Extranjeros en la cordillera de Río Negro: una presencia que se consolidó este siglo

La compra de tierras por parte de extranjeros en una zona con nula infraestructura, bellezas naturales únicas, y recursos hídricos y minerales en abundancia comenzó cuando el siglo pasado terminaba y se consolidó en la última década con la aparición de capitales de las monarquías del mundo árabe.

La compra de lo que ahora es la estancia Lago Escondido, símbolo de la impunidad política y económica, marcó el inicio de una historia con intermediarios y funcionarios que se repiten. Y que zafan de las condenas por complicidades judiciales.

El río Manso es el límite sur del parque nacional Nahuel Huapi. Del otro lado, la vegetación, los cerros, los lagos y los ríos no tienen grandes diferencias, salvo la jurisdicción (es la provincia de Río Negro) y la zonificación.

El oeste de la Ruta Nacional 40 reina el británico con domicilio en las Bahamas Joseph Lewis en una propiedad que rodea el lago Escondido y al que no se puede acceder más que por el aire o un camino de alta montaña.

Pero del otro lado de la ruta, en una zona que más al norte es estepa, hay cerros, valles y nacientes de ríos de una riqueza difícil de calcular. Cotos de caza exclusivos, centros de esquí para un puñado de visitantes y estancias se extienden en ese territorio sin rutas públicas ni accesos señalizados.

El qatarí Abdulhadi Mana A Sh Al-Haj es dueño de Baguales Acquisitions SA, una sociedad en la que figura el extenista Gastón Gaudio, creada para explotar un centro de esquí con pistas sin tratar, sin medios de elevación y refugios de altísima gama. Ya consiguió autorización para utilizar agua de los ríos en la generación de electricidad.

Matar Suhail al Yabhuni Al Dhaheri es de Abu Dabi, uno de los emiratos que componen Emiratos Árabes Unidos. La periodista Susana Lara escribió en El Cohete a la Luna que es dueño de decenas de miles de hectáreas en la naciente del río Chubut.

La zona, que tiene una proximidad con la frontera con Chile que encendería alarmas en (casi) todo el mundo, se ha transformado en un enclave de capitales extranjeros y una presencia soberana del Estado argentino que brilla por su ausencia.


La compra de tierras por parte de extranjeros en una zona con nula infraestructura, bellezas naturales únicas, y recursos hídricos y minerales en abundancia comenzó cuando el siglo pasado terminaba y se consolidó en la última década con la aparición de capitales de las monarquías del mundo árabe.

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