Norry habló, lloró y volvió a su casa con embargo y pautas de conducta

La jueza González le prohibió comunicarse con la víctima, pero rechazó el pedido de prisión preventiva. Para la querella eso fue darle “un cheque en blanco”.

Francisco Norry no esperará en prisión el avance de la investigación por el caso de violencia de género en el que está acusado.

El hijo del exjuez provincial Rubén Norry tendrá que cumplir pautas de conducta y afrontará un embargo en su sueldo para pagar las costas del proceso.

Esas decisiones fueron tomadas ayer por la jueza Natalia González, luego de la audiencia de formulación de cargos realizada ayer por la mañana en los tribunales roquenses, diez días después de la brutal golpiza que sufrió Carolina Bustelo, expareja del joven.

Antes de conocer la resolución, Norry presentó su descargo. Entre lágrimas y bajo la atenta mirada de su padre, dijo que padecía una enfermedad y que no recordaba haber encerrado a la víctima, a quien le pidió disculpas mientras buscaba establecer un contacto visual que nunca se concretó.

Norry fue imputado por los delitos de lesiones leves agravadas por relación de pareja y violencia de género, privación ilegítima de la libertad y amenazas simples. Estos cargos se impusieron a pesar de que la defensa a cargo de Juan Luis Vincenty pidió el sobreseimiento.

Para la jueza González no hay peligros procesales que la lleven a mantenerlo un mes tras las rejas. No obstante, ordenó medidas para preservar a la víctima, como la prohibición de acercamiento y de comunicación por cualquier medio, prohibición de salir del país, la obligación de presentarse una vez por semana en la Oficina Judicial y además dispuso una custodia policial para la víctima.

Por otro lado, la magistrada hizo lugar a un embargo del sueldo del imputado, que había sido solicitado por la querella para pagar las costas judiciales.

“Rayana con lo ridículo”

La parte querellante no quedó para nada conforme con el camino que tomó la causa. “Me parece una resolución judicial rayana con lo ridículo”, sentenció el abogado de Bustelo, Marcelo Hertzriken Velasco.

“Hoy dejan en libertad a una persona que entraña un riesgo para las mujeres y eventuales parejas. Nos perdimos una oportunidad de ponerle un freno a una persona que ha sido golpeadora y maltratadora de mujeres”, agregó.

El abogado acusó a la jueza González de tener una “mirada naif de lo que es la violencia de género y lo que han padecido cada una de estas mujeres”.

“Flaco favor le hizo a su condición de mujer y flaco favor le hizo a la convención interamericana ‘Belem do pará’ (para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la mujer)”, afirmó Hertzriken Velasco.

Según el abogado, desde su lugar y junto con la Fiscalía a cargo de Norma Reyes, aportaron pruebas suficientes para demostrar el peligro. “La jueza olvidó ponderar que hay una causa penal en trámite muy reciente en Cipolletti (contra Francisco Norry) y por lo menos tres medidas cautelares más que el imputado no había respetado”, agregó.

“Si no respetó las medidas cautelares, es dable argüir que no le merece el más mínimo respeto la administración de la justicia (…)”, argumentó Velasco, pronosticando posible evasión y obstrucción de cara a la investigación.

La enfermedad

¿Atenuante o manipulación?

La defensa de Francisco Norry basó ayer su estrategia en la “enfermedad” del joven y hasta su padre, el exjuez Rubén Norry, como parte del público presente, en reiteradas ocasiones intentó tomar la palabra en la audiencia. Dijo que era “para hablar de la salud de su hijo”.

Sin embargo, no se lo permitieron.

Si bien desde la querella y fiscalía no desconocieron la problemática, negaron que esto pudiera ser un atenuante. “Parte de la manipulación que el imputado y su familia han efectuado tiene que ver con ostentar esta condición de adicto”, dijo.

El abogado tampoco pasó por alto otro dato en el contacto con los medios: antes de asumir como jueza, González fue secretaria en el juzgado que tenía como titular al padre del acusado.

Datos

El mismo imputado fue quien, luego de la formulación de los cargos, tomó el micrófono y sin dejar de reconocer las acusaciones que pesan en su contra, habló de “una enfermedad” (adicción por consumo de sustancias psicoactivas) que no le permite tener una relación acorde.
Dijo que “no recuerda” haber privado de su libertad a Bustelo y le pidió disculpas a la joven, con quien buscó contacto visual toda la mañana. Sobre esta “enfermedad” se apoyó la defensa para caracterizar de “tóxica”, “enfermiza” y “signada por las adicciones”, la relación entre ambos jóvenes, tal como caracterizó el abogado Juan Luis Vincenty.
“La lectura que tengo que hacer de lo que escuché hoy es que invocamos la condición de adicto y podemos emprenderla contra todas las mujeres”, retrucó Velasco.
“De ese jovencito compungido vemos un joven que empezó a pronunciar por debajo palabras, que miró en tono desafiante, hoy se llevó un cheque en blanco. Ahora la responsabilidad es pura y exclusivamente de la magistrada”, sentenció.
A la salida de la audiencia, Carolina Bustelo prefirió el silencio y entre lágrimas hizo saber su disconformidad y dolor. El acusado también prefirió no hacer declaraciones públicas.

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