El orgullo de la hija de “Perico”: “Me dio otro ejemplo”

Leonor afirmó que el gesto de su padre de devolver el dinero de una colecta “lo pinta como es”. Maquinchao elogia al peon rural.

“Estoy muy orgullosa de mi papá…. creo que me dio otro ejemplo que lo pinta como es”, señaló orgullosa Leonor Lipiante, la única hija de Atilio “Perico” Lipiante, quien devolvió parte del dinero que los vecinos de Maquinchao habían donado para que pudiera viajar a Roca, donde tenía a su madre internada.

Esta buena acción de “Perico”, un peón rural que se ha ganado la admiración y el cariño de mucha gente luego de que trascendiera la noticia, no solo enorgulleció a su única hija, sino a una comunidad Maquinchao que no deja de sorprenderse y hablar del tema. Quienes lo conocen, admiten que “Perico” proviene de una familia muy humilde, pero la vez muy trabajadora y honrada. Y trata, a través de sus acciones, de inculcarle estos valores a sus allegados.

Leonor, a quienes sus amigas y compañeras de la escuela le dicen “leo” o “norita” se muestra como una persona de pocas palabras, con una gran educación y valores muy fuertes.

Contó a “Río Negro” que cuando trasladaron a su abuela Antonia Cañunguir a Roca para operarla de la cadera, su papá “Perico” se preocupó mucho. Entonces lo acompaño a la radio –FM La Voz del Sur- donde siempre realizan campañas solidarias, para pedirle propietario de la emisora Sebastián Elías que lo ayude, porque quería conseguir dinero para comprar la prótesis, a pesar que se había gestionado ante el PAMI.

También necesitaba dinero para viajar y para la estadía en Roca. En dos horas de una campaña radial se lograron reunir juntaron $13.576 para que “Perico”. Al regresó de Roca, el hombre se acercó a la radio y devolvió $10.510 que le sobraron.

“Somos una familia muy humilde. Yo estoy en la residencia, porque como mi mamá no sabe leer, mi papá pasa mucho tiempo trabajando en el campo y no tengo en casa a nadie que me ayude a estudiar…. Por eso me quedo acá. Las profes me ayudan mucho…. y ahora con lo que hizo mi papá me felicitaron y hasta una de las profes recibió un mensaje de una amiga que tiene en Viedma hablándole de mi papá. Fue relindo…. me gustó mucho y me deja una enseñanza”, afirma.

La joven tiene 19 años y cursa el 4 año en el CEM 57. Durante los fines de semana divide su tiempo visitando y ayudando a su mamá en algunas tareas del hogar y trámites y también a su abuela que permanece en el hogar “Larga Estadía” de la localidad.

Silvina Frías, la directora de la Residencia Femenina de Nivel Medio, la describió como una “excelente” persona. “El año pasado fue elegida como la mejor compañera. Es una gran chica que ha aprendido mucho de los valores que tiene su papá. Su papá Atilio es una persona analfabeta, pero con una gran sabiduría y sentido común que hacen a una persona de bien. Y Leonor ha heredado mucho de eso”, sentenció la docente.

“El año pasado fue elegida como la mejor compañera. Es una gran chica que ha aprendido mucho de los valores que tiene su papá”.

Silvina Frías, docente de Leonor, hija de “Perico”.

Datos

“El año pasado fue elegida como la mejor compañera. Es una gran chica que ha aprendido mucho de los valores que tiene su papá”.

El peón de campo Atilio Lipiante, más conocido como “Perico”, es el hombre de quien más se habla hoy en Maquinchao, a partir de un gesto honesto que tendría que ser natural pero que en estos tiempos parece una rareza.

Su madre sufrió un accidente días atrás en Maquinchao. Se quebró la cadera, y debía ser trasladada a Roca para una operación. “Perico”, que trabaja en un campo a 60 kilómetros del pueblo y apenas sabe escribir su nombre, fue a pedir ayuda a través de la FM “La voz del sur”. Explicó que no tenía dinero para el viaje y la estadía en el Valle.

Foto Andrés Maripe

Tras una campaña solidaria reunieron 13.500 pesos. Perico partió con su madre a Roca, la operación fue exitosa, volvieron a Maquinchao y el lunes pasado el peón reapareció por la FM a devolver 10.500 pesos que le habían sobrado. Allí aprovechó el micrófono para agradecer la ayuda de la comunidad. Y le explicó al locutor: “Mamá salió bien y se está recuperando, pero como me sobró plata y la estuve cuidando porque no es mía, se la quiero devolver… Algún otro puede necesitarla”.

Foto Andrés Maripe

“Descuenteme el día”

Atilio “Perico” Lipiante es un peón que trabaja en el campo lanero “Don Horacio”, de los hermanos Martín e Ignacio Apestegui, ubicado a 60 kilómetros al sur de Maquinchao.

Menudo, de piel oscura, ronda los 45 años y es muy difícil entenderle lo que habla, pese a que es bien locuaz cuando se suelta. Don Rubio, el encargado del campo, es su compañero y con quien comparte sus historias. Los dos llevan el manejo de las 5.000 ovejas y 500 vacas, moviéndolas de un cuadro a otro para que no les falte el pasto.

“Es pura honestidad”, dijo ayer Martín, al definirlo en tres palabras. Y contó que las veces que Atilio se queda en Maquinchao y tarda en regresar al campo, lo llama y le pide que le descuente el día del salario.

Foto Andrés Maripe

Un experto en el arreo de las ovejas

“Río Negro” conoció a “Perico” hace poco más de un mes, al realizar una crónica sobre la vida de los esquiladores. Allí, por afuera del galón, andaba de a caballo, bien temprano, arreando las ovejas hasta el corral.

Un gesto quizás alcance para definir al peón de quien hoy todos hablan.

Cuando la estancia Maquinchao se dividió y los hermanos Apestegui se quedaron con uno de los campos, también se decidió a dónde irían los peones. “Perico” quiso pasar a trabajar con ellos, según relató Martín. Y tras la aceptación, pidió una reunión para plantear cuáles iban a ser sus condiciones. Una bolsa de papa, otra de cebolla y un bolsón de yerba cada 4 meses. Eso fue todo lo que les exigió “Perico”.


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