Los dos hermanos cipoleños que producen gin, una de las bebidas más ricas del país

Montaron una hermosa destilería de gin en pleno corazón de Buenos Aires. Los visitamos y hablamos con ellos.

Los dos hermanos cipoleños que producen gin, una de las bebidas más ricas del país

Montaron una hermosa destilería de gin en pleno corazón de Buenos Aires. Los visitamos y hablamos con ellos.

Durante toda la entrevista sonó de fondo Charly García.

Caporale, la mascota del lugar durmió sobre el sillón y cuando nos íbamos tiró un par de trucos dignos de perro Jedi de videíto de YouTube como excusándose por tan larga siesta. Quiero mencionarlo en esta nota porque se ganó mi corazón.

Estamos en pleno Belgrano y en Buenos Aires no sabemos si el verano de San Juan o el calentamiento global son quienes arrojan un guiño cálido sobre las primeras muecas del invierno en los últimos días de junio.

Franco y Bruno Moretti son hermanos, cipoleños ambos. Artistas. Están hace más de veinte años en Capital Federal. El año pasado montaron la primera destilería independiente de la ciudad y han logrado un gin que va en meteórico ascenso.

Bienvenidos al maravilloso mundo de los Moretti, los alambiques de cobre y acero y los 13 botánicos.

“El año pasado se nos ocurrió hacer whisky y llegamos a un nivel de obsesión psiquiátrica alrededor de los métodos de destilación y comenzamos a buscarle la vuelta por ese lado. Hablábamos mucho, estudiábamos, nos mandábamos videos de YouTube a las 4 de la mañana y el otro respondía desde su casa porque no podía dormirse tampoco. Necesitábamos destilar”.

Bruno es el mayor de los Moretti. Tiene 39 años y es ingeniero.

“Compramos un alambique por eBay, desde ahí fue todo cierto. Cuando entrás un alambique en la aduana te miran raro, piensan que vas a fabricar metanfetamina. Fue una forma de dejar de gastar dinero en bebidas y ponernos nosotros a elaborarlas. De buscarle la parte interesante a la producción”.

Franco tiene 36, es doctor en biología molecular. “Cuando te gusta todo sale más fácil. Le ponés pilas. Podríamos haber hecho cualquier otra cosa. En un momento íbamos a hacer un taller de instrumentos de madera con parches de madera y después decanto en esto. Nos mueve el entusiasmo”.

Ninguno de los dos sabía destilar pero sus perfiles profesionales ayudaron a comprender ciertas cosas de manera más fácil, como en el momento que tuvieron que hacer un método científico para realizar las pruebas que obviamente no fueron al azar sino que meticulosamente fueron haciéndose, modificando variables de a una. Piano piano…

Bruno mientras ordena unos frascos con muestras dispara: “Logramos armar un archivo, una hoja de cálculo Excel que a partir de todas esas pruebas te marca las variables y te canta que cantidad de botellas van a salir, los tamaños, que falta agregarle para llegar a la graduación ideal y hasta el costo. Y es todo posta”.

La destilería Moretti se armó en un departamento interno con un patio y una planta donde se destila y hacemos esta nota. Desde el principio tuvieron que hacer varias reformas y arreglos. Ambos a pulmón metiéndole mucho laburo y reciclando muchos materiales lograron armar un sitio muy bonito y seguro. Elaboran 20 botellas por día. En breve saltarán a 180, incorporando nuevos alambiques.

“Nuestros mercados son los bares y las vinotecas”, cuenta Franco. “Tenemos muy buena llegada con los bartenders. Fue una construcción de la relación, comenzaron a venir a la destilería, nos visitan mucho, luego nos invitan a sus bares”.

Buenos Aires Gin es su verdadero nombre y es excelente. Buena nariz, buena boca, buen alcohol.

Bruno cuenta que la receta fue variando: “ahora vamos por la receta número 20, comenzamos a comercializar en la receta 16, al toque la reemplazamos por la 17 al toque por la 18 y enseguida por la 19. De la 19 hicimos 20 lotes. Y recién, hace diez días reemplazamos la 19 por la 20”.

Para comprender un poco el entramado aromático del gin nada mejor que un muestrario divino que se armaron los Moretti. Descriptores olfativos, pequeñas máquinas del tiempo que hurgan en la memoria sensitiva de quienes meten el naso en esos pedazos de magia.

Bruno invita a levantar cualquier frasco: “se dividen en botánicos secos tal cual como uno los compra; y por otro lado las esencias que es lo que conseguimos destilando cada uno de los botánicos. Hicimos un macerado de cada uno, ese macerado lo destilamos y esta acá. Vos agarrás cardamomo y tenés el destilado de cardamomo, enebro, lavanda, coriandro. De cada botánico tenemos su destilado independiente”.

Recorro los frascos, encuentro en los recovecos del olfato momentos de mi vida, me agrada ser testigo de esta maravillosa alquimia, los Moretti son obreros de los sentidos.

“Cuando destilás se separan algunos sabores y algunos no. Y por ende avanza el proceso y no es lo mismo lo que sale al principio que luego y para lograr los botánicos tenés que hacerlos uno por uno porque tienen diferentes buenos momentos y si los mezclas te perdés de agarrarlos por separado”, cuenta Franco. “El gin no tiene ABC, tiene AB, que es enebro y coriandro, cuando descubrimos el coriandro tuvimos una revelación. El enebro está muy disociado de todo lo demás, el coriandro lo unifica todo”.

En la búsqueda fueron guiados por algunos bartenders. En la receta del gin 16 encontraron todo. Corría diciembre de 2016 y para fin de año tenían todo vendido.

Además del gin, elaboran Moonshine50, que es un alcohol neutro como un vodka pero proviene del maíz exclusivamente, se asemeja más a un bourbon sin añejar, sin barrica.

En Estados Unidos, España y Suecia se está consumiendo mucho. En sitios con historia de bebidas fuertes.

Bruno agrega: “Es un momento interesante de mayor información de bebidas, pero no es el momento ideal comercialmente hablando. Está complicado el panorama. Por un lado, nos cuesta importar un alambique. Hoy pagamos 15 mil pesos de impuestos por entrar una olla. Solo de impuestos. Por otro lado esta abierta la importación con bebidas alcohólicas que están súper baratas y con las que tenemos que competir. El tipo que hace esto en EE.UU. no tuvo que pagar las 15 lucas de impuestos ni esperar los 5 meses a que le lleguen las botellas”.

Cae la tarde sobre Buenos Aires y nos despedimos no sin antes probar una bandeja de vinilos del padre de ambos, rescatada de las garras del tiempo. Entre alcoholes y edificios la destilería Moretti maneja la alquimia con mucha garra. No es fácil hacer un buen Gin. Moretti ya forma parte de las ricas bebidas argentinas.

+ info: http://www.destileriamoretti.com


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