Consenso en un país conflictivo

El panorama político nacional está haciéndose cada vez más desconcertante por motivos que, en principio, no tienen relación alguna con las propuestas de los candidatos presidenciales mejor ubicados o de los equipos que los acompañan. No hay conflictos ideológicos genuinos entre los tres candidatos principales a suceder a Cristina Fernández de Kirchner en la presidencia. Por el contrario, quienes tienen posibilidades reales de convencer al electorado de que le convendría entregarles las llaves de la Casa Rosada, Daniel Scioli, Mauricio Macri y Sergio Massa, se asemejan tanto que podrían militar en el mismo partido político. Todos son centristas moderados que dan a entender que, en el caso de triunfar, apoyarían al sector privado y procurarían combatir la inflación sin emprender un “ajuste” dolorosísimo. Puede que Macri sea un poco más “liberal” que sus dos rivales, pero es sólo una cuestión de matices, ya que en el fondo comparten el mismo ideario. De todos modos, conforme a las encuestas de opinión, en su conjunto los tres podrían obtener casi el 80% de los votos en las elecciones previstas para octubre. Sin embargo, a pesar del consenso aparente así reflejado, se prevé que las fases próximas de la campaña sean muy agitadas debido no al “narcisismo de las pequeñas diferencias” al que aludía Sigmund Freud sino a la preocupación evidente por su propio futuro de los kirchneristas salientes, encabezados por Cristina. En otras circunstancias, el que un candidato oficialista parezca estar en condiciones de triunfar a pesar de que la economía del país se haya precipitado en una crisis de la cual le costará mucho sustraerse sería motivo de gran satisfacción para los líderes de un gobierno que está preparándose para despedirse, pero sucede que Cristina no quiere que Scioli represente el “proyecto” kirchnerista aun cuando sepa que cualquier alternativa sería repudiada por una mayoría abrumadora del electorado. Lo lógico sería que la campaña electoral que está en marcha desde hace varios meses nos diera una serie de debates intensos acerca de los muchos problemas que el país afrontará en los años venideros. Además de recibir de las manos de Cristina una “herencia” socioeconómica y política sumamente complicada, el próximo gobierno tendrá que enfrentar una multitud de desafíos ocasionados por lo que está sucediendo en el resto del mundo, lo que hará aún más difícil la tarea que le espera. Por desgracia, todo hace pensar que ya pertenece a la historia el gran boom de los commodities que tanto nos benefició. Fue desatado por el crecimiento explosivo de China que, en un lapso extraordinariamente breve, se transformó de un país paupérrimo marginado del comercio internacional en un consumidor insaciable de materias primas importadas, pero al enfriarse abruptamente la economía china, los precios de bienes agrícolas y recursos naturales, comenzando con el petróleo, han caído mucho en los meses últimos. Puede que estén por encontrar un piso que, por fortuna, sería más alto que en otras épocas, pero para los acostumbrados a una situación que nos era insólitamente favorable, adaptarse a una más “normal” no será del todo fácil. Asimismo, parece más que probable que, luego de algunos años de debilidad relativa, el dólar norteamericano vuelva a ser una moneda fuerte, lo que, entre otras cosas, significaría una reducción sustancial de las inversiones extranjeras en la mayoría de los países calificados de emergentes. Para aquellos optimistas que confiaban en que el fin del ciclo kirchnerista se vería seguido por una carrera entre los ricos del mundo para aprovechar las oportunidades brindadas por una Argentina presuntamente más racional, se trata de una muy mala noticia. Algunos países emergentes, como Brasil y Rusia, ya están en graves apuros debido a los cambios que están registrándose, pero en nuestro país temas como los supuestos por la muerte sospechosa del fiscal Alberto Nisman, los esfuerzos oficiales por “democratizar” la Justicia y los servicios de inteligencia reclutando una legión de “militantes” apenas presentables, y desde luego las vicisitudes personales de los precandidatos presidenciales y sus aliados respectivos, han distraído la atención de la ciudadanía de los problemas estructurales que, a la larga, incidirán mucho más en la evolución del país.

Fundado el 1º de mayo de 1912 por Fernando Emilio Rajneri Registro de la Propiedad Intelectual Nº 5.196.592 Director: Julio Rajneri Codirectora: Nélida Rajneri de Gamba Vicedirector: Aleardo F. Laría Rajneri Editor responsable: Ítalo Pisani Es una publicación propiedad de Editorial Río Negro SA – Martes 24 de marzo de 2015


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