La planta de agua pesada espera, con angustia por el futuro laboral

Lleva ocho meses sin producir y las expectativas están en la construcción de la cuarta central de generación nucleoeléctrica. El rechazo de Río Negro fue un duro revés.

Desde la ruta no se puede apreciar su inmensidad. De lejos predomina el gris plateado que contrasta con el celeste del cielo. El sol se refleja como en un espejo. A 35 km de la ciudad de Plottier, en el kilómetro 1278 sobre la Ruta Nacional 237, se impone la Planta Industrial de Agua Pesada (PIAP) más grande del mundo.

A pesar de sus características, “la gigante de Arroyito” padeció los vaivenes del plan energético nacional a lo largo de la historia, y desde hace 8 meses se encuentra dormida sin producir una gota de agua pesada.

Los empleados de la Empresa Neuquina de Servicios de Ingeniería SE (ENSI) encargados de operar la planta, tienen un horizonte incierto. Temen volver a recorrer los oscuros caminos que supo transitar la planta durante algunos períodos, tocando fondo entre el 2001 y el 2003, que fueron tres años consecutivos sin producción. Similar a ese tramo, luego de finalizar el contrato de 668 toneladas (t) aproximadamente para Atucha II y de stock para las centrales Embalse y Atucha I, durante todo el 2016 la planta no produjo nada. Y este año sólo se fabricaron 42,9 t.

El responsable de relaciones institucionales de la PIAP, Ignacio Maffei, sostuvo que “la empresa sigue esperando el proyecto de la cuarta central nuclear, que es lo que estamos esperando hace tiempo desde el gobierno anterior. Concretamente que se termine de cerrar el contrato con China. Para que a partir de ahí todo se regularice y vuelva a la producción normal”.

Con relación al tema sueldos “hasta el día de la fecha está completamente normal. Todo en tiempo y forma durante todo el año. Y con respecto a futuro no hubo ningún rechazo en nada, por lo cual no habría porque pensar que no va a estar las siguientes partidas”, expresó Maffei.

Sin embargo, el delegado de la junta interna de ATE-PIAP, Matías Marchant, dijo que “la empresa comunicó en una reunión que los sueldos del período de diciembre a cobrar en enero todavía no están, y no están garantizados. Pueden llegar en el correr de los días que quedan, pero de no ser así, veremos cómo seguimos”.

La ENSI, formada por el 51% del capital del Estado y el 49% de la Provincia , administra la PIAP que tiene aproximadamente 1.000 empleados, entre el personal de planta (420) y el que presta servicios. Desde la primera gota producida por la planta pasaron varios períodos presidenciales y la actividad de la PIAP siempre estuvo directamente ligada a los cambios de política energética del país, no solo para el abastecimiento interno sino también para la exportación de la materia prima.

Es por esto que la planta de agua pesada ha tenido altos y bajos a lo largo de su historia, lo que generó discontinuidades con respecto a su producción.

Según las estadísticas, el punto más alto que vio la empresa fue en el 1998, cuando registró una producción de 196 toneladas, una cifra récord jamás volvió a alcanzar en sus 23 años de vida productiva.

Con respecto al futuro, Marchant dijo que “hoy no tenemos expectativas concretas, porque dependen de la firma de un nuevo contrato, pero eso se ha prolongado durante todo este año y no hemos tenido noticias fehacientes de que esto va a suceder”. Recordó que el gobernador de Río Negro, Aberto Weretilneck “impidió la instalación de la central Nuclear que era parte de la reactivación del plan nuclear. El paquete de los chinos incluía una planta que iba a utilizar agua pesada y una quinta en Río Negro que iba a ser con agua liviana. Y al no concretarse eso, la cuarta central se paró”.

Por último, el delegado gremial expresó que “ahora estamos en una posición defensiva y alerta porque en todo lo que es el sector nuclear hubo despidos de personal, por ejemplo en NASA (Nucleoeléctrica Argentina SA), que es la que nos regula a nosotros”. Y concluyó que “al haber despido en esos lugares, que son la matriz nuestra, nos encontramos en una situación de alerta y mucha incertidumbre, sin un horizonte claro”.

La PIAP tuvo momentos de mayor y menor actividad. El pico de producción se alcanzó en 1998 con 196 toneladas. Fueron años de expectativa creciente por ventas al exterior y reposiciones en el mercado local.

Las ventas a países europeos (ver aparte) generaron mucho entusiasmo en su momento por la calidad de los compradores. Decían en aquellos años que tenía un mayor peso la venta de menos toneladas a un país como Alemania que mayor cantidad a países asiáticos.

“La planta tiene la responsabilidad de mandar propuestas de producción a Nación. Hay chances y se esperan respuestas”.

Ignacio Maffei, responsable de relaciones institucionales.

“Desde el gremio no tenemos conocimiento de cuánto son los ingresos de la rama de servicios de la ENSI”.

Matías Marchant, delegado de la junta interna de ATE en la PIAP.

“La cuarta central nuclear necesita aproximadamente 600 toneladas de agua pesada, lo que significa trabajo por unos siete años”.

Adrián Lizzi, empleado del área de producción con 23 años de antigüedad.

En cifras

Un año generoso

Ventas exitosas y contratos

para celebrar

En la historia de la PIAP se llevan fabricado 1.436 toneladas (t) de agua pesada, un tipo de insumo que se utiliza para refrigerar reactores de generación de energía nuclear pero no es común a todos sino para algunos de determinada tecnología.

La PIAP produjo 668,57 t para Atucha I y también para Atucha I y Embalse, cuando se fabricaron 114 t de reposición.

En el mercado exterior, la PIAP logró vender agua pesada a Canadá (473 t), a Corea del Sur (105,9 t); a Estados Unidos (13,15 t), a Australia ( 9,8 t), a Alemania ( 1,7 t ), a Francia (2,7 t) a Suiza (3 t) y a Noruega (1,3 t).

En el último periodo se hicieron 42,9 toneladas de reserva para el mercado interno.

La planta demoró más de una década en construirse y fue habilitada durante un viaje que hizo el expresidente Carlos Menem a la región. El ministro de Economía de esa gestión, Domingo Cavallo, la declaró monumento a la corrupción por el tiempo de ejecución y el costo que tuvo del orden de los mil millones de dólares.

Alrededor de este emprendimiento se intentaron montar otros proyectos para mejorar su rentabilidad, como la planta de fertilizantes.

El camino a recorrer apunta

al abastecimiento interno

A pesar del gran potencial que tiene la fábrica de agua pesada, históricamente pasó por épocas de incertidumbre, escasez laboral y hasta momentos en los que más de la mitad los trabajadores no iban a la planta, aunque seguían percibiendo haberes.

Luego de un 2016 sin producción, con apenas cuatro meses de producción durante el corriente año y la falta de contratos para los meses próximos, hoy también se vive un presente con gran incertidumbre dentro de la empresa.

Un empleado del área de producción, con 23 años de antigüedad en la empresa, Adrián Lizzi expresó que “no sólo ENSI está pasando una mala situación sino todo el sector nuclear. En noviembre Dioxitek SA (suministradora de dióxido de uranio) puso a la venta las acciones que el Estado nacional tenía sobre la empresa. En NASA (Nucleoeléctrica Argentina SA) hubo despidos y recortes presupuestarios”.

Además Lizzi precisó que “desde que asumió este gobierno, nunca fue claro. Teníamos la planta en condiciones óptimas para empezar a producir. Se demoró, arrancamos a finales del 2016, después se paró la planta para el mantenimiento anual, y luego se tomó la decisión política de dejarla parada”.

En la misma sintonía que el responsable de relaciones institucionales, Ignacio Maffei y el Delegado de la junta interna ATE-PIAP, Matías Marchant, para Lizzi, el único panorama concreto es la construcción de una cuarta central nuclear.

“Nuestro único horizonte es la cuarta central, porque el agua pesada se vende para las centrales nucleares con tecnología de uranio natural, y hoy el que maneja esa tecnología tiene su planta de agua pesada. Por lo tanto venta al exterior no hay. Entonces nuestra agua pesada es para la producción nacional”, cerró Lizzi.

La inseguridad laboral en ENSI es una constante que se repite desde sus inicios y que no muestra indicios de cambio.

Idas y vueltas de un proyecto complejo desde el origen

Los problemas de la PIAP aparecieron mucho antes de la primera gota obtenida en 1994, pues la construcción de una planta para la producción industrial de agua pesada que funcione como moderador y refrigerante en los reactores nucleares, que utilizan uranio natural como combustible, estaba incluida en lo que se denominó “Plan nuclear argentino”. El cual estaba pensado para desarrollarse dentro del periodo comprendido entre 1975 a 1985, y fue elaborado por la Comisión Nacional de Energía Atómica (Conea), creada por decreto nacional en 1950.

A principios de 1980 se firmó un contrato con la empresa suiza Sulzer que establecía un plazo de ejecución de 48 meses, donde la obra debía estar terminada el 15 de diciembre de 1983. En ese periodo se produjeron diversos trastornos en el desarrollo de la obra y se cambió la fecha de finalización para 1985. Finalmente fue inaugurada 11 años después por el presidente Carlos Menem.

A partir de abril de 1995 la empresa dejó de producir hasta septiembre de 1996 y a falta de propuestas laborales, ENSI comenzó con la unidad de obras y servicios petroleros. Más adelante la Planta Industrial de Agua Pesada, suspendió su producción a partir de octubre de 2000 hasta marzo del 2004. Y con 9 meses de producción volvió a suspender su actividad hasta septiembre de 2006. De esa fecha en adelante la planta mantuvo una mayor regularidad con respecto a su producción, que sufrió interrupciones con menor frecuencia.

Después de una década, la planta volvió a estar un año y medio sin producir nada entre el periodo de junio de 2015 hasta enero de 2017.

Datos

“La planta tiene la responsabilidad de mandar propuestas de producción a Nación. Hay chances y se esperan respuestas”.
“Desde el gremio no tenemos conocimiento de cuánto son los ingresos de la rama de servicios de la ENSI”.
“La cuarta central nuclear necesita aproximadamente 600 toneladas de agua pesada, lo que significa trabajo por unos siete años”.
99,8%
es el grado de pureza del agua pesada virgen grado reactor (D20) que produce la planta industrial de Arroyito.
800
dólares más IVA es el valor que tiene un litro del producto en el mercado.
42,9
toneladas es la producción que alcanzó la planta durante 2017. El año pasado, las instalaciones estuvieron paralizadas.
196
toneladas es la producción récord alcanzada por la planta. Ocurrió durante 1998, con un mercado con cierta expansión.

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