Luis Ortega busca devolver valores a la gente

Sin dejar la experimentación, Luis Ortega finalizó el rodaje de "Monobloc", un filme algo más convencional que su ópera prima, pero en el que no abandona los temas que lo obsesionan.

BUENOS AIRES, (Télam).- Luis Ortega, joven cineasta que debutó como director de largometrajes con «Caja negra», acaba de completar el rodaje de «Monobloc», que se basó en un guión de la actriz Carolina Fal y donde Graciela Borges, Rita Cortese, Evangelina Salazar y la misma Fal asumieron los principales papeles.

Definido por Ortega como «un paso más en el camino hacia la trascendencia del verosímil realista», «Monobloc» es, explicó su realizador, «la historia de las últimas tres mujeres del mundo, que esperan la muerte de una de ellas, sin ninguna respuesta. Lo alarmante es que en ellas no hay ningún signo que muestre que la humanidad pudo resolver sus problemas más graves».

En esta nueva película -la primera que filma dentro de los parámetros de un cine más profesional, pero no por eso menos personal e independiente-, Ortega retomó «un camino que en cada paso tiende a revelar una intuición que es siempre la misma. Es una sensación que tengo sobre por dónde va todo esto que es la existencia y en qué termina».

Esa sensación persistente, que al igual que ocurría en «Caja negra» tiene que ver con la muerte y con las dificultades de comunicación entre la gente, se manifiesta en Ortega como «una señal que me dice por dónde ir. Y lo que creo que hay al final de eso es la muerte, pero en un sentido revelador, no trágico, como un espejo de la vida».

En base a un guión de Carolina Fal, Ortega construyó un mundo extraño, vacío, en el que no hay agua ni animales ni ningún otro ser más que las tres protagonistas (Fal, Borges y Cortese) y un personaje «perdido en el tiempo», una suerte de espectro que fue encarnado por Evangelina Salazar, su madre, en su reaparición en el cine después de 25 años.

«Mi objetivo es ser una señal para otros. De alguna manera, 'Monobloc' tiene una moral sobre lo que es el buen trato básico entre la gente y sobre un sentido más o menos común de la libertad y sobre lo que significa este período corto que es el pasaje por la vida», señaló el realizador, que considera a la vida como un tránsito hacia la muerte.

Ortega volvió a indagar en «esa incapacidad de llegar al otro francamente. De alguna manera -afirmó-, acá, en el filme, esa incapacidad está más encubierta por el texto, porque los personajes hablan y parecen comunicados. En 'Caja negra' había un abismo entre los individuos, pero a través de ese silencio había más comunicación que acá, donde las palabras son únicamente puentes ilusorios».

«En esta película los personajes son más mezquinos con la vida. Están más atentos a no ser heridos y a obtener la misma cantidad de atención o de amor de los otros», explicó el director, y señaló que «así ellas parecen más comunes, pero habitan un mundo mucho más extraño».

Con respecto al extrañamiento que se propuso generar para trascender los límites de verosimilitud impuestos por el cine realista y sus convenciones, Ortega practicó una estrategia ortodoxa: trabajó de manera convencional, con una narración entendible, para que la gente pueda recibir la película sin obstáculos.

«La idea es que se produzca una implosión dentro de la gente y que no se den cuenta de la magnitud de las imágenes que están viendo. Pero con el tiempo van a empezar a sucederles cosas, van a sentir algo así como un efecto narcótico, como un droga que empieza a funcionar con el tiempo, sin que ellos se den cuenta», explicó.

La intención de Ortega es que los espectadores de su nueva película «se pongan al día con todo lo que esta sociedad y esta forma de vida les fueron quitando».

«La película es la oportunidad para reencontrarse con lo que perdieron como personas, todo lo que vale la pena vivir», añadió el director.

La trascendencia en «Monobloc» también está buscada desde la imagen -a cargo del iluminador teatral Jorge Pastorino, que hace su debut en cine-, ya que estuvo trabajada de manera pictórica, con fondos proyectados sobre telas, y en base a un estilo de luz «religiosa» creada hace algunos siglos por genios de la pintura como fueron Caravaggio y Rembrandt.

«Busco trascender las barreras del verosímil y poder ir más allá del sentido común, más allá del cuerpo».

«En ese sentido, el cine es una de las armas más fuertes para indagar en el misterio del tiempo y el espacio, y para poder observarlo al margen de la vida, que es lo que a la gente se le hace tan difícil por estar tan automatizada», concluyó Ortega.

Más muerte e incomunicación

Mientras trabaja en la terminación de «Monobloc», su segundo largometraje, el cineasta Luis Ortega está escribiendo el guión de «Recuerdos desde mi muerte», título provisorio de una nueva película que completará una trilogía sobre la muerte y la incomunicación que comenzó hace algunos años con «Caja negra».

Además, Ortega espera con ansiedad que su amigo y «consultor permanente» Fernando Noy, poeta y cronista del under porteño, termine de escribir un diario de filmación que comenzó durante el rodaje de «Monobloc» y que también registrará, desde su óptica personalísima, las etapas de posproducción y sonido de la película.

«Mi próxima película está narrada desde la eternidad», señaló Ortega con respecto a «Recuerdos desde mi muerte», título inspirado en el nombre de un proyecto del poeta francés Charles Baudelaire, que finalmente no escribió, pero que pensaba llamar «Memorias de mi vida muerto».

«Lo que sucede en el guión no está contado desde este mundo sino desde la eternidad, un lugar donde no existen parámetros ni límites ni palabras ni tiempo. Mi idea es tratar de acercarme más a la realidad a través de este supuesto surrealismo», adelantó el cineasta.

Para Ortega, este nuevo filme le dará la oportunidad de llegar aún más lejos en su deseo de «que no existan filtros para contar lo que uno quiere contar. Eso lo voy a lograr mucho mejor en esta película porque está contada desde un lugar que no tiene límites», señaló.

«La película intentará acercar más la vida a ese lugar sin límites ni restricciones. Desde ese lugar, que es la eternidad, este mundo en el que vivimos pasa a ser como un encierro muy grande y eso el personaje central lo padece mucho», agregó el realizador. (Télam)


Formá parte de nuestra comunidad de lectores

Más de un siglo comprometidos con nuestra comunidad. Elegí la mejor información, análisis y entretenimiento, desde la Patagonia para todo el país.

Quiero mi suscripción

Comentarios