Cinco meses después del choque, se siente abandonado

Las complicaciones se multiplican para Mario Fernández, el vendedor de tortas fritas roquense que fue arrollado por un vehículo en la mañana del 27 de abril pasado. Es que desde que le dieron el alta -hace más de un mes- debe asistir a curarse al hospital dos veces por semana, pero no tiene movilidad. Dice que “lo atienden a cualquier hora y no le dan analgésicos para el dolor” y usa una silla de ruedas que le prestaron y que pronto tiene que devolver. Le queda una cirugía pendiente, y espera que le confirmen la fecha.

El accidente que sufrió Fernández mientras circulaba en su moto por el cruce de las rutas Nacional 22 y la Provincial 6, le cambió la vida. A causa del impacto perdió algunos de los dedos del pie izquierdo y se moviliza en silla de ruedas, se encuentra imposibilitado para trabajar y pide ayuda.

El hombre vive en Alta Barda y dice que desde que le dieron el alta todo se tornó más difícil. “No tengo como viajar hasta acá, a veces me trae mi hermano a las 9:30 y me voy a las 3 de la tarde o más porque no tengo en qué irme. Me atienden a cualquier hora, el seguro no se hizo cargo de nada”, se lamentó en la mañana del martes el vendedor, que se encontraba en el López Lima esperando que le curen la herida.

“El médico no le deja tocar a nadie, ni siquiera en la salita de Gómez. No está medicado, se tiene que aguantar el dolor o le compro en el almacén del barrio un analgésico, pero todo sale de nuestros bolsillos”, agregó la esposa, Antonia Yanca. “Le queda una cirugía pendiente, no sé cómo voy a hacer para acompañarlo esos días, no puedo trabajar tampoco, porque el no puede pararse solo”, agregó.

“No está medicado, se tiene que aguantar el dolor o le compro en el almacén del barrio un analgésico, pero todo sale de nuestros bolsillos”.

Antonia Yanca,

esposa de Fernández.