Luces y sombras del Parque Industrial de Viedma

Un informe revela que funcionan 45 locales, la mayoría son depósitos, con 481 empleados.

Luces y sombras del Parque Industrial de Viedma

Un modelo de desarrollo con cierta sustentabilidad y varias asignaturas pendientes definen en la actualidad la situación del parque industrial, el pequeño cinturón económico de esta capital.

El primer aspecto surge de un inédito relevamiento sobre su estructura orgánica funcional encargado por el municipio capitalino al Centro Regional Universitario de la Universidad Nacional del Comahue (Unco).

El objetivo de este análisis coyuntural del uso de la capacidad instalada apunta a transitar un proyecto común que permita enriquecer tanto a los empresarios radicados allí, a funcionarios y técnicos de organismos gubernamentales para que identifiquen elementos de interés que pueda brindar la encuesta para sus tareas, y a los expertos de la realidad económico y social para que puedan conocer las posibilidades de información que otorga el relevamiento para sus respectivos planes de investigación.

El operativo identificó 45 locales de los cuales el 62% son unidades auxiliares (depósitos) y el resto locales productivos con una antigüedad promedio en la actividades de 15,2 años.

En los locales trabajan 481 personas de las cuales más de la mitad son técnicos, cerca de un tercio no completó la escuela secundaria y un 15% son profesionales. Del personal ocupado que hace mención el informe de la UNCo, el 60% son asalariados, el 15% perciben remuneraciones en calidad de monotributistas y el resto son propietarios o socios.

El 34% de las empresas declararon la realización de actividades de investigación y desarrollo. Algo más de la mitad de éstas lo hicieron con recursos propios y el resto contrataron los servicios a terceros. Por su parte, una empresa declaró poseer una sección especial dedicada a esas tareas.

Con respecto a actividades de innovación tecnológica, la investigación destaca que casi todas las empresas hicieron adquisiciones de maquinarias para mejorar el proceso productivo durante los últimos dos años. Por su parte, el 71% incorporó herramientas informáticas con el mismo propósito, el 20% financió actividades de capacitación, un 29% invirtió recursos propios o contratados para el desarrollo de productos y el 16% lo hizo para diseño de “packaging”.

El supervisor Pablo Tagliani (UNCo), explicó que el trabajo permitió “observar a través de los datos un satisfactorio nivel de ocupación, hay empresas activas y tienen un sustantivo nivel de emprendedores locales con un radio de acción que solamente, en el nivel de intercambio comercial, es el mercado local”.

Aclaró que un segundo informe dará nuevos indicadores económicos de “corto plazo” y que si bien hay un “entusiasmo” por invertir y mejorar la calidad de los productos, en la actualidad “son dependientes indirectos de que el Estado pague el salario a los consumidores”.

Otros aspectos del complejo muestran una realidad poco halagüeña. Días atrás, los usuarios sufrieron un corte de servicios de comunicación que recién fue reparado cuando se hicieron las pertinentes denuncias, una buena porción de las calles enripiadas no poseen mantenimiento, el gobierno provincial trazó un cordón cuneta que funciona como un pequeño dique anegando terrenos, hay firmas que no pueden hacer el tratamiento de efluentes al no existir un volcado cloacal, y un prometido acueducto lleva inactivo desde hace por lo menos cuatro años. Este panorama se pudo conocer merced a la observación que hacen quienes trabajan allí.


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