estatales Agua y Energía.

En cifras

Intento de poner orden que quedó en la nada

Cuatroa años atrás, el entonces diputado provincial beltranense, Martín Doñate, impulsó gestiones para dar inicio a la regularización legal y dominial del predio de ex campamento de Agua y Energía.

Doñate sostuvo en su momento que “de una vez por todas ese predio que quedó en el centro del pueblo sea anexado de manera funcional y legal al desarrollo urbano y de servicios del municipio de Luis Beltrán, que los vecinos puedan regularizar los títulos de propiedad para aquellos casos que son poseedores de buena fe y recibieron su inmueble de manera regular, que tengan acceso a los servicios públicos esenciales como las cloacas, la iluminación, riego y demás servicios municipales, que se ordenen las nomenclaturas y nombres de las calles y se incorporen al casco urbano de manera definitiva”.

También propone la prescripción administrativa a favor de la municipalidad de gran parte de esos terrenos mientras que aquellos que tienen una función para el estado provincial como las oficinas públicas de organismos provinciales o entidades intermedias queden en manos de esas personas jurídicas de manera definitiva.

“El objetivo original y estratégico que tuvo para nuestra localidad El Campamento hoy ya no lo tiene, y si bien es importante reivindicar permanentemente esa historia trascendental para nuestro pueblo, es sumamente urgente y necesario que deje de ser un barrio alambrado, que se abran las calles, que se organice urbanísticamente, que se entreguen los títulos de propiedad a los poseedores de buena fe, que la municipalidad cuente con lotes para avanzar en un diseño social de acceso a la tierra y la vivienda, que se haga una limpieza y reacondicionamiento de aquellos edificios y estructuras que están abandonadas y arrumbadas, que los espacios públicos y verdes sean mantenidos por el estado municipal, entre otros objetivos”, enumeró Doñate.

La intención quedó por ahora en la nada.

Usurpaciones que son moneda corriente

En el predio, las usurpaciones se convirtieron en moneda corriente. Sin amparo judicial, comenzaron hace años y persisten hasta ahora. Las últimas se dieron la semana pasada cuando una joven mamá, con cuatro hijos chicos, tomó una de las casas, allí funcionaba la residencia para estudiantes mujeres.

Es poco lo que se puede hacer.

Pignol relató un hecho que lo deja en evidencia. “Nosotros tenemos una casa destinada para una institución y nos habían avisado que había personas que la querían usurpar. Fue así que fuimos a la justicia y les explicamos el caso. Desde la justicia, un funcionario nos dijo “no se preocupen que cuando lo hagan los sacamos enseguida. Finalmente la casa fue usurpada. Y cuando fuímos a la justicia nos respondieron “ahora no se puede hacer nada porque es una mujer con hijos. Como funcionaba una alarma y cortamos los servicios finalmente se fueron”.

Una de las viviendas estaba destinada para salud, allí paraban médicos que venían a trabajar al hospital de la ciudad. También fue usurpada y permanece así desde hace 10 años.

Se conjugan muchos factores, pero la realidad muestra esta panorama en “El Campamento”.

La vivienda destinada a salud, en la que vivían los médicos que llegaban a la ciudad, también forma parte de las que están usurpadas

Es valiosa la propuesta que presentó Doñate en su momento para transferir al municipio todo el barrio. Sin embargo no prosperó.

Propuesta de traspaso

Inacción es la palabra que define la permisividad en el barrio El Campamento

de Beltrán

Sin reglas claras

Datos

“El lugar era hermoso. Tenía muchas flores y siempre estaba todo forestado y verde. La gente de la ciudad venía a pasear acá”
En el lugar vivían profesionales, trabajadores, familias. El barrio nació de la fusión de las empresas estatales Agua y Energía.
200
Lotes se calcula que podrían lograrse si se subdividiera el predio del barrio cercado en Beltrán.
31
Viviendas existen en el mismo barrio, pero 15 de ellas fueron usurpadas. La última ocurrió hace pocos días.
La vivienda destinada a salud, en la que vivían los médicos que llegaban a la ciudad, también forma parte de las que están usurpadas

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