A redescubrir el Bosque Tallado con nieve en El Bolsón

Tras las primeras nevadas, la naturaleza y arte se fusionan en este museo al aire libre con 60 esculturas en el cerro Piltriquitrón.

Con la nieve las figuras talladas en madera en el bosque del cerro Piltriquitrón, a unos 1.400 metros de altura, se transforman, toman otros perfiles y hasta parecen nuevos diseños. Es como estar en un paseo totalmente distinto al que se conoce en verano.

Las primeras nevadas que llegaron en el otoño a las montañas que rodean a El Bolsón permitieron redescubrir un circuito encantado donde se fusiona la naturaleza y el arte.

2.250 msnm es la altura total del cerro Piltriquitrón, un cordón montañoso que parece el telón de fondo de El Bolsón. Foto: Alfredo Leiva.

El Bosque Tallado es como transitar un museo al aire libre. A cada paso surge una silueta reconocible, un hada, un duende, una mujer mapuche, una serpiente emplumada, manos en diversas posiciones y otras figuras que suman 60 obras de arte tallada en madera.

El circuito está ubicado en la ladera del cerro Piltriquitrón que sufrió dos incendios voraces en la década del ’80. Años después, un grupo de escultores motorizados por Marcelo López realizó un primer encuentro para tallar la madera afectada por el fuego y se sucedieron nuevos encuentros que sumaron cada vez más figuras hasta llegar a las 60 que hoy tiene este paseo.

150 pesos es el valor del bono de acceso al circuito del bosque. Los residentes de la Comarca Andina no pagan. Foto: Alfredo Leiva.

“Hace unos años el municipio concesionó el circuito, luego de que se quemó una cabaña que era de la Asociación de Escultores, y se recuperó el paseo, en el que nos encargamos de limpiar el bosque, el sendero, señalizar”, contó a RÍO NEGRO Martín Cosgaya, uno de los responsables de este “museo a cielo abierto” que se sumó al proyecto de Ramiro Yaser, Néstor Velázquez Chatruc y Ariel Hermosilla que se hicieron cargo de la concesión, que hoy tiene un parador que ofrece tortas fritas calientes e infusiones a los caminantes que llegan con el último aliento tras el esforzado ascenso.

El último encuentro de escultores se realizó en noviembre de 2019 cuando se incorporaron 4 nuevas figuras. Esperan este año poder repetir la actividad.

El circuito es corto pero puede extenderse por mucho tiempo si se aprecia con detenimiento cada obra, que está perfectamente identificada con título y autor.

Ahora con la nieve, hay obras casi ocultas de manera parcial, por eso se redescubren figuras nuevas emerger como “El grito de la tierra”, una de las emblemáticas esculturas con los puños cerrados en alto, que el invierno pasado llegó a tener solo las manos al descubierto por la cantidad de nieve que cayó en la zona.

Carpintero en pleno trabajo. Foto: Alfredo Leiva.

El silencio del bosque sorprende y cada tanto suele desentonar y maravilla algún pájaro carpintero cuyo golpe constante en los troncos de árboles vivos parece resonar con más fuerza que lo habitual.

Para llegar hasta acá, se puede acceder en auto por unos 11 kilómetros desde la ruta 40, en la subida al cerro Piltriquitrón, hasta la plataforma. Desde el centro de la ciudad son unos 13 kilómetros en total.

El camino -que atraviesa una propiedad privada- es sinuoso y con un desnivel importante, por eso desde hace algunas semanas la nieve ya sorprende en el último tercio del trayecto pero está apto para transitar con vehículos livianos.

A100 metros del Bosque Tallado está el refugio del cerro Foto: Alfredo Leiva.

Desde la plataforma, donde se encuentra el estacionamiento, comienza un empinado sendero de 1.000 metros que tiene un desnivel profundo, de unos 200 metros hasta el ingreso al Bosque Tallado.



Desde el circuito del Bosque Tallado se abre un camino para ascender hasta el refugio del Piltriquitrón, que pertenece a la cadena de refugios de montaña del Club Andino de la ciudad.

El sendero está perfectamente marcado aunque con nieve se torna complejo transitarlo, sobre todo en la bajada. Tiene un desnivel importante pero el trayecto es corto, son solo 100 metros más arriba del bosque.

Arte y naturaleza. Foto: Alfredo Leiva.

El refugio tiene capacidad limitada por los protocolos del coronavirus pero si hay lugar es un ambiente para tomar algo caliente y recuperar energías para el descenso.

La vista es imponente con el poblado a los pies y el cordón montañoso de la Cordillera de los Andes al otro lado. De espaldas, a modo de cortina, el Piltriquitrón tiene sus paredes rocosas altas, hasta donde los más experimentados se atreven a llegar.


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