El país celebra el aporte de la inmigración

Horacio García*


Nqn – Dia del inmigrante – Juan Thomes

La Argentina entregó desde el 2016 más de 805.000 radicaciones a extranjeros, cifra que nos ubica al tope de América Latina en cuanto al otorgamiento de residencias, cumpliendo así con los lineamientos dispuestos por el ministro Rogelio Frigerio para la Dirección Nacional de Migraciones.

Este panorama positivo -que llama la atención internacional en un mundo con más de 250 millones de migrantes- es así porque el gobierno nacional considera que la inmigración es una herramienta para el progreso nacional, porque el inmigrante contribuye con su esfuerzo al desarrollo.

Mientras la prensa del planeta cuenta sobre situaciones a veces hasta trágicas que reclaman la atención de los gobiernos, pero sobre todo respuestas; en nuestro país podemos celebrar el Día del Inmigrante, como cada 4 de septiembre, porque la Nación representa un caso particular que llama la atención por varios aspectos que suelen merecer el reconocimiento y el elogio en la materia.

Por ejemplo, en diciembre pasado firmamos en Marruecos el Pacto Mundial Pacto Mundial para la Migración propuesto por la ONU, porque la Argentina adhiere al concepto de gestionar una migración segura, ordenada y regular.

A la vez, en términos de posicionamiento humanitario, se han valorado a nivel global las decisiones gubernamentales en cuanto a la atención, recepción y facilitación de trámites hacia los afectados por la guerra en Siria, la diáspora venezolana, los damnificados de la devastación haitiana y quienes solicitan asilo por medio de la Comisión Nacional para Refugiados (Conare).

firmamos en Marruecos el Pacto Mundial Pacto Mundial para la Migración propuesto por la ONU, porque la Argentina adhiere al concepto de gestionar una migración segura, ordenada y regular.

Sin dudas, otra política pública positiva es la promoción de la regularidad migratoria de los extranjeros en todo el territorio para que se encuentren incluidos en la sociedad con sus derechos y obligaciones. Así se evita la vulnerabilidad que puede implicar riesgo de tráfico o trata, explotación laboral o trabajo esclavo o pagar sumas abusivas por un alojamiento, entre otras secuelas.

Y lo más importante es que todo esto nos permite pensar en el futuro, pensar la inmigración con un criterio demográfico poblacional que sea favorable para el inmigrante y para el país.

La buena noticia es que ya comienzan a verse los primeros logros de acciones destinadas a contribuir a la inserción social del extranjero mediante el programa de orientación de flujos migratorios. Se trata de conocer las demandas laborales insatisfechas en las provincias y las aspiraciones de los inmigrantes por sus formaciones o profesiones u oficios. Por supuesto, que son también opciones de trabajo disponibles para los argentinos.

En los medios periodísticos provinciales se informa sobre ofertas laborales sectoriales y la inserción de inmigrantes en muchos puestos de trabajo, sobre todo a partir de la llegada de médicos e ingenieros venezolanos, hoy por hoy el principal contingente migratorio en cifras.

Fuimos, somos y seremos un país de inmigrantes… y esto merece festejarse.

*Director nacional de Migraciones, Ministerio del Interior, Obras Públicas y Vivienda


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