Una viajera de Roca cuenta sus días en Barcelona

Hace dos años la roquense Jimena Remón dejó todo para salir a recorrer el mundo pero la pandemia la detuvo. Desde Barcelona trazó las rutas de sus viajes y relató cómo se vive, en estos días, el rebrote de coronavirus y la aparición de la nueva cepa en España.

Ella eligió “el mundo” como lugar de residencia. Hace dos años Jimena Remón dejó su departamento lleno de lujos en Neuquén, cargó pocas cosas en una mochila y voló hacia Europa, a las calles de países diferentes, a buscar nuevas experiencias, pero la pandemia la detuvo en Barcelona. Desde allí, cuenta sus aventuras y relata como se vive el rebrote de coronavirus y la aparición de la nueva cepa en el viejo mundo.

Jimena nació en General Roca donde vivió hasta los 18 años que se fue a Mendoza a estudiar Recursos Humanos. Luego consiguió trabajo en Neuquén y vivió allí por 7 años. Se desempeñaba con éxito en una conocida consultora de empleo, pero un día “tuvo la fortuna” de que la despidieran.

“Cobré la indemnización, desarmé el departamento que tenía súper lindo y salí a viajar. Mi idea era darle la vuelta al mundo. Estuve 8 meses viajando por Europa y Marruecos. En noviembre del año pasado me vine a hacer un voluntariado a un centro cultural de Barcelona y después seguí por Europa del Este en enero febrero.

El Templo Expiatorio de la Sagrada Familia

Luego consiguió un trabajo en el norte de España, en el Camino de Santiago, en el medio de la nada, pero la pandemia llegó para cambiar los planes. Decidió volver al centro cultural de Barcelona, donde pasó la cuarentena conviviendo con 15 voluntarios de diferentes partes del mundo, en una experiencia que califica como hermosa.

En noviembre comenzó a buscar un trabajo. Tiene papeles españoles, lo que a ayudó a conseguir primero, en el cuidado de niños y ahora en un call center.

“No quería nada relacionado con mi profesión, recibo llamadas, me voy a mi casa, no tengo problemas de estrés, no pienso cosas del trabajo fuera del trabajo, gano bien, me alcanza para ahorrar”, dice.

El miércoles las playas de Barcelona estaban solitarias en un día frío.

Jimena habla mientras recorre la ciudad en su bicicleta en busca de un departamento para alquilar. Cuenta que el día está frío porque está nevando cerca y cree que la temperatura no supera las 2 grados. La voz tranquila relata que es día de reyes, una jornada festiva, por lo que hay pocas personas en las calles y al otro día cerrarán de nuevo los negocios de Barcelona y no se podrá salir del municipio. Para contener los contagios de covid, solo quedarán abiertos supermercados, farmacias y los negocios esenciales.

“Se relajó mucho, ando bastante y la gente anda como si nada. Todos con las mascarillas, pero relajados”, dice. Vienen de un verano movido. En las playas del Mediterráneo los bares, los boliches, todos los comercios relacionados a la vida nocturna estaban cerrados.

“Fue un verano totalmente atípico para Barcelona, tan conocida por su vida nocturna, pero se hacían muchas fiestas en la playa y en los espacios públicos. Después del verano que comenzó la segunda ola. Los bares y restoranes cerraron, luego abrieron hasta las 10 de la noche y volvieron a cerrar”, cuenta.

Sus ojos por las calles

La argentina se sube al metro, al bus y escucha a la gente con mucha preocupación. La nueva cepa del coronavirus detectada en el Reino Unido circula por España entre personas sin vínculo epidemiológico con ese país. Así lo revelan los análisis genéticos realizados por la Fundación Fisabio de la Comunidad Valenciana, que encontraron las mismas mutaciones en muestras tomadas hace dos semanas.

“Viajar por el mundo hace que te explote la cabeza en muchos sentidos. Conocer otras culturas, otra gente tan diferente”.

Jimena Remón

El director de la Organización Mundial de la Salud, Hans Kluge dijo hace unos días que Europa debe “hacer más, ante una situación alarmante creada por la circulación en la región de una nueva variante más contagiosa del coronavirus”. El 60% de los españoles cree que se deberían haber tomado medidas más estrictas.

Antes de la pandemia en Leipzig, Alemania.

“Están atentos a la cantidad de camas que hay, los noticiero son alarmistas, están preocupados por la eficacia de la vacuna, sobre todo la gente de más edad”, afirma y se despide por ese día.

Al día siguiente Jimena sale del call center y continúa con el relato. Cuenta que ya está todo cerrado. En el audio se escucha un señor que le pregunta dónde hay un lugar para comprar tabaco, cuando retoma dice que “las calles están vacías, la gente no está contenta, pero se entiende. Lo que me preocupa quienes quedan en sus casas sin trabajar”.

Mientras avanza en la tarde fría hace un balance de su tiempo presente. Dice que salir al mundo le abrió la cabeza. Descubrió que puede vivir con lo que entra en una mochila, cuando estaba atada a lo material. Aprendió a vivir sin prejuicio, conoció gente diferente, lugares.

Conociendo el pueblo de su abuelo

El viaje a Marruecos la movilizó hasta en la fibra más sensible y no todo fue color de rosa. No sintió miedo, pero decidió volver antes de tiempo porque la agobiaba la intensidad con que la gente quería brindarle ayuda. “Cada vez que salía a la calle tenía 4 o 5 hombres encima queriendo ayudar. En ese momento no pude con eso, pero voy a volver”, dice.

En España

27%
de la población sufrió la pérdida de algún conocido por Covid, mientras que un 8,6% perdió a un amigo y un 7,3% a algún familiar.

Conocer el pueblo de su abuelo fue movilizante. “Mi abuelo se fue de Logroño, la zona vitivinícola del norte de España. El contaba historias y poder ponerle ojos a eso fue increíble. Era un pueblo de 4 mil habitantes, vi un galpón de frutas en el que estaba mi apellido. Caminaba por las calles conectada por videollamada con mi mamá y del otro lado ella lloraba”, recuerda y se emociona.

Se enamoró de Alemania, y volvió varias veces. Había planificado trabajar en el albergue, recuperar dinero y en octubre se iría a Asia para pasar año nuevo en Tokio, para recorrer Japón, Corea, Laos, el sudeste asiático. No va a poder seguir sus rutas por lo pronto, pero no duda que volverá a viajar.

“Quiero tomar el tren Transiberiano para recorrer Rusia, hacer la Ruta de la Seda, y también Latinoamérica”, sostiene que sin dudas los lugares los hace la gente. En los audios se sienten los pasos mientras camina y se detiene a encender un cigarrillo que se le apagó de pronto. Allá se fuma armado, “no hay en donde comprar atados”, concluye y sigue su camino.


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