A fuerza de memoria…
carlostorrengo@hotmail.com

El sociólogo y economista Juan Llach profesa una “vieja pasión” por la Patagonia, que se refleja en su intensa y significativa tarea intelectual. Desde ese amor, discrepa con las reflexiones que sobre este atrapante espacio argentino formuló en 1996 el pensador francés Jean Baudrillard. Según éste, “detrás de la fantasía de la Patagonia está el recurso- mito de la desaparición, hundirse en la desolación del fin del mundo. Presiento que la Patagonia es la desolación de las desolaciones. No se trata de una fantasía estrictamente personal. Sé de mucha gente en Europa que piensa como yo sobre la Patagonia: una región de exilio, un lugar de desterritorialización, una especie de Triángulo de las Bermudas”….
En 1997, vía un libro imprescindible para incursionar sobre la economía argentina, Juan Llach recoge el guante (1). Parte preguntándose: “¿Será verdad esta sobrecogedora fantasía europea en su asimilación poética de la Patagonia y el Triángulo de las Bermudas ya anticipado por Darwin y su “Tierra maldita”? “Pienso que no” – se responde Llach – “y que más bien podemos encontrar en ellas algunas de las ‘puntas de la madeja’ para desarrollar racionalmente la Patagonia”.
Llach se extiende en una serie de propuestas tendientes a potenciar la Patagonia. Argumenta desde el convencimiento que “todas las regiones de la Argentina requieren una acción de los poderes públicos, inteligente y por completo distintas de las del pasado. Pero el caso más revelador de esa necesidad sea, precisamente el de la Patagonia”. La constante en sus reflexiones es la racionalidad.
Y recuerda entonces, que “los sistemas de promoción que sucesivamente se usaron, costaron mucho y dejaron poco”.
Y es en ese trayecto aparece el complejo de Sierra Grande. El “increíble caso de Sierrra Grande”. Núcleo expresivo sin igual, durante por los menos tres décadas, del desmadre de recursos estatales que se fueron por la canaleta sin dejar nada más que tiempos mejores por llegar, pero que nunca llegaron.
Ahora, recuerdos de Sierra Grande, forjados desde el periodismo y a través de los años. A fuerza de memoria. Carretes de hilvanar. Pero quizá valederos.
Una mañana de comienzos de los ‘90, dos periodistas pasaban frente a la puerta del mítico Cavanagh ( Plaza San Martín) residencia por décadas de José Martínez de Hoz. Justo salía el exministro de Economía del régimen militar.
– Doctor, tiene que hacer otra edición de sus memorias… Hablar de los dolores de cabeza que le traía Fabricaciones Militares y Sierra Grande, le dijo uno de los periodistas.
– ¿Y usted las leyó?- preguntó con el suave estilo sin gestos que lo caracterizó…
– Sí, se quedó corto…
– Bueno, tomo la sugerencia… ya veremos, ya veremos. Gracias
Pero no hubo otra edición. Y se debería bucear en la historia de aquella tormentosa relación del equipo económico y Fabricaciones Militares, vector ideológico del proyecto Sierra Grande. Aquel poderoso ministro de Economía jamás pudo conocer ni los presupuestos ni cómo manejaba sus inmensos recursos Fabricaciones Militares. Una estructura de intereses que recuerda al “Complejo Militar – Industrial” de los EE.UU. que denunciara el general Eisenhower. Madejas de intereses destinados a mantener grupos de poder que operaban en función de fantasías de nacionalismos guerreros. Operaciones no ajenas a intereses – claro – personales y de amplias franjas de burocracias estatales y empresas privadas. Eso fue, en mucho, el complejo de Sierra Grande durante años.
Los mandos de Fabricaciones Militares (FM)se irritaban con la idea de austeridad fiscal de Martínez de Hoz y su secretario de Hacienda Juan Aleman, un hombre que cuestionó incluso las inversiones realizadas por el Estado para el Mundial ‘78.
Y cuando el equipo económico insinuaba curiosidad por los números de FM, el fruncido de ceño y “cara de guerra”, lo lideraba el general Urricarriet. Ingeniero militar y al mando de aquel poder. Y corría a quejarse al dictador Jorge Rafael Videla quien, con su clásico estilo patéticamente más insinuante que directo, hablaba con el ministro…
Luego, ucranianos, japoneses, chinos y sus promesas…
– Doctor… en fin, usted sabe…

Un dato que revela la magnitud de Fabricaciones Militares. Al momento del golpe del ’76, tenía bajo su férula más de 400 empresas. Producía en tanques TAM, vehículos blindados y artillados. Cañones, fusiles. Y cuando fierro fuera necesario en eventuales guerras por llegar. Pero también tenía en su poder fábricas de bicicletas e incluso de preservativos. Cocinas. Cacerolas. Tenedores, potencialmente útiles para el combate cuerpo a cuerpo. Muchas de esas fábricas estaban cerradas, pero habían llegado a manos del poder militar vía la manía peronista de estatizar empresas quebradas.
Y FM seguía con el jolgorio que imprimía el manejo sin control de recursos públicos. Su hijo pródigo: Sierra Grande. Beneficiado con millones y millones de dólares. Y un Estado rionegrino que ayudaba a erigir un espacio urbano que no tardaría de pasar de ser una ciudad orgullosa de su crecimiento demográfico a un caserío con postigones azotados a ritmo wagneriano.
En fin, tanto para recordar de aquella Sierra Grande.
Como aquella huelga dura, de más de un mes de duración, que paralizó al complejo. Octubre-noviembre de 1975. Mineros dispuestos a todo. Entre los dirigentes, un radical antiperonista. De larga trayectoria en La Plata como dirigente de la FUA en el segundo régimen de Juan Perón: el “Perro” Costa Álvarez. Huelga dura. Y huelguistas enojados con la cobertura de RÍO NEGRO. Tan enojados que una mañana de barricadas barridas por el viento secuestraron al enviado del diario, el periodista González Herrero; un fotógrafo, quizá Juan Villarroel, y al inolvidable chofer de este medio, Manolo Comolai. Y a punta de Colt 38, les hicieron comer chorizos crudos. Pero una madrugada de noviembre, dos C 130 aterrizaron en la pista de Sierra Grande. A la carrera y furiosos, al mando del general Catuzzi llegaron militares del V Cuerpo -que venía del Operativo Independencia, Tucumán. Y la huelga comenzó a ser historia.

El país, rumbo al golpe del ‘76. En Roca, un médico trascendente en la vida de la ciudad, llamó al periodista.
– Tengo dos fusiles Máuser y unos revólveres. Me los dejaron unos muchachos de la huelga de Sierra Grande ¿Qué hago?
– Tiralos al río, boludo…
Y los tiró en Paso Córdoba.
Y el “Perro” Costa Álvarez ya estaba disparando rumbo cualquier parte. Terminó en Viedma, donde otro radical lo acercó a Patagones en el baúl de un Chevy. Le dio unos mangos y le dijo: “No vuelvas”. Y el “Perro” se perdió, pero luego dejó de perderse. Semanas después del golpe, apareció en Viedma y marchó a Sierra Grande. Como si nada hubiese sucedido.
Claro, lo pescaron. Y por dos años tuvo como domicilio la cárcel de Rawson.
(1) “Otro siglo, otra Argentina”, Juan Llach, pags. 299 – 300, Ed. Ariel Sociedad Económica, Bs As ,1997
Algunos hitos en una historia de auge, caída, luchas y decepciones
• 1945: Manuel Reinero Novillo descubre los yacimientos de Hierro.
• Los ricos yacimientos permanecen inexplotados hasta 1969, cuando se constituye Hipasam (integrada por Fabricaciones Militares, el Banco Nacional de Desarrollo y una porción minoritaria , 4%, de la provincia de Río Negro). El BID le otorgó un crédito de 150 millones de dólares .
• Entre 1972 y1991 la mina produjo 13.000.000 de toneladas de hierro y 6.407.981 de toneladas de pellets, con destino casi exclusivo de Somisa, la siderúrgica estatal, generando entre 1.350 y 1.480 empleos.
• La mina tambien representó casi el 12% de los subsidios del Tesoro Nacional al complejo militar-industrial. El exministro de Economía Juan Aleman estima que Hipasam insumió unos 1.000 millones de dólares de las arcas estatales.
• 1973: primer gran huelga por adjudicación de viviendas y mejoras en la condiciones de trabajo.
1975: segunda huelga en Hipasam. Termina con represión, detenciones y desapariciones de obreros, más de 400 despidos.
• 1989: El candidato peronista a la presidencia Carlos Menem promete que en Sierra Grande comenzará la “Revolución productiva” del país.
• 1992: El presidente Carlos Menem decide cerrar el complejo, que pasó de 1.300 a 800 trabajadores y finalmente a 117.
• 1993: Nación transfiere sin cargo la mina a la provincia de Río Negro, bajo la denominación de Hiparsa. Fallidos proyectos de turismo minero, reconversión pesquera y construcción de una cárcel en Sierra Grande.
• 1998: Se anuncia la concesión de una Zona Franca en Punta Colorada, a la firma Carriere Dhainaut s.A. con promesas de inversión de us$ 7.000.000 en infraestrcutura, que finalmente no prospera.
• 2005: se anuncia la reanudación de la actividad minera a cargo de firmas de capitales chinos.
• 2006: Primer embarque de hierro a China.
• 2016: La firma MCC anuncia el fin de sus actividades y el despido de operarios.
• 2017: Se anuncia el proyecto de construir una central nuclear con capitales extranjeros en las cercanías de Sierra Grande, pero la oposición de buena parte de la población rionegrina, por razones ambientales, obliga al gobernador Alberto Weretilneck a archivar el proyecto.
• 2021: Se anuncia el proyecto de la firma australiana Fortescue Future Industries (FFI) para invertir unos 8.000 millones de dólares en diez años para construir una planta de hidrógeno verde en la zona de Sierra Grande, con la creación de unos 15.000 puestos directos de trabajo.
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