“¿A quién representan?”
Pareciera ser que nuestros representantes, y quisiera enfatizar la palabra nuestros, puesto que fue el pueblo quien los votó, es el pueblo el que aporta para sus gastos (no pocos por cierto) y su tarea es ser funcionarios del Estado… Como decía, pareciera ser que se encuentran siempre entre dos disyuntivas: una, ser serviles a los mandatos partidarios cuando de algún tema político les corresponde legislar y, otra, cuando la cuestión pasa por temas sociales, éticos o morales; en estos casos, esos partidos les dan a ellos la “libertad de conciencia” para votar y cada uno lo hace como mejor que le parece, conforme a su experiencia personal, su idiosincrasia, cultura, etcétera. Yo me pregunto: si en un caso obedecen a la línea política y en otro caso siguen sus propios instintos, ¿en que momento reflejan la opinión y la necesidad de la sociedad? Esto lo planteo ante el tratamiento de la ley de matrimonio homosexual, lo cual ya es una incongruencia, pues matrimonio por definición es la unión de un hombre y una mujer; la ley de aborto no punible, la cual es un avance más hacia la precariedad social y moral a la que nos vamos dirigiendo. Me parece que estos temas deben ser tratados y escuchados por nuestros representantes desde las diferentes posturas, sin dejarse presionar por ideologías progresistas que nos arrastran a un desastre como sociedad. No será ésta la primera vez en la historia en que comunidades y culturas fueron desapareciendo por dar “libertad” a los actos más aberrantes, sin comprender que libertad viene de la mano de límites, de leyes justas, de marcos referenciales. (¿Qué pasaría si todos nos amparamos en la “libertad” para manejar nuestro auto como se nos diera la gana?). ¿Acaso puede una sociedad sobrevivir si tomamos como legal el hecho de que la madre “asesine” a su propio hijo?, ¿puede una sociedad sobrevivir en donde las parejas son del mismo sexo, impidiendo de esta forma la reproducción natural de la raza humana, trastocando la formación integral de la persona-niño que necesita el modelo de padre y madre para su sano desarrollo, para tener solo un modelo madre-madre o padre-padre? No podemos controlar ni imponer las conductas individuales, cada uno que haga lo quiera, pero nuestros legisladores tienen que velar para que el asesinato siga siendo asesinato, que el matrimonio siga siendo matrimonio. Creo que esto es el deseo de una gran mayoría, esa mayoría que tal vez colocó su voto, paga sus impuestos y que sentimos no ser escuchados ni representados por muchos de nuestros diputados y senadores. ¿Por qué estos temas no se determinan en un plebiscito? Me parece que la respuesta es obvia, saldría a la luz la voluntad de la mayoría de los argentinos en contraposición a una minoría que sólo piensa en beneficios personales y destrucción de la base fundamental de nuestra sociedad, la familia. Señores senadores, en sus manos poseen mucho más que una ley a ser aprobada. Tienen en sus manos los destinos de nuestra sociedad como hasta hoy la conocemos y, si ustedes deciden ser parte de la destrucción de la misma, no les quepa la menor duda de que Dios y la Patria se los demandarán. “¡Ay de los que a lo malo dicen bueno y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce y lo dulce por amargo!”. Gustavo Marcel, DNI 17.673.559 Neuquén
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